Los daños causados al ambiente en Puerto Rico por el huracán Georges el mes pasado pueden afectar las reservas de agua potable, matar arrecifes de coral y distorsionar la industria pesquera de este estado libre asociado de Estados Unidos.
El Huracán Georges azotó hace un mes la isla caribeña de Puerto Rico con vientos de 162 kilómetros por hora, dejando a su paso muerte y destrucción.
Según la Encuesta Geológica de Estados Unidos, algunas zonas en el centro de la isla recibieron casi 61 centímetros de lluvia en sólo 24 horas. Seis personas murieron, miles perdieron su vivienda y los daños a las propiedades se estiman en miles de millones de dólares.
Semanas después del desastre, grandes zonas de este estado libre asociado de Estados Unidos permanecen sin electricidad, aunque no se ha determinado la cantidad exacta de residencias sin suministro.
Pero además del daño hecho a estructuras construidas por el hombre, los ambientalistas están preocupados por los daños del huracán a los ecosistemas de la isla, a los que consideran la "infraestructura verde".
Las políticas del gobierno y la deforestación causada por el excesivo desarrollo urbano exacerbaron el daño hecho por el huracán.
Alexis Molinares, del Fondo de Conservación de Puerto Rico, una de las mayores organizaciones no gubernamentales ambientalistas de la isla, dijo que el flujo de agua y sedimentos resultó alterado debido al crecimiento explosivo de los suburbios, centros comerciales y autopistas en Puerto Rico.
Los sedimentos de las montañas se dirigen directamente al mar, negando nutrientes a las tierras agrícolas, y matando arrecifes de coral, vitales para la cadena alimenticia del océano y para proteger a las playas de la erosión.
"Debido a la deforestación, en las próximas semanas el agua de las lluvias llegará a los ríos mucho más rápido y con más sedimentos, y esto puede causar aún más inundaciones", pronosticó Jorge Fernández, asesor ambiental del Partido Independentista Puertorriqueño.
"Nuestras reservas de agua quedarán más tupidas de lo que ya están, reduciendo el abastecimiento", alertó el experto.
El huracán llevó al mar cantidades anormales de sedimento, las que pueden distorsionar la ecología marina y dejar un efecto de largo plazo en la industria pesquera de Puerto Rico.
Juan Rosario, de Misión Industrial, una organización no gubernamental local, criticó la forma en que el gobierno hizo frente al desastre natural.
Los agricultores no fueron avisados de que no debían utilizar pesticidas antes de un huracán, porque la inundación llevará las sustancias químicas a los ríos y el mar, donde pueden envenenar a peces y arrecifes, destacó Rosario.
Esta preocupación se aplica al caso de las corporaciones de la agroindustria como Pioneer y Tropical Fruit, los mayores usuarios de agroquímicos, agregó.
Pero para muchos puertorriqueños, el mayor problema que dejó el huracán Georges fueron los árboles dañados y arrancados de raíz por los vientos del huracán.
Según Misión Industrial, el área metropolitana de San Juan perdió entre 25 y 30 por ciento de sus árboles, y las áreas urbanas de las isla tienen no menos de 200.000 toneladas de árboles y ramas para desechar.
Este huracán destruyó de cuatro a cinco veces más árboles que el Huracán Hugo, que llegó a Puerto Rico en 1989, estableció la organización en una conferencia de prensa.
Otra preocupación es el impacto del huracán en el abastecimiento de agua potable a Puerto Rico.
«Altas cantidades de sedimento fueron llevadas con la lluvia hacia nuestros ríos y lagos. Debemos saber cuánto se asentó en nuestras reservas porque como resultado la capacidad de almacenamiento puede haber disminuido", dijo el profesor de ciencias ambientales José Molinelli, de la Universidad de Puerto Rico. (FIN/IPS/tra-en/cr/cb/lp/en/98