Activistas presentes en la cumbre franco- africana que se realiza en esta capital estiman que Francia no logrará los objetivos que se plantea en la reunión si no aclara sus operaciones militares secretas en Africa, en especial en la República Democrática de Zaire (RDC).
La cumbre, una reunión "informal" que se celebra aproximadamente cada dos años desde 1973, convocó en su presente edición a líderes y delegados de 49 países africanos, entre los que se destacaba el presidente de la RDC, Laurent-Desiré Kabila.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) presentes en la cumbre exigen que el gobierno francés informe al parlamento los acuerdos militares que se suscriban entre Francia y las naciones africanas y que instituya un mecanismo para que los legisladores supervisen las actividades de los servicios secretos franceses.
"El tipo de relaciones que Francia mantuvo con Africa engendró redes clandestinas sobre las cuales no hubo ningún control y han servido de apoyo, incluso, a regímenes dictatoriales. Eso explica la inseguridad en Africa", afirmó Maryline Ramackers, del grupo de presión Actuar Aquí.
El grupo Actuar Aquí, activistas asociados con la ONG Sobrevida y otros 15 grupos, piden enfrentar esos problemas históricos y tornar transparentes esos viejos lazos ocultos.
Las ONG solicitan, además, que Francia se abstenga de usar mercenarios y grupos militares privados para intervenir en conflictos en Africa, y que no permita el paso de armas ilegales por Francia, en su camino al continente africano.
Se espera que la presente cumbre preste especial atención a la creciente crisis de la RDC. La crisis iniciada en esa nación afecta hoy a media docena de países del sur y el centro de Africa.
La RDC es escenario de una guerra devastadora, alentada por distintas naciones extranjeras cuyo interés se centra en los enormes yacimientos de diamantes existentes en el subsuelo del país.
Cuando obtuvo el poder en 1997, Kabila condenó duramente el apoyo que Francia había dado a su antecesor, Mobutu Sese Seko. Los países intervinientes em el conflicto de la RDC se encuentran en París, así como también los líderes de otros dos países en conflicto, Etiopía y Eritrea.
"Esperamos que, como resultado de esta cumbre, el gobierno francés contribuya a la restauración de la paz, la democracia y el respeto de los derechos humanos en Africa', explicó Ramackers.
Las ONG protestaron contra el secreto que protege a los acuerdos de defensa suscriptos por Francia con ocho países africanos, y a los acuerdos de cooperación militar y asistencia técnica con 23 otros países.
Las organizaciones adujeron que esos pactos preservan regímenes antidemocráticos y permiten a Francia interferir, en su propio provecho, en asuntos africanos.
"La información sobre esos acuerdos permitiría el control político y evitaría que Francia se involucre en acciones dudosas o que apoye a regímenes no respetuosos de los derechos humanos. El control político del servicio secreto es necesario para evitar errores del pasado", dijo la declaración conjunta de los grupos.
Los servicios secretos franceses desempeñaron un papel central en el mantenimiento de dictaduras en Africa, afirman las ONG. Su carácter clandestino les permitió intervenir en numerosos países, influyendo en las elecciones y aumentando hostilidades.
Estados Unidos cuenta con una comisión en el Congreso para vigilar las actividades de la CIA. Gran Bretaña, cuyo servicio secreto fue acusado de intervenir en la reciente crisis de Sierra Leona, tiene una comisión parlamentaria de Seguridad e Inteligencia, integrada por todos los partidos.
Esas comisiones libran una batalla constante para obtener la información que necesitan de los servicios secretos.
En Francia, las relaciones exteriores siguen siendo responsabilidad del presidente y su ministro de Relaciones Exteriores. El parlamento es mantenido, tradicionalmente, a buena distancia de la política internacional.
Francia, al igual que Gran Bretaña, abandonó la intervención militar directa en Africa. Los gobiernos y las corporaciones que operan en eel continente se valen ahora de los servicios de firmas de seguridad privada, que contratan a mercenarios bajo diferentes denominaciones.
"El peligro con esos grupos es que no están interesados en establecer la paz. Quieren réditos, y para ello necesitan un mercado. Su mercado es la guerra", afirmó Ramackers.
Las ONG también citaron el tráfico de armas de pequeño porte a través de Africa. Armas procedentes de Francia, Gran Bretaña, China y de las naciones del disuelto bloque soviético ingresam a un poderoso mercado que alimenta conflictos en todo el continente.
Oxfam, ONG de ayuda internacional con sede central en Gran Bretaña, declaró que si bien el comercio de armas de pequeño porte fue regulado, las reglas se rompen con facilidad. Apenas 45 por ciento del comercio de armas de fuego es legal.
Las ONG pretenden que Francia controle la exportación de armas y evite la reventa en el mercado negro. También reclaman que respete la decisión tomada en junio de 1997 por la Unión Europea, de apoyar un Programa para Prevenir y Combatir el Tráfico Ilícito de Armas Convencionales.
Las organizaciones francesas denunciaron la entrega de armas que hizo Francia al régimen hutu, antes, durante y después del genocidio de tutsis y hutus moderados, en 1994.
En 1996, Oxfam observó arribo de armas a las proximidades de Ruanda y en los mismos lugares en que se recibía la ayuda para los campos de refugiados.
"Hay muchas zonas conflictivas y tensas en Africa. Además de los juegos de poder geopolítico, el petróleo y minerales como el uranio y los diamantes son codiciados por varios países de la región y del mundo", dijo la ONG.
"Lo que sucede en la RDC es una gran fuente de inestabilidad para el país y para la región. En lugar de oírse llamados a la reconciliación nacional, se escuchan los llamados étnicos de Kabila, llamados al odio antitutsi. Es muy preocupante", sostuvo Ramackers.
En un informe del principio de esta semana, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) acusó a las fuerzas de Kabila de emprender la guerra contra civiles desarmados.
Desde agosto, AI expresó en repetidas ocasiones su preocupación acerca del efecto devastador que el conflicto tiene sobre la población civil. "Los civiles pagaron el precio más alto de esta guerra", afirmó la organización.
En los últimos tres meses, se cometieron serias violaciones a los derechos humanos y a las leyes internacionales por parte de ambos sectores en conflicto. Se registraron masacres en gran escala de civiles desarmados, desapariciones y torturas, arrestos arbitrarios y detenciones. (FIN/IPS/ao/rj/ceb/nc/mj/ip hd/98