Los cinco chilenos y los dos argentinos presos en Brasil por el secuestro de un empresario en 1989 mantuvieron su huelga de hambre, tras la extradición de sus compañeros candienses en la noche del viernes.
Los canadienses David Spencer y Christine Lamont viajaron esta madrugada de regreso a su país, tras casi nueve años de prisión en Sao Paulo, para cumplir el resto de su condena en una cárcel de Vancouver.
En Canadá solicitarán libertad condicional por haber cumplido un tercio de la sentencia que los condenó a 28 años de prisión. La condena se cumple según las leyes brasileñas, por el acuerdo firmado entre Brasil y Canadá a principios de este año para transferencia de presos.
Los dos canadienses integraban, junto con los cinco chilenos, los dos argentinos y un brasileño, el grupo que secuestró en diciembre de 1989 al empresario Abilio Diniz, dueño de la red de supermercados Pan de Azúcar, por cuya liberación pidieron 30 millones de dólares.
Los secuestradores estaban vinculados al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile y buscaban recaudar fondos para la guerrilla en El Salvador. La operación fracasó y a los seis días la policía detuvo a todos, tras haber descubierto el local donde mantenían al empresario.
Un movimiento de familiares, especialmente de los canadienses, en favor de la liberación o alguna forma de reducir la condena a 26 y 28 años de cárcel, creció en sus países de origen y ganó la adhesión de muchos brasileños, organizados en un Comité contra la Prisión y la Persecución Política en Brasil.
En este año se intensificó la campaña, reclamando la extradición de los extranjeros y un indulto al único brasileño. Una huelga de hambre en abril duró 15 días y aceleró la sanción, por el presidente Fernando Henrique Cardoso, del acuerdo com Canadá por la transferencia recíproca de presos.
Los 10 presos iniciaron el lunes una nueva huelga de hambre. El gobierno anunció el jueves la extradición de la pareja canadiense a su país de origen, concretada la noche del viernes. Los dos dejaron Brasil tras perder más de tres kilogramos de peso cada uno.
Algunos de los que quedan en prisión ya perdieron cinco kilogramos, según sus familiares y abogados. La expatriación de los cinco chilenos y dos argentinos depende de la ratificación, por el Congreso brasileño, de acuerdos similares de transferencia de presos com Argentina y Chile.
El brasileño Raimundo Roselio Costa Freire sólo podrá beneficiarse por un indulto o por las normas penales brasileñas, que disponen la prisión semiabierta, que permite ausentarse de la cárcel durante el día, y luego la libertad condicional, tras cumplir una parte de la condena, por buen comportamiento.
Los presos y el movimiento de solidaridad argumentan que se trata de presos políticos, ya que el objetivo del secuestro era apoyar la lucha guerrilera en El Salvador. La justicia y el gobierno brasileños rechazaron la tesis.
La policía brasileña sospecha que el grupo, o algunos de sus miembros, participó también algunos años antes en el secuestro del banquero Luis Beltrán Martínez, por cuyo rescate se pagó cuatro millones de dólares.
Estas operaciones ocurrieron en un momento en que proliferaban en Brasil los secuestros cometidos por bandas criminales y el narcotráfico.
Los movimientos guerrilleros que se alzaron en el país contra el régimen militar entre 1968 y 1973 sólo practicaron secuestros de diplomáticos extranjeros, para liberar presos políticos. (FIN/IPS/mo/ag/ip-hd/98
