El negocio inmobiliario entró con fuerza en Cuba, donde veraneantes extranjeros podrán comprar propiedades compartidas de condominios y habitaciones de lujo en los principales centros turísticos de la isla del Caribe.
Canadienses, europeos, japoneses y cualquiera que no sea ciudadano de Estados Unidos o cubano que vive en Cuba tendrán la oportunidad de contar con una habitación o una casa para pasar sus vacaciones frente al mar.
La concesión, primera de su tipo del gobierno socialista de Fidel Castro, sucedió tras cinco años de conversaciones entre la compañía inmobiliaria canadiense Cuban Canadian Resorts International, y el grupo hotelero cubano Gran Caribe.
La empresa mixta cubano-canadiense Cuban Club Resorts invertirá 250 millones de dólares en 10 años para la creación de 2.000 habitaciones en complejos habitacionales, viviendas y hoteles de lujo.
La inversión es la mayor hecha hasta ahora por capitales canadienses en el sector turístico cubano y la segunda detrás del consorcio Sherritt International que interviene en el níquel, el petróleo y otros sectores de la minería y la agricultura.
Fuentes oficiales canadienses aseguran que el año pasado el intercambio comercial entre Cuba y Canadá alcanzó 500 millones de dólares y que las inversiones crecieron hasta 650 millones. Se espera que el capital canadiense radicado en la isla llegue a 1.000 millones en el 2000.
Cuba abrió sus puertas de forma muy cautelosa al capital extranjero a inicios de esta década como una de las vías más seguras para captar recursos en medio de una severa depresión de su economía.
La Ley para la Inversión Extranjera de 1995 aprobó el arrendamiento o venta de inmuebles a personas naturales no residentes permanentes en Cuba y a personas jurídicas extranjeras y entidades nacionales.
"Las inmobiliarias son negocios provechosos por sus cuatro costados", afirmó este mes Opciones, semanario financiero, comercial y turístico de Cuba.
La publicación aseguró que estas inversiones, de rápida recuperación, reportan dinero fresco para las arcas del país, agilizan los procesos constructivos, benefician la cultura tecnológica y contribuyen a la urbanización de áreas en expansión.
Desde 1996 se han creado 10 empresas mixtas para la inversión inmobiliaria en la construcción, restauración, arrendamiento, venta y administración de edificios para oficinas, viviendas y áreas comerciales.
Las autoridades evalúan otros 50 proyectos en los cuales predomina el desarrollo de complejos de vivienda con fines de venta, reveló Opciones.
El proyecto canadiense se iniciará en marzo con la construcción de un centro de veraneo de lujo de 354 unidades en Santa María del Mar, un balneario situado a unos 20 kilómetros al este de La Habana.
La multipropiedad de vacaciones, conocida también como tiempo compartido, es el derecho a comprar, usar y ocupar un apartamento, villa, suite de un hotel de lujo totalmente amueblada durante cierto número de días cada año.
En el mundo hay cerca de 5.000 complejos de veraneo con tales características y 3,8 millones de propietarios, según estadísticas de la Industria Europea y Mundial de Tiempo Compartido.
Estudios especializados aseguran que la propiedad de viviendas de veraneo es el sector más dinámico de la industria de viajes y de turismo, con 10 por ciento de crecimiento de las ventas en el primer lustro de esta década.
El interés de Cuban Club Resorts es comercializar su oferta en los mercados canadiense y europeo, precisamente los que alimentan el turismo cubano que el pasado año cerró con 1,2 millones de visitantes.
Los canadienses visitan a Cuba más que cualquier otro destino del Caribe. En 1997 retomaron el primer lugar de los mercados emisores con 170.000 vacacionistas y se espera lleguen 250.000 en la actual temporada alta de invierno.
Al mismo tiempo, ejecutivos de la empresa mixta contemplan la posibilidad del mercado de Estados Unidos, incluidos los cubanos radicados en ese país, pudiera pasar a un primer plano de levantarse las sanciones del bloqueo contra la isla.
El negocio complementa otros iniciados en el sector inmobiliario, en 1996, para la construcción y venta de locales para oficinas y apartamentos de lujo en zonas residenciales en expansión de La Habana.
Jorge Mollinedo, vicepresidente de Real Inmobiliario S.A., reveló que esa empresa ya tiene vendidos los 30 apartamentos del Monte Carlo Palace, un complejo de lujo en construcción que debe terminarse en diciembre próximo.
Pero, junto a sus beneficios económicos, las inmobiliarias traerán consigo un serio costo social en un país donde la escasez de vivienda está considerada uno de los peores problemas por la población de más de 11 millones de habitantes.
Mientras los emigrantes cubanos podrán llegar, elegir y comprar, está descartado que los habitantes de la isla tengan acceso a estas propiedades como no tienen el derecho a comprar o vender una vivienda que no sea a través del Estado. (FIN/IPS/da/mj/if/98