VENEZUELA: A una semana del gran test regional y legislativo

Venezuela inicia la cuenta regresiva para las elecciones regionales y legislativas del 8 de noviembre, una suerte de primarias que trastocarán el piso político del país y marcarán el ánimo para el voto presidencial del 6 de diciembre.

La que fue apodada la democracia más estable de América Latina vive la convocatoria a las urnas más crucial desde el fin de su última dictadura, en 1958: los favoritos para gobernar al país tienen como oferta un cambio radical del modelo político y no pertenecen a ninguno de los partidos tradicionales del país.

Las elecciones venezolanas tienen también el valor de un test latinoamericano sobre los efectos electorales de las recetas neoliberales de la última década, que combinadas con clases políticas desgastadas y clientelares, provocan el rechazo de los contingentes sociales marginados y empobrecidos por el modelo.

Los dos aspirantes presidenciales que puntean en las encuestas, el ex líder golpista Hugo Chávez y el ex gobernador Henrique Salas, no pertenecen a ningún partido establecido y ofrecen cambios radicales en el modelo político, que en el caso del primero se acompaña con ofertas populistas y nacionalistas.

El mapa regional que salga de los comicios del domingo 8 y sobre todo la composición del próximo Congreso darán pautas sobre la fortaleza de las candidaturas de Chávez, un teniente coronel retirado que intentó un golpe de Estado en 1992, y de Salas, quien suma puntos con una oferta de cambio sin incertidumbre.

Los sondeos y los analistas políticos independientes indican que el partido que más veces ha gobernado Venezuela, Acción Democrática (AD), ganará la mayor parte de las 23 gobernaciones de los estados, seguido por el otro pilar del bipartidismo local, el socialcristiano Copei.

Pero se tratará sobre todo de triunfos personales de los gobernadores electos y en neurálgicos estados el candidato del nuevo partido formado por Chávez, el Movimiento V República, estará a un paso del ganador, cuando no obtenga la victoria.

Los estados en que ganará AD, entre 12 y 15 frente a los 11 de 1995, tienen la característica, con miras al voto presidencial, de que son en gran parte los más despoblados, se resalta.

Además, el cruzamiento de alianzas trenzadas por el medio millar de organizaciones nacionales y regionales que compiten en cada estado, permitirá que AD, Copei, fuerzas que integran el Polo Patriótico que apoya a Chávez o el Proyecto Venezuela de Salas, puedan asumir la victoria de muchos gobernadores.

Por ello, la mejor lectura con vistas a diciembre la daría el voto para el parlamento, donde algunos sondeos pronostican que el partido de Chávez será el ganador por lo menos del Senado, y donde AD y Copei en cualquier caso saldrán diezmados.

El otro partido de estreno, el Proyecto Venezuela de Salas, tendrá en ese voto el tercer o cuarto puesto, mientras que los partidos establecidos de la izquierda, como el Movimiento Al Socialismo (MAS) y Patria Para Todos, que respaldan a Chávez, o el obrerista Causa Radical perderán muchas bancas.

También resultaría casi extinguido Convergencia, el partido del actual presidente, el octogenario Rafael Caldera, quien se separó de Copei en 1993 para reconquistar el poder, tras gobernar entre 1969 y 1974, en base a una oferta suprapartidaria, apoyada por la casí totalidad de grupos que ahora respaldan a Chávez.

Otro partido que no llegaría al uno por ciento sería IRENE, el de la candidata y ex alcaldesa Irene Sáez, hasta marzo puntera en los sondeos y ahora relegada al cuarto lugar, tras una alianza desafortunada con Copei, que le quitó su pátina de independiente.

El futuro del parlamento que resulte parece, de todos modos, incierto antes de nacer, por cuanto la gran oferta de Chávez es la convocatoria a una Asamblea Constituyente con potestad para disolver el Congreso e intervenir el Poder Judicial.

Los comicios regionales y legislativos debieron celebrarse también el 6 de diciembre, pero AD y Copei se unieron para imponer a última hora su adelanto en un mes, a fin de que actuaran como virtuales primarias a su favor para la presidencia.

La buena figuración que esperaban en noviembre debía, según los cálculos de las desprestigiadas cúpulas del bipartidismo, servir de portaviones determinante para imponerse en diciembre.

Pero el candidato de AD, el poco carismático y el que concita el mayor rechazo en todos los sondeos, Luis Alfaro, tiene una intención de voto de sólo 4,8 por ciento según el último pulso nacional, difundido este viernes.

Eso pese a que un 17 por ciento de los consultados aún se declara simpatizante de AD, si bien lo más llamativo es el nivel récord de los que se proclaman independientes: 44 por ciento, a lo que se suma más de 60 por ciento de electores que no proyecta votar en noviembre, aunque 88 por ciento lo haría en diciembre.

Chávez aglutina 44,8 por ciento, tres puntos más que en septiembre, mientras que Salas trepa a 39,2 por ciento, siete puntos más que el mes anterior, en una polarización prevía al 8 de noviembre que se considera difícil de modificar.

Pero Alfaro, Sáez y sus adeptos insisten en que la verdadera encuesta será la del 8 de noviembre, que producirá un nuevo revolcón con vistas a diciembre y los convertirá en el polo decisivo para atraer a quienes temen que Chávez introduzca un régimen autoritario y violento.

El 8 de noviembre significará para Chávez y Salas un test familiar, además de político, en dos estados del país.

En el agrícola y occidental estado de Barinas, donde nació hace 44 años el ex comandante, su candidato a gobernador es su padre y homónimo, Hugo de los Reyes Chávez, que según los sondeos tiene seguro el segundo lugar, pero no el triunfo.

En el central e industrial estado de Carabobo, donde Salas, de 62 años, fraguó su protagonismo político al gobernarlo los dos trienios que permite la ley (1989-1995), parece tener asegurada su propia reelección su hijo y casí homónimo, Enrique Salas Feo.

Otro para quien las elecciones del 8 de noviembre tendrán un valor personal determinante será el ex presidente Carlos Andrés Pérez, quien gobernó en 1974-1979 y 1989-1993.

Si, como vaticinan las encuestas es elegido senador por su estado natal de Táchira, Pérez lograría la inmunidad que lo liberaría de la reclusión domiciiaria preventiva por cargos de presunta corrupción. (Fin/IPS/eg/ip/98

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