La capital de Kenia fue invadida esta semana por un batallón de 450 niños y niñas procedentes de diversos lugares del mundo, armados con informes, fotos, afiches y videos, quienes demandaron acciones para contrarrestar los daños al ambiente mundial.
La Conferencia Infantil Internacional se realizó esta semana en Nairobi en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con delegados de entre 10 y 12 años, quienes fueron convocados a intercambiar experiencias sobre su aporte al bienestar ecológico.
"Creo que el ambiente está en pésimas condiciones y la vida silvestre sufre", manifestó Philip Tinker, delegado de Gran Bretaña, que lidera un grupo de jóvenes en la gestación de un bosque con un pequeño estanque. "Queremos que la fauna silvestre tenga un lugar para vivir y alimentarse".
Tinker señaló que Gran Bretaña ya perdió 50 por ciento de sus bosques en los últimos 50 años a causa de la expansión industrial.
Por su parte, el representante de Kenia, Mwaka Mitsumi, dijo que en este país de Africa oriental hay 24 especies de pájaros amenazadas de extinción como resultado de la destrucción de su hábitat y de la cacería para obtener sus plumas y su carne.
"Tenemos que recuperar los valores de una época en la cual se cazaba con responsabilidad", exhortó el joven keniano.
Niños y niñas de Canadá, Japón e India demandaron a sus gobiernos la prohibición de las industrias que consumen demasiados árboles y de aquellas que contaminan la atmósfera y el agua.
"Las empresas deberían ser obligadas a reciclar sus desechos para evitar la degradación ambiental", dijo el japonés Sakiko Hiratsuka.
Las hermanas Genvieve y Sarah Dogherty de Canadá contaron que pertenecen a un grupo de niños de su comunidad que se formó para salvar a unos 150 cisnes, los sobrevivientes de una población de 500 que fueron afectados por la tala de árboles. "El viento ahora sopla hasta adentro de sus cuevas y los mata", explicó.
Upasna Bhandari, de India, puso en el tapete el tema demográfico. Cada segundo, en su país nacen tres personas y muere una sola. "Si la población aumenta, disminuye el espacio, y no habrá como guarecerse de la contaminación", dijo.
La mayor parte de los delegados rechazaron el uso de agroquímicos para aumentar la producción de alimentos y pidieron a los gobiernos endosar proyectos de agricultura orgánica que evite el uso de sustancias tóxicas.
Julia Dan, de Rumania, destacó la necesidad de actuar cuanto antes para proteger la fauna amenazada, sin esperar hasta que ya esté en peligro. "Si los gobiernos aplicaran políticas preventivas, ninguna especie sería amenazada". (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/lc-ml/en/98