Los adolescentes ingresaron a las estadísticas del sida sin que los programas de salud y la aplicación de otros derechos contemplaran esa realidad. Por eso, el Día Mundial del Sida, el 1 de diciembre, se dedicará a la juventud.
La Organización Mundial de Salud (OMS) llama a un esfuerzo conjunto contra la alarmante expansión del virus del sida en la población de 10 a 24 años, ya que cada minuto se contagian cinco jóvenes en el mundo.
La campaña busca asegurar los derechos que protegen la salud y el desarrollo de los adolescentes, a los que según la OMS se les debe protegerlos de coacción al sexo, estupro y otras formas de explotación.
El derecho a la enseñanza, salud y empleo debe extenderse también a la no discriminación por el sida o la práctica sexual. Tal como los adultos, los adolescentes tienen derecho a la información y acceso a los servicios que permitan protección contra el sida.
Brasil se integra a la movilización internacional. El ministro de Salud, José Serra, anunció que se dará prioridad a los adolescentes y a las mujeres en las próximas campañas oficiales.
En el estado de Río Grande del Sur esa prioridad será más acentuada, porque por primera vez el número de mujeres afectadas por el sida superó al de los varones en el grupo de 15 a 19 años.
El informe epidemiológico de la Secretaria de Salud y Medio Ambiente local registró 17 nuevos casos femeninos frente a 13 masculinos en esa franja de edad, entre enero y junio, lo que se atribuye en parte a que las mujeres son más susceptibles al contagio durante la relación sexual.
Otro factor es que como en las mujeres las enfermedades sexualmente transmisibles (DST) no presentan señales visibles como en los varones, ocurre un retraso en el tratamiento. La incidencia de DST es un indicador de sexo no seguro e ignorarla aumenta los riesgos de contagio.
Por temor, vergüenza o dificultad de acceso a los servicios médicos, las adolescentes son más afectadas por esa reticencia en la búsqueda de tratamiento.
Un estudio del Centro Internacional de Investigación sobre Mujeres apunta que una cuarta parte de las adolescentes brasileñas afirma haber tenido su primera relación sexual antes de los 13 años.
En Brasil, como en muchos otros países, la sexualidad precoz está vinculada a la prostitución forzada o al abuso sexual, situaciones que las hacen más vulnerables al sida.
La educación sanitaria debe incluir diálogo, recomendó la médica Geralda Rigotti, de la Secretaria de Salud. "La información tiene que manejar sentimentos y emociones, no asustar, amenazar o reprimir", involucrando a todos en la educación sexual, no sólo a la escuela y los amigos.
Un estudio con 2.510 jóvenes de 12 a 19 años en escuelas de Pelotas, una ciudad mediana del sur del país, reveló alto nivel de información, pero el psicoterapeuta Jorge Beria, coordinador del estudio, puntualizó que "sólo el conocimiento no modifica comportamientos".
Un cambio exige una labor permanente con los componentes emocionales y culturales típicos de la edad, concluyó el especialista. El adolescente es un curioso atrevido y se siente inalcanzable por enfermedades y la muerte.
Muchos niños nacen infectados porque sus madres desconocen que son portadoras del sida y el creciente embarazo precoz agrava el problema.
El tratamiento también tiene sus fallas. La alcaldía de Porto Alegre, capital del estado de Río Grande del Sur, ofrece programas para niños y adultos, pero no cuenta con ninguno especial para adolescentes, aunque las jóvenes avancen en las estadísticas.
La falta de apoyo familiar, de centros de referencia en tratamiento y de educación continuada dificultan acercarse a los jóvenes, indicó el ginecólogo Regis Kreitchmann, del Centro Municipal de DST/SIDA de Porto Alegre, que asiste a 90 embarazadas con el virus del sida, 20 de las cuales adolescentes.
"Los servicios de salud deben de estar preparados para recibir adolescentes y ayudarlos a tener conciencia sobre la importancia de usar medicamentos", añdió Kreitchmann.
Los datos de la OMS apuntan la necesidad de definir con urgencia nuevas estrategias para hacer frente a esa realidad. Por lo menos un tercio de las 30 millones de personas portadoras del virus del sida tiene entre 10 y 24 años.
La estimación es que cada año aparecen 2,6 millones de nuevos casos solamente entre los jóvenes. Eso responde a dos factores importantes: la población joven está aumentando y cerca de 85 por ciento vive en países en desarrollo, donde la enfermedad avanza más rapidamente. (FIN/IPS/cg/ag/he/98