SALUD: En busca de la esquiva vacuna contra el sida

El aumento constante de infectados por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) vuelve cada vez más intensa la búsqueda de vacunas contra el sida, pero los obstáculos científicos aún son inmensos.

La vacuna es esencial para el mundo en desarrollo, donde no son aplicables los tratamientos contra el sida, basados en medicamentos de altísimo costo y terapias que harían necesarias nuevas inversiones en el sector.

"El sida es una epidemia mundial, pero su impacto es más agudo en los países en desarrollo de Africa y Asia", observó Prem Sarin, médico responsable del desarrollo de una vacuna en la empresa CEL-SCI, con sede en Viena.

"Cuando llegue el año 2000, tendremos 40 millones de personas infectadas con el VIH en todo el mundo. Si no conseguimos desarrollar una vacuna, no podremos detener esta epidemia que podría acabar con generaciones completas de jóvenes adultos", advirtió Sarin.

Las dificultades para encontrar esa vacuna son evidentes. Cuando el virus fue identificado, en 1984, se pensó que sería posible descubrir una fórmula inmunológica, pero 14 años después aún no hay una respuesta, en parte porque los esfuerzos se han concentrado en generar tratamientos para quienes ya están enfermos.

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, salió en apoyo de la tarea de los investigadores al plantear que la vacuna debería estar lista en una década. Pero los desafíos científicos son inmensos, pues el VIH es diferente a todos los otros virus.

Para comenzar, porque la gente se enferma aún después de producir poderosos anticuerpos contra el virus. Esto contribuye al misterio sobre su comportamiento.

Los científicos aún no saben qué tipo de vacuna deben producir, una que genere anticuerpos y destruya los virus que entran en el flujo sanguíneo, o una que se concentre en la promoción de los glóbulos blancos para identificar y destruir las células infectadas.

Existe la posibilidad de una vacuna que combine ambos métodos. Y además se está estudiando el comportamiento inmunizador en los tejidos de la vagina y del recto, puertos de entrada para una enfermedad que se transmite sexualmente, y del intestino, donde se piensa que podría localizarse poco después del contagio.

Uno de los problemas de la investigación es la dificultad de utilizar animales para las pruebas, porque ninguno de sus sistemas de defensa reacciona igual al de los humanos cuando se enfrenta al VIH. Y además porque el virus tiene muchas variables y muta rápidamente.

Uno de los avances más interesantes ha sido el de las vacunas 'sub-unitarias' producidas mediante ingeniería genética, que se concentran en la glicoproteína que recubre el virus.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos rechazó realizar pruebas con dos de estas vacunas producidas por Chiron Corp. y por Genentech Inc. En medio de la controversia, ambas empresas decidieron proponer sus evaluaciones a Tailandia.

Otro tipo de investigación propone vacunas de "vectores combinados" que pretenden generar inmunización mediante la introducción de genes de bacterias en el virus. La "Alvac", producida por la francesa Pasteur-Merieux-Connaught, introduce material genético del VIH en otro tipo de virus.

En el caso de las vacunas de ADN, se propone la inoculación con genes del VIH con el propósito de estimular la producción de proteínas basadas en el virus capaces de estimular sistemas de defensa naturales.

El sistema se probó en animales y hay signos esperanzadores, pese a que estas pruebas no son concluyentes para el ser humano. Una de las compañías que investiga esta ruta, la especialista en biotecnología Apollon, ya habría iniciado investigaciones sobre humanos.

Otro tipo de vacunas apunta directamente a la neutralización del VIH mediante el uso de químicos, calor o irradiaciones que permitan el ingreso del virus sin que haya efectos letales, pero con la posibilidad de desarrollar inmunidad.

También se consideró la posibilidad de probar con ejemplares debilitados del virus, pero las pruebas son de alto riesgo, pues es posible infectar a quienes participen en ellas.

Además, se investiga la posibilidad de crear virus parecidos al VIH que contengan algunas de sus características, las suficientes como para activar los sistemas de defensa. Y luego están los experimentos con proteínas sintéticas similares a las que recubren al letal virus.

Pero muchos investigadores subrayan que pese a esta cantidad de estudios, aún no hay señales de una solución. El premio Nobel David Baltimore, director del comité de investigación de vacunas para el sida del Instituto Nacional de Salud estadounidense, duda que existan valiosas pruebas a gran escala.

Baltimore es partidario de realizar investigación básica y pequeñas pruebas para atraer a una mayor cantidad de empresas farmacéuticas y de biotecnología.

Sarin, por su parte, señaló que uno de los motivos para aceptar el trabajo en CEL-SCI, donde se investiga una vacuna sintética, fue "la oportunidad de poder avanzar en áreas de investigación y desarrollo con más rapidez que en las instituciones académicas o estatales.

La vacuna de CEL-SCI, que se encuentra en el segundo nivel de los tres considerados en las pruebas de seguridad, se inspira en péptidos que se encuentran en el núcleo del virus, y que son similares en las diferentes variantes del VIH.

"Nuestra vacuna está diseñada para atacar los principales tipos de VIH que se encuentran en Africa, Asia, América y Europa. Otras vacunas se concentran sólo en el tipo más frecuente en América del Norte y Europa, y tal vez no sirvan en el mundo en desarrollo", observó Sarin.

Su pronóstico, por cierto, es más optimista. "Creo que hay buenas perspectivas. Nosotros estamos muy entusiasmados por la posibilidad de crear una vacuna que podría salvar millones de humanos", expresó. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/lc-ml/he/98

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