/BOLETIN-INTEGRACION/ ARGENTINA: Plan de desarrollo agrícola favorece a minifundistas

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), un organismo de financiación de las Naciones Unidas, continuará apoyando proyectos de desarrollo destinados a los pequeños productores agrícolas del norte de Argentina.

El FIDA autorizó los recursos para poner en marcha el Programa de Desarrollo Rural de las Provincias del Noreste Argentino (Prodernea), que durante los próximos cinco años beneficiará a más de 10.000 minifundistas de las provincias de Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes, e incluirá a 3500 familias aborígenes.

El Prodernea ofrecerá créditos y servicios técnicos, y los productores tendrán una participación concreta en el diseño y ejecución de los proyectos.

El Programa pondrá énfasis en la integración de los productores para competir en el mercado local y en el regional, en especial con vistas a su inserción en el Mercado Común del Sur (Mercosur).

El FIDA, integrado por 157 países (22 industrializados, 12 exportadores de petróleo y 123 en desarrollo, de los cuales 31 pertenecen a América Latina y el Caribe), avaló un nuevo anteproyecto para llevar adelante un programa de características similares en la Región Noroeste de Argentina.

Al adoptar esa decisión, el "FIDA tuvo en cuenta el exitoso desempeño del Programa de Crédito y Apoyo Técnico para Pequeños Productores Agropecuarios del Noreste Argentino (PNEA)", dijo a IPS Silvia Budrón, de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación de Argentina.

El PNEA fue la primera iniciativa de desarrollo rural impulsada por el gobierno del presidente Carlos Menem que contó con financiación del FIDA.

Desde su comienzo, en 1991, el programa benefició a 7,960 pequeños productores de Corrientes, Formosa y Misiones, que representan el 25 por ciento del total de los minifundistas de esa región.

Las mujeres representaron el 17 por ciento de los productores agrícolas atendidos por el programa.

EL PNEA también contribuyó a modificar la situación de propiedad de la tierra, ya que el número de propietarios rurales pasó de 21 a 44 por ciento.

Ese programa contó con un presupuesto de 25,6 millones de dólares, que se distribuyeron entre la adjudicación de créditos y la asistencia técnica.

EL FIDA aportó 11,9 millones de dólares, las provincias involucradas en el programa 8,7 millones y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los cinco millones restantes.

Budrón destacó que "lo más importante es que esa inversión generó un incremento de la producción de 40 millones de dólares" en la primera etapa del programa, comprendida en el período 1991- 1997.

Por otra parte, el PNEA provocó un aumento del 60 por ciento en el ingreso promedio de los pequeños productores del noreste argentino comprendidos en el programa.

En Argentina hay más de 160.000 minifundistas "con características de pobreza", de los cuales casi el 80 por ciento se concentra las regiones noreste y noroeste, indicó Budrón.

Al margen de los resultados económicos, el PNEA también favoreció la diversificación de la producción de esa región, tradicionalmente concentrada en los cultivos de algodón y tabaco.

A través del programa los productores pudieron ampliar sus actividades con la incorporación de la siembra de frutales, la horticultura bajo cubierta, la ganadería de engorde, la apicultura y algunos procesos agroindustriales.

En cuanto a tecnología, el programa favoreció la adopción del "fertirriego", que combina el riego con la distribución adecuada de fertilizantes, la fertilización orgánica y la cosecha mecánica.

EL PNEA también alentó la organización de los productores, ya que dio lugar a la creación de 1.200 consorcios comerciales.

En la actualidad, unos 3.000 productores negocian conjuntamente su producción a través de sociedades comerciales propias, lo que en el caso del algodón, por ejemplo, les permitió obtener precios que superan en 30 por ciento a los que conseguían por medios tradicionales, antes de la aplicación del PNEA.

"Esto demuestra que cuando el crédito se destina a incorporar mejoras técnicas y actividades rentables de productores con potencial agrícola real se convierte en un instrumento eficaz para el desarrollo", sostuvo Budrón.

"Así lo entendieron las autoridades del FIDA que ratificaron su confianza en la Secretaría de Agricultura y en los gobiernos provinciales, que son los ejecutores directos de los programas, al comprometer un nuevo financiamiento", agregó.

En los 20 años que transcurrieron desde su creación, el FIDA financió unos 500 proyectos en 111 países, con un aporte de casi 6.000 millones de dólares.

Desde 1978, el FIDA aportó 878 millones de dólares para 88 proyectos en 28 países de América Latina y el Caribe. La mayoría de sus recursos provienen de donaciones de países del Norte.

El 95 por ciento de esos recursos se destinan a créditos que son otorgados en condiciones muy favorables, con plazos de reembolso de 15 a 40 años y tasas de interés que varían entre el uno y el siete por ciento, según las posibilidades de cada país beneficiario. (FIN/IPS/va/ag/dv/98

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