La euforia volvió a las bolsas de Brasil esta semana, lo que se reflejó en otras de América Latina, ante buenas noticias internas y externas que abren perspectivas de una tregua o el fin de la crisis financiera internacional.
Con el 1,50 por ciento el viernes, la Bolsa de Sao Paulo, la principal de Brasil, acumuló un alza de 16,56 por ciento en la semana, acompañada por la de Rio de Janeiro, con 1,08 y 17,04 por ciento, respectivamente.
La suma de negocios en Sao Paulo superó en los dos últimos días el promedio usual, alcanzando cerca de 550 millones de dólares cada jornada.
Todos los días fueron de alza esta semana y el índice no subió más al cierre del viernes, según operadores, porque muchos inversionistas tomaron ganancias. En la mañana llegó a elevarse 3,43 por ciento.
La inminencia del acuerdo entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría aportar hasta 40.000 millones de dólares a Brasil, y la aprobación final de la reforma de la previsión social por el parlamento el miércoles devolvieron optimismo al mercado.
Más que la "disparada" de las acciones, el síntoma de vientos favorables fue el flujo positivo de capitales extranjeros el jueves y el viernes, tras dos meses y medio de persistente fuga tanto financiera como bursátil.
Las presiones en el mercado se invirtieron. Ahora los intereses y el dólar son empujados hacia abajo. Los operadores ya consideran posible una rebaja de la tasa de interés del Banco Central a 30 por ciento antes de fin del año, contra 42 por ciento ahora.
El Banco Central compró dólares para mantener la cotización dentro de la banda cambiaria fijada, entre 1,1835 y 1,1955 reales por dólar, en lugar de las ventas masivas ocurridas desde agosto, especialmente en septiembre.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, dijo el jueves que la asistencia financiera a Brasil puede alcanzar 40.000 millones de dólares, alentando al mercado. Anteriormente se hablaba de 30.000 millones de dólares o poco más.
La reforma de la previsión social, aprobada por amplia mayoría, alentó pronósticos de tranquila aprobación de otras medidas del ajuste fiscal anunciado el 28 de octubre por el ministro de Hacienda, Pedro Malán.
El Congreso legislativo deberá votar próximamente el aumento del impuesto a los cheques, de 0,2 a 0,38 por ciento, y de una contribución empresarial para la seguridad social, así como otras fuentes adicionales de ingresos para el gobierno.
Los recortes presupuestales y aumentos de impuestos que suman 23.000 millones de dólares en 1999 son necesarios para la obtención de la ayuda financiera del FMI, el BID, el Banco Mundial y los gobiernos de países ricos.
Asegurar el éxito de ese esfuerzo fiscal es también condición para bajar las tasas de interés, que ponen en graves dificultades al sector productivo brasileño.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores divulgó este viernes datos de octubre que reflejan el desastre económico provocado por la crisis financiera internacional y sus efectos en Brasil.
Las ventas de vehículos cayó el mes pasado 50,75 por ciento en relación a octubre de 1997 y las exportaciones bajaron 49,26 por ciento. La recesión económica se prolongará al primer semestre de 1999, según previsiones generales.
Las bolsas en recuperación y el regreso aún tímido de capitales extranjeros en los últimos díias permitieron algún alivio. Los reflejos se sienten en las bolsas latinoamericanas y de Nueva York, desde septiembre pendientes de la resistencia brasileña al contagio de la crisis.
Solo el tiempo confirmará si se trata solo de una tregua, como evalúan los más cautelosos, o el inicio del círculo virtuoso. (FIN/IPS/mo/mj/if/98