(Arte y Cultura) CUBA: La Habana bien vale una vuelta a la ceiba

Los habitantes de la capital de Cuba irán al Templete y harán una fila de horas para dar tres vueltas a la ceiba, el árbol que crece en su entrada, tirar una moneda y pedir un deseo, como cada año durante más de cuatro siglos.

Católicos, seguidores de las religiones afrocubanas abakuá, yorubá y Palo de Monte y hasta ateos conmemorarán así la fundación, el 16 de noviembre de 1519, de la entonces Villa de San Cristobal de La Habana, que el próximo lunes cumplirá 479 años.

Siguiendo la tradición, muchos pedirán por el amor de una mujer o de un hombre, otros querrán mejores tiempos para sí y para su familia, alguno esperará el fin de la crisis que vive la isla hace ocho años, y entre tantos no faltará quien pida por su ciudad.

La Habana tiene el raro encanto de lucir destruida, abandonada, descascarada, sucia y, al mismo tiempo, seductora, bella, capaz aún de inspirar suspiros, canciones, novelas e incomparables imágenes de cine.

Es lo que algunos llaman "una ciudad con alma" que se debate hoy entre el deterioro de sus edificaciones y no pocas amenazas de derrumbe y un auge restaurador y constructivo sin precedentes en su zona más vulnerable, el casco histórico.

La parte más antigua de la capital cubana, conocida como La Habana Vieja desde el siglo XIX y Patrimonio de la Humanidad desde 1982, se ha convertido en uno de los centros económicos, turísticos y culturales más dinámicos de este país socialista.

El Parque Central, un nuevo hotel cinco estrellas construido por una empresa mixta cubano-holandesa conservando la fachada de un antiguo edificio, empezó a recibir clientes el día 1.

El primer asilo de ancianos que tendrán los habitantes de la parte antigua de La Habana y un hotel también especial para ancianos, que servirá de sustento económico al primero, resurgen entre las ruinas del que fuera Convento de Belén.

En la Basílica Menor de San Francisco de Asís más de 500 personas al día visitan desde hace un mes una exposición de los grabados del pintor español Francisco de Goya, agrupados en colecciones de los Caprichos, Desastres, Tauromaquia y Disparates.

Adaptada para la muestra, la Basílica se convirtió, tras años de abandono y de cumplir funciones de almacén del puerto, en la única sala de conciertos de La Habana especializada en música coral y de cámaras.

En los otros claustros del antiguo convento restaurado se proyecta la construcción de una biblioteca especializada de música y el conservatorio de música para jóvenes talentos "Claudio José Brindis de Salas".

Los artistas tratan de salvar los dos óleos que cubren las paredes del Templete, recinto levantado en el lugar donde, junto a una ceiba, se ofició la primera misa y el primer cabildo que marcaron la fundación oficial de la ciudad.

Por cada derrumbe que puede contemplarse hoy en La Habana Vieja, hay dos o tres anuncios de la Oficina del Historiador de la Ciudad pidiendo disculpas por las molestias que ocasiona una obra en reconstrucción en pleno casco histórico.

Para los habitantes de la zona, el "milagro" lleva el nombre de Eusebio Leal, el hombre que tras la muerte de Emilio Roig de Leuchsenring en 1963 asumió las funciones de historiador de La Habana.

La oficina creada por Roig para promover la conservación del patrimonio, bajo la dirección de Leal, se convirtió en la ejecutora de los planes de restauración con presupuesto del Estado y en 1993 recibió poderes extraordinarios.

El Decreto Ley 143 del Consejo de Estado otorgó a la Oficina del Historiador el derecho de obtener fondos, recibir donaciones y cobrar impuestos e invertir en obras del casco histórico, sin tener que realizar entregas obligatorias a las arcas estatales.

A un año de la promulgación del decreto, La Habana Vieja generó ingresos por 4,7 millones de dólares. En 1995 comenzaron o se negociaron casi igual cantidad de obras de rehabilitación que las realizadas en los 15 años precedentes.

Novente por ciento de los más de un millón de turistas que visitan Cuba cada año pasan por el centro histórico y, según el presidente Fidel Castro, en unos años La Habana Vieja generará mayores ingresos que el balneario de Varadero, primer polo turístico de la isla.

Contrario a lo que a veces piensan sus habitantes, La Habana "es considerada la ciudad de origen colonial más conservada de la América hispana", asegura Katia Cárdenas, especialista de publicidad de la Oficina del Historiador.

En La Habana Vieja se localizan 88 monumentos de alto valor histórico, 860 de gran valor ambiental y 1780 construcciones armónicas que, según Cárdenas, "muestran de modo excepcional cuatro siglos de arquitectura".

Pero el estado constructivo de las viviendas presenta signos alarmantes, de acuerdo con un estudio realizado por el equipo interdisciplinario del Plan Maestro de Rehabilitación Integral del Centro Histórico.

De un fondo de 22.516 viviendas, 43 por ciento tiene fallas estructurales en el techo, 42 por ciento presenta grietas o desplomes en las paredes, 24 por ciento tiene hundimientos en los pisos, 51 por ciento presenta filtraciones en los techos y 38 por ciento en las paredes.

La mitad de las viviendas se sitúa en casas de vecindad y en una cantidad similar se han improvisado segundos pisos para duplicar su capacidad. La tercera parte no recibe agua y la situación de los servicios sanitarios es considerada crítica.

Antiguos palacios como el de las Ursulinas, incluido en la lista de inmuebles con grado de protección uno por la Comisión Nacional de Monumentos, se encuentran entre las casas de vecindad que atraviesan momentos de trágica emergencia.

Expertos estiman que se necesita un mínimo de 250 millones de dólares para detener el deterioro y consolidar fachadas y otros 800.000 millones de dólares para obras de rehabilitación indispensables en un plazo de 10 años, sin contar las cantidades necesarias para labores de mantenimiento sistemático.

El Censo de Población realizado en 1996 reveló que el centro histórico estaba habitado por 70.658 personas, concentradas en 113 hectáreas, para una densidad de 621 habitantes por hectárea y 3,3 personas por vivienda.

Treinta por ciento de las personas mayores de 15 años conoce algún oficio, 10 por ciento de la población entre seis y 49 años es graduado universitario y 43 por ciento terminó la enseñanza media, cuatro por ciento de los trabajadores laboran por cuenta propia.

Una encuesta aplicada a 847 personas, con una representación femenina de 68 por ciento, definió como los problemas más importantes para la población el mal estado de las viviendas y de las calles, la deficiente higiene comunal, las dificultades con el agua, las casas de vecindad y la delincuencia.

Aunque 47 por ciento de la población dijo no sentirse beneficiada con los cambios ocurridos en el centro histórico, 85 por ciento los consideró positivos y 84 por ciento dijo estar dispuesto a participar en la solución de los problemas.

Setenta y siete por ciento de los encuestados está interesado en participar en un plan de reparación y construcción de viviendas y 79 por ciento estaría dispuesto a asumir los costos que dependería de los abastecimientos legales de materiales.

Aunque más de la mitad de los residentes son inmigrantes de otras provincias, 68 por ciento prefiere quedarse viviendo en La Habana Vieja y 44 por ciento reconoce al menos una de las tradiciones de la ciudad: las tres vueltas a la ceiba cada 16 de noviembre. (FIN/IPS/da/mj/cr/98

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