El turismo ignora la crisis financiera y se afirma como la única actividad importante que tendrá un fuerte crecimiento en Brasil, en medio al estancamiento de la economía.
Se prevé que el turismo crezca 25 por ciento este año, estimó Goaci Alves Guimaraes, presidente de la Asociación Brasileña de Agencias de Viajes (ABAV). Una situación opuesta a la de la industria, que sigue despidiendo sus trabajadores ante la baja demanda.
Mientras, el producto interno bruto (PIB) del país no crecerá más que 0,7 por ciento, según la última proyección del Instituto de Investigación Económica Aplicada, órgano del Ministerio de Planificación.
Para el próximo año, en que el propio gobierno prevé una caída del PIB de uno por ciento, tras el alza de intereses y las medidas fiscales impuestas por la crisis financiera, la ABAV no admite retroceso en su sector.
"Habrá más gente viajando", aseguró Guimaraes, aunque la facturación total quedará estabilizada por rebajas en los pasajes aéreos.
La intensa competencia entre las compañías de aviación, con oferta de descuentos de hasta 60 por ciento en los pasajes reservados con mucha antelación, fue uno de los factores de la expansión del turismo interno en Brasil este año.
La cantidad de pasajeros en los aviones nacionales aumentó cerca de 50 por ciento en los últimos cuatro años en Brasil, impulsada por la moneda estable. Este año se prevé que alcance 17 millones, estimulada por el abaratamiento de los pasajes.
Algunos millones de brasileños, acostumbrados a largos viajes por ómnibus en las malas carreteras nacionales, están volando por primera vez.
Además, se prevé que Brasil reciba a 3,1 millones de turistas extranjeros este año, una cifra pequeña en relación con los más de 600 millones del flujo mundial, pero que crece siete por ciento al año.
El sector turístico emplea en Brasil a seis millones de personas y representó 5,5 por ciento del PIB o 45.000 millones de dólres el año pasado, según la estatal Empresa Brasileña de Turismo.
Según la ABAV, esa participación en la economía nacional ya será de 7,8 por ciento este año, o 63.000 millones de dólares.
Las buenas perspectivas ofrecidas por la actividad, contrastando con las dificultades generales en la economía nacional, se reflejan en la enseñanza universitaria.
Este año, por primera vez, cursos de turismo presentan la mayor demanda relativa en varias universidades brasileñas. Más de 1.800 estudiantes se inscribieron en las pruebas de selección para ese curso en la Universidad de Sao Paulo, la más importante del país.
Como el cupo es de solo 25, son más de 71 candidatos por cada lugar en el curso, superando carreras tradicionalmente más buscadas, como medicina y derecho, y otras de mayor demanda reciente, como periodismo y publicidad.
Nuevas escuelas y cursos de turismo y hotelería se diseminan por el país, ante la presión de la demanda. Se calcula que la oferta crecerá casi 10 por ciento el próximo año, acogiendo a 15.200 estudiantes.
Ese es uno de los sectores prioritarios para el gobierno brasileño, pues genera muchos empleos con rapidez. Las inversiones no se interrumpieron en la actual crisis, a juzgar por los numerosos hoteles en construcción en las grandes ciudades y áreas turísticas del país.
La actividad abre la posibilidad de redención para el nordeste de Brasil, la región más pobre del país, donde el desarrollo turístico se intensificó en los últimos años, con una fuerte inversión en la infraestructura.
La estabilización monetaria, acompañada por la apertura del mercado, también contribuye al fortalecimiento de la actividad al atraer a muchos empresarios e inversionistas extranjeros.
El turismo de negocios atrae un tercio de los visitantes extranjeros a Brasil y es lo que más crece en las grandes ciudades. En Brasilia llega a representar 70 por ciento de las visitas. (FIN/IPS/mo/mj/if/98
