La ofensiva contra el puente más largo del mundo, que unirá Buenos Aires con Colonia, Uruguay, resurgió esta semana a través de una organización que alertó sobre los riesgos geopolíticos y de impacto ambiental de la obra.
Bernardo Quagliotti de Bellis, secretario general de la Asociación Sudamericana de Estudios Geopolíticos, afirmó que el puente binacional puede cambiar el destino geopolítico de Uruguay dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Junto con Quaglioti, la organización opositora al puente nuclea a legisladores, arquitectos y grupos civiles. Un grupo comenzará a recorrer el país bajo la consigna "alerta el puente" para advertir sobre los riesgo que implica la obra.
El puente que Argentina y Uruguay pretenden construir sobre el Río de la Plata (que es, en rigor, un estuario) tendrá 42 kilómetros de extensión y un costo estimado en 862 millones de dólares.
La construcción se financiará mediante la concesión a empresarios privados que cobrarán un peaje calculado entre 50 y 60 dólares por vehículo. El puente tendrá una vida útil de más de 100 años.
El tratado que habilitará una convocatoria a licitación para adjudicar la obra está a consideración de los parlamentos de los dos países. Una vez superada esta etapa, la construcción podría comenzar en 1999 y finalizaría en el 2003.
El puente de cuatro sendas, que se proyecta apoyar sobre 100 pilotes, puede afectar el régimen hidrodinámico del Río de la Plata, dijeron los integrantes de la organización opositora en conferencia de prensa.
El diputado del Partido Nacional y precandidato a la presidencia del país, Alem García, que integra la organización, dijo que si sobre el río "se construye una muralla de esa traza, va a operar como una represa de contención y habrá que dinamitarla".
Según García, el proyecto beneficia a "gente de determinadas esferas" que compró "grandes extensiones de terreno" en el departamento de Colonia, 190 kilómetros al oeste de Montevideo, con el fin de "hacer negocios para ellos y sus familias".
Los precios de las tierras de Colonia, donde se prevé ubicar la cabecera uruguaya del puente, se multiplicaron varias veces en los últimos años y han sido compradas en su mayoría por argentinos.
Los argumentos de esta comisión no tienen grandes diferencias con las advertencias que lanzó la organización ambientalista Redes- Amigos de la Tierra.
Esta organización puso énfasis en el aspecto ambiental y sostuvo que "no existe un estudio sobre la compleja dinámica del estuario y los efectos que la obra tendrá durante y después de su construcción en el lecho del río" y en que la acumulación de sedimentos puede actuar como una barrera.
Voceros de Redes dijeron a IPS que existe un estudio del Instituto de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard según el cual "la obra está sobredimensionada" y su construcción no será posible si los estados no la subsidian.
El presidente de la comisión binacional para la construcción del puente, José Serrato, desestimó todos los cuestionamientos y dijo estar seguro del "éxito de la obra y de la aprobación del tratado en el Poder Legislativo de ambos países".
"Existen informes en todas las áreas de los expertos más calificados del mundo que respaldan la construcción del puente, un proceso que se iniciará inmediamente después del respaldo parlamentario", dijo Serrato a IPS.
Serrato replicó la opinión de Quagliotti de Bellis y destacó que para Uruguay el puente es esencial, porque de lo contrario quedaría aislado del eje vial que une a San Pablo, la capital industrial de Brasil, con Buenos Aires, y a la capital de Argentina con Santiago de Chile.
Por otra parte, dijo Serrato, "el puente es esencial para el Mercosur", tanto que para Brasil, el país más grande de la región, tiene un interés prioriotario. Su canciller, Felipe Lampreia, puso énfasis en la necesidad de que el puente se construya.
El Mercosur está integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, un bloque sudamericano que tiene como asociados a Chile y Bolivia.
"El comercio dentro del Mercosur se abaratará y beneficiará con la construcción de esta obra. En el caso de Brasil, el tránsito de mercadería que actualmente se hace a través de su frontera sur, por la ciudad de Uruguayana, se acortará 200 kilómetros con el puente", dijo Serrato.
Recordó, además, que un estudio de de la estatal Facultad de Economía realizado en 1996 pronosticó que en Colonia se crearían más de 3.000 puestos de trabajo gracias al puente.
Otros estudios indican que para el 2015 se producirá un incremento adicional del producto nacional equivalente a 1,4 puntos.
Según los partidarios del puente en el caso de Uruguay y Argentina se abaratará el costo de determinados productos alimenticios, al tiempo que se facilitará el turismo. (FIN/IPS/rr/mj/ip if en/98