El plan de ajuste de Brasil ayudará a la recuperación de toda América Latina, pues reduce las posibilidades de una devaluación en este país y en el resto de al región, según la Corporación Bancaria de España (Argentaria).
La privatizada Argentaria es una corporación que incluye al Banco Exterior de España, la Caja de Ahorro Postal, el Banco de Crédito Hipotecario y el Banco de Crédito Oficial, y constituye uno de los cinco grandes de la banca española, con fuertes intereses en América Latina.
El último informe de Argentaria indicó que la crisis de Rusia en agosto y las dificultades de algunos fondos de riesgo causaron una nueva huida de los inversores, con efectos negativos sobre el volumen y las condiciones de financiación internacional disponibles en América Latina y en todos los mercados emergentes.
Sin embargo, las últimas reducciones de las tasas de interés decididas por la Reserva Federal de Estados Unidos y el plan de ajuste brasileño, así como la aprobación de un paquete de ayuda multilateral a ese país, aliviaron parte de las presiones, según el estudio de Argentaria.
El crecimiento económico de América Latina será menor de lo previsto tanto este año como el próximo. No obstante, el informe valoró el plan de ajuste en Brasil, "que ha mejorado las perspectivas de recuperación para el 2000 en este país y en el conjunto de la región".
Este plan "reduce las probabilidades de procesos de devaluación traumática, si bien persiste la necesidad de ajustes cambiarios en varios países", subrayó el estudio.
El informe señaló que las dificultades para la obtención de financiación internacional, las altas tasas de interés internas, los bajos precios de las materias primas y la previsible desaceleración de la economía estadounidense se suman al enfriamiento, ya en marcha, del nivel de actividad de la región.
Como consecuencia de este análisis, Argentaria rebajó medio punto porcentual sus anteriores previsiones de crecimiento de América Latina para 1998, que se redujeron así a 2,3 por ciento, y en un punto para 1999, a 1,2 por ciento.
La economía brasileña continuará en recesión en 1999, año para el que se prevé que el producto interno bruto (PIB) se reduzca dos por ciento.
Sin embargo, el plan de ajuste fiscal del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, por un importe que suma tres por ciento del PIB, y el programa de ayuda multilateral encabezado por el FMI, por 41.000 millones de dólares, mejoraron las perspectivas de recuperación para el 2000.
Ese pronóstico vale para Brasil y para el conjunto de la región, según Argentaria.
El resto de América Latina también presenta síntomas de desaceleración económica, en especial intensos en Venezuela, donde la evolución adversa del precio del petróleo se une al aumento del riesgo político ante las inminentes elecciones presidenciales.
Hugo Chávez, teniente coronel que comandó un cruento golpe de Estado en 1992 respaldado por militares golpistas, figuras de la derecha y a casi toda la izquierda, reúne 45,8 por ciento de las intenciones de voto, según la encuesta de la firma Datanálisis difundida el jueves.
Esta perspectiva produjo una caída de hasta 30 por ciento de la cotización de las acciones en la Bolsa de Caracas respecto de su valor real y una fuga de 30 por ciento de las inversiones extranjeras, según fuentes empresariales venezolanas.
El PIB venezolano podría disminuir 0,5 por ciento en 1998 y uno por ciento en 1999, según el estudio de Argentaria.
Chile, Argentina, México y Perú registrarán el próximo año crecimientos de entre tres y cuatro por ciento y Colombia de alrededor de dos por ciento. La inflación tenderá a bajar, con la excepción de Venezuela, con un promedio regional superior a siete por ciento anual.
A pesar de la mejora de los fundamentos económicos durante los años 90, América Latina presenta aún un alto nivel de endeudamiento externo, y los déficit de cuenta corriente siguen siendo altos, estimados en torno a cuatro por ciento del PIB regional.
Esta situación hace vulnerable a la región en un contexto desfavorable de los mercados financieros internacionales como el actual, y exige persistir en las políticas de control de la inflación, saneamiento del sector público y reformas estructurales, advirtió Argentaria.
Respecto de Argentina, el estudio recordó que la crisis financiera de México se extendió en 1995 a ese país, interrumpiendo cuatro años de fuerte crecimiento económico.
Sin embargo, la recuperación fue rápida, pues su economía creció más de cuatro por ciento en 1996 y 8,4 por ciento en 1997, la tasa más alta de América Latina ese año. La inflación se mantuvo bajo control, pues en ambos años se situó por debajo de 0,5 por ciento, una de las mejores de la región.
Las turbulencias financieras de los mercados internacionales tras la crisis del sudeste asiático no influyeron mucho en el nivel de actividad real en 1997, aunque los indicadores financieros sí se vieron afectados, con aumentos significativos en la prima de riesgo país.
El recrudecimiento de la crisis a partir del verano (boreal) de 1998 volvió a provocar un fuerte endurecimiento de la política económica en defensa del régimen cambiario.
Las tasas de interés llegaron a 20 por ciento en octubre y se realizaron recortes del gasto público y aplazamientos de importantes proyectos de inversión.
Aunque, a diferencia de lo ocurrido en 1995, no se produjeron salidas de capitales importantes ni dificultades en el sector financiero, los efectos de las medidas y la desaceleración económica de Brasil y en Estados Unidos se harán sentir.
Argentaria previó una reducción del crecimiento económico hasta cinco por ciento en 1998 y 3,5 en 1999.
La inflación permanecerá controlada en torno a 1,1 por ciento, mientras el desempleo mejorará modestamente, reduciéndose a alrededor de 10,5 por ciento en 1999.
El déficit comercial y de cuenta corriente aumentará en 1998 y, de forma más suave, en 1999.
El Departamento de Estudios de Argentaria prevé déficit por cuenta corriente en torno a cuatro por ciento del PIB en ambos años. Mientras, el déficit fiscal se situará en torno a 1,2 por ciento del PIB en 1998 y en 1,1 por ciento al año siguiente.
El riesgo principal de Argentina, reside, según Argentaria, en una desestabilización financiera de Brasil, con una devaluación importante de su moneda, el real, que llevaría a una desaceleración mayor del crecimiento de Argentina y un aumento de la presión sobre el peso de ese país.
Con todo, Argentaria cree que las posibilidades de que eso ocurra es muy baja. Incluso, en el caso de producirse, no se espera que conduzca a una alteración del actual régimen cambiario de convertibilidad con el dólar. (FIN/IPS/af/mj/if/98