Las activistas por los derechos de la mujer presionan en Sri Lanka por un castigo más rápido a los delitos sexuales, mientras las estadísticas revelan un aumento en el número de actos de violencia contra mujeres.
La ola de activismo se produce en medio del escándalo por la violación y el asesinato de una mujer recién casada en Colombo.
Rita John, una joven mujer india que hacía apenas días había llegado al país con su esposo de Sri Lanka, fue violada y muerta en octubre por cuatro hombres en una playa de Colombo.
La policía detuvo a cuatro sospechosos, tres de los cuales fueron luego agredidos en prisión por los reclusos enardecidos debido a la violación. Los hombres fueron hospitalizados y el caso se encuentra en manos de los tribunales, a los cuales les podría llevar años emitir su veredicto.
Las cifras de la policía muestran que el número de violaciones aumentó de 47 a 900 entre 1987 y 1997. Pese a que no hay cifras disponibles para este año, los informes de noticias especulan que los casos aumentarán todavía más.
Los grupos de mujeres manifestantes que tomaron las calles de la capital a fines de octubre preguntaban "¿La muerte de Rita será sólo otra muerte más? y expresaron que "cada mujer violada es una hermana".
Según Sunila Abeysekera, del Grupo Colectivo de Mujeres y Medios, las mujeres ya no están preparadas para esperar que las autoridades impartan justicia. "Queremos concientizar a las autoridades de que no se está haciendo lo suficiente", dijo otra manifestante.
La gráfica de crímenes contra las mujeres -delitos sexuales violentos, incesto y acoso- ha ido creciendo en los últimos años.
Según un estudio realizado en 1993 por la Conferencia del Servicio Público y los Sindicatos Independientes, 81 por ciento de las mujeres fueron acosadas sexualmente en los autobuses.
Mujeres Necesitadas (WIN), una organización no gubernamental que dirige un refugio para víctimas de abusos, afirma que al menos 60 por ciento de las mujeres padece violencia doméstica.
Aunque las cifras de violaciones dadas por la policía son de por sí alarmantes, la portavoz de WIN, Savithri Wijesekera, sostiene que hay cientos más de casos que incluyen a niños y niñas. "Debe haber incontables casos, particularmente de incesto", expresó.
Un informe de 1996 de la Oficina de la Infancia y la Mujer del Departamento de Policía reveló que sólo 25 por ciento de los incidentes de violencia doméstica es reportado a las autoridades.
La pena por violación fue aumentada en 1995: la sentencia mínima es de siete años y la máxima de 20. En el caso de una violación en grupo, de un menor, de una mujer embarazada o con discapacidad física, las sentencias mínima y máxima son de 10 y 20 años.
Además de la pena de prisión, la ley prevé multas y compensaciones obligatorias a la víctima.
Pero la mayor severidad en las leyes contra los agresores sexuales no parece tener ningún efecto sobre la creciente ola de crímenes en el país, y muchos -incluso los jueces y fiscales del estado- culpan de ello a la falta de acción de la policía o la poca investigación de los casos.
La policía arguye que carece del personal necesario y que se los obliga a concentrarse en la situación de seguridad del país, mientras los rebeldes tamiles luchan por la obtención de un estado separado, por lo que es poco el tiempo que le queda a la policía para ocuparse de otros casos.
El subinspector general de la policía, H. M. Kotakadeniya, expresó que su institución necesita al menos otros 10.000 hombres para ocuparse de una creciente ola de crímenes que incluye los delitos contra las mujeres.
"No somos capaces de condenar a los criminales debido a la mala investigación policial", expresó un alto juez de una Corte Superior de Sri Lanka, quien declinó dar su nombre. El abogado Upawansa Yapa opinó que la escasez de policías es una débil excusa contra el crimen.
Afirmó que en la mayoría de los casos el criminal es identificado, pero le lleva un largo tiempo a la policía iniciar una acción, y por consiguiente, el caso es arrastrado en las cortes durante varios años. "Se necesita el esfuerzo combinado de los jueces y los agentes del orden para acelerar el proceso".
Las leyes, sin embargo, no significan nada si no cambia la actitud de los policías, los fiscales y el sistema judicial. A diferencia de otros crímenes, las mujeres violadas son condenadas al ostracismo.
"No se les cree, se les acusa de tener motivos ulteriores y se las somete a cuestionarios degradantes con un tono a menudo pornográfico", escribe El Ojo del Gato, el seudónimo de una columnista del periódico "Island".
Gran parte de la escalada de violencia contra las mujeres se atribuye a la facilidad con que se consiguen drogas y alcohol y a la presencia de material pornográfico, incluso en la televisión o en el cine.
Pero los activistas por los derechos de la mujer afirman que esas son sólo razones coadyuvantes.
Subrayan más bien el hecho de que la sociedad no ha logrado poner a la mujer en un pie de igualdad con el hombre y la continua explotación de la mujer, incluso dentro del seno familiar, lo que ha incrementado su vulnerabilidad hacia los crímenes sexuales. (FIN/IPS/tra-en/fs/an/mv-ml/hd-ip/98