PRODUCTOS BASICOS: Caída de precios activa amenaza a países pobres

La caída de precios de los productos básicos puede tener efecto devastador en los países más pobres, advirtió la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Aunque 25 de las 48 naciones más pobres del mundo crecieron por encima del promedio en los últimos tres años, sus economías son extremadamente sensibles a fenómenos externos, indicó el Informe 1998 de UNCTAD sobre los países de menor desarrollo.

Un abrupto retroceso de los precios de sus productos de exportación podría arruinarlos en cuestión de días, señaló Abdalla Abbas, coautor del informe.

Etiopía, Lesotho, Mozambique, Uganda y Bangladesh figuran entre los países más afectados por la caída en el último año de precios de los productos básicos, determinada por la crisis financiera internacional.

"La clave para esas naciones es saber si podrán mantener el rendimiento económico que lograron en los últimos años, dada su vulnerabilidad a golpes externos", observó Andrew Whitley, jefe de Relaciones Externas de UNCTAD.

Los precios de los productos básicos bajaron 10,6 por ciento entre junio de 1997 y abril de 1998 a causa de la crisis originada en el sudeste de Asia.

La caída más pronunciada correspondió a los productos agrícolas sin procesar y a los metales, que perdieron 12 y 17,3 por ciento, respectivamente.

La solución depende de la recuperación económica de Asia y de un mayor crecimiento de las economías del Norte industrial, dijo Abbas.

"Los países reaccionan a los cambios en el mercado de distinta manera, dependiendo de su percepción de cuánto durará la caída de los precios", explicó Jan Dehn, del Centro de Estudios de Economía de Africa de la Universidad de Oxford.

Si creen que la depresión de las cotizaciones es sólo de corto plazo, gobernantes y sector privado pueden tomar préstamos, en previsión de una recuperación futura de ingresos por exportaciones.

En caso de aguardar un periodo prolongado de bajos precios, pueden ofrecer sus productos en mercados de futuro, agregó Dehn.

Los mercados de futuro consisten en la venta de productos a precio fijo con entrega diferida. El precio puede ser menor que el vigente el día del contrato de compra-venta, pero se asegura la colocación del producto a un valor estable, ajeno a eventuales fluctuaciones del mercado.

Otra posibilidad es que los países productores se unan para formar un cartel, restringiendo la venta de un bien con la intención de aumentar artificialmente su precio internacional.

El problema surge cuando algunos miembros del cartel transgreden los límites de venta acordados o no pueden controlar su propia producción.

"Cuanto menos sean los participantes, más fácil será controlar la cantidad a venderse. Pero esto es difícil, porque hay generalmente muchos productores del mismo bien", puntualizó Dehn.

La mejor estrategia de autoprotección en el largo plazo para los países menos desarrollados es diversificar las exportaciones, "aunque eso toma mucho tiempo y exige fuerte ayuda internacional", dijo Abbas.

La escasa infraestructura, la falta de tecnología, los problemas de suministro de energía y la mano de obra poco calificada obstaculizan la diversificación, y mejorar esos aspectos está más allá de la capacidad de las naciones pobres, agregó.

"Es fácil decir que hay que diversificar, pero es muy difícil hacerlo", advirtió Phil Bloomer, de la agencia de ayuda internacional Oxfam, con sede en Londres.

"Distintos productos demandan distintos tipos de infraestructura, pericia y una fuerza laboral que logre buena calidad a precio competitivo. Es importante conocer el mercado mundial para ese producto y tener una infrastructura de promoción y venta", explicó Bloomer.

Los países con poca población enfrentan un obstáculo adicional. "Es difícil lograr costos competitivos cuando la poducción es escasa", observó el representante de Oxfam.

Mientras, Abbas afirmó que la financiación necesaria para apoyar la diversificación de la producción de los países menos desarrollados está dentro de las posibilidades de la comunidad internacional.

"Existe la voluntad política, sólo falta que se traduzca en acciones concretas", agregó.

Pero resta un problema adicional, y es que las naciones más pobres no pueden incidir en los mercados del Norte industrial.

"En los últimos 30 años, los países menos desarrollados fueron marginados del mercado, con la consecuente incapacidad de ejercer influencia en los mismos y en los precios que se pagan por sus productos", señaló Bloomer.

Una forma de remediar esa situación es que "los países del Norte permitan a los más pobres un acceso completo y libre a su mercado, con aranceles cero y reglas de origen flexibles", propuso Bloomer. (FIN/IPS/tra-en/aw/di-ff/if/98

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