AMERICA CENTRAL: Día de Difuntos para contar muertos

América Central dedicó la jornada de hoy, Día de los Difuntos, a contar los muertos por el huracán Mitch, que se retiró el fin de semana del istmo tras causar la mayor tragedia de los últimos 20 años.

Los diarios centroamericanos agotaron este lunes los adjetivos para definir la tragedia. La Prensa, de Nicaragua, abrió su edición con el título "Espeluznante". No es para menos, pues aún no se sabe si son 1.500, 2.000 o más las víctimas del alud del volcán Casitas, en el noroeste de ese país.

La medianoche del viernes fue la hora del horror para los 10.000 habitantes de cinco comunidades nicaragüenses ubicadas en las faldas del volcán. Las intensas lluvias, se cree, fueron la causa de que la ladera del cerro se precipitara sobre las pequeñas viviendas.

"Fue algo espantoso. Oimos un gran estruendo, como si el volcán hubiera despertado. Tratamos de correr, pero ya no había tiempo", narró una sobreviviente de la tragedia, mientras esperaba a ver si entre los rescatados por el ejército aparecían sus hijos menores.

No se tiene aún el número preciso de muertos en toda la región. Información preliminar da cuenta de 2.100 víctimas en Nicaragua, 400 en El Salvador, 55 en Guatemala y cerca de 250 en Honduras.

El total puede ser muy superior, porque las cifras de desaparecidos son altas, pero, en cualquier caso, la estadística de muertes no alcanza a expresar la dimensión del desastre.

"A pesar de la cantidad de muertos, creo que se evitó una enorme pérdida de vidas", dijo a IPS Helena Molin, jefa de unidad para America Latina y el Caribe de la Secretaría del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales.

Molin dijo que el número de muertos no fue mayor gracias a las medidas de prevención adoptadas por todos los países de Américas Central. Recordó que en Belice fue evacuada la capital, e igualmente se procedió en el caso del norte de Honduras.

En Nicaragua, dijo, también fueron evacuadas poblaciones cercanas a los ríos, pero en ese país los daños por el huracán fueron mayores.

Las autoridades se concentraron en las poblaciones en riesgo por inundaciones y no se tomaron medidas con las comunidades ubicadas en las faldas de cerros, como en el caso del volcán Casitas.

En Nicaragua "la gente convive con las inundaciones, pero nunca imaginaron que un cerro se vendría abajo", pues "es la primera vez que un hecho así sucede en ese país", indicó Molin.

El paso del huracán dejó un gran saldo de muerte, a pesar de las previsiones, porque se prolongó durante más de siete días estacionado frente a Honduras, y provocó un nivel de precipitaciones imposible de absorber, agregó.

Sin embargo, hizo notar que en 1974, el huracán Fifí ocasionó 7.000 muertes solo en Honduras, pese a que no tenía la peligrosidad de Mitch. Eso muestra, a juicio de la experta, que la prevención logró, esta vez, salvar miles de vidas.

Molin dijo que, aparte de alimentos, las poblaciones centroamericanas afectadas por la tragedia requieren de apoyo para el restablecimiento de los ciclos productivos lo más rápido posible, de manera que no se genere dependencia y un círculo vicioso de falta de producción, miseria y hambre.

Explicó que la Organización de las Naciones Unidas está apoyando en este momento a Honduras y Nicaragua en la evaluación de daños y luego propondrá algunas medidas de apoyo.

Estos dos países fueron los más afectados por el fenómeno. En Honduras, las pérdidas materiales son hasta ahora inconmensurables. Islas de la Bahía, el departamento insular y principal polo turístico, fue destruido, y la capital, Tegucigalpa, corrió la misma suerte.

El alcalde de la capital, César Castellanos, dijo horas antes de morir al accidentarse el helicóptero de las Fuerzas Armadas en que viajaba que ni el presupuesto general de 1999 (de 1.343 millones de dólares) alcanzaría para reconstruir la ciudad.

A la destrucción de los principales centros turísticos se sumó la de millares de viviendas, decenas de puentes y derrumbes en las principales carreteras.

Las inundaciones barrieron también las plantaciones de banano, piña, toronja y palma africana, ubicadas en el norte del país y con infraestructura indispensable para las exportaciones.

En Nicaragua, según los datos de los organismos de socorro, hay cerca de 80.000 familias damnificadas y 70 por ciento de la red vial de todo el territorio resultó destruida.

En El Salvador, el número de damnificados rondaba este lunes los 10.000.

Costa Rica y Panamá solo recibieron los efectos indirectos del paso del huracán y reportan pérdidas económicas. En Costa Rica hubo tres muertos y las pérdidas económicas se calculan en cerca de seis millones de dólares. (FIN/IPS/mso/mj/en/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe