El petróleo nunca formó parte de los acuerdos multilaterales de comercio, pero algunos expertos comienzan a plantear que llegó la hora de que la materia prima sea negociada dentro de la OMC y del proyecto del ALCA.
El trato especial que se ha dado al petróleo por su papel de producto estratégico "hizo que el comercio petrolero no se beneficie de la liberalización de otros sectores", dijo el venezolano Miguel Rodríguez Mendoza.
Rodríguez adujo que conviene modificar esa situación porque el comercio de petróleo funciona cada vez más como el de otros productos básicos, con sus fluctuaciones en las transacciones físicas y un muy activo mercado de futuros.
El especialista en negociaciones comerciales lanzó su planteamiento en un Foro Internacional sobre Energía e Integración, que se desarrolló esta semana en la capital de Venezuela con participación de ministros, funcionarios, académicos y empresarios del continente americano.
Rodríguez es profesor en la Universidad Georgetown de Washington y asesora a gobiernos y empresas latinoamericanas en comercio, después que fue ministro del ramo en su país.
También fue el coordinador dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) de la preparación de las negociaciones para formar antes del año 2005 un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que fueron lanzadas en abril en Santiago y cerraron su primera ronda de discusiones en Miami el martes 20.
La exclusión del petróleo de las negociaciones globales de la Ronda Uruguay (1986-1994), que crearon la Organización Mundial de Comercio (OMC), provocó que el acceso del crudo y sus productos a los grandes mercados mantuviera iguales barreras arancelarias y parancelarias a los años previos al proceso de apertura.
Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de petróleo, y Japón mantienen los mismos impuestos a las importaciones de crudo y productos tras la liberación negociada en la ronda, mientras que la Unión Europea rebajó algo las tasas de los derivados.
Dentro del continente americano, los países mantienen también numerosas barreras arancelarias y no arancelarias en el acceso del crudo y sus derivados. Chile tiene aranceles de 11 por ciento para los dos rubros, México de 10 y 7,3 por ciento y Brasil de siete y 5,5 por ciento.
Resulta cada vez más claro que sería beneficioso para productores y consumidores finales que el petróleo no quedara al margen de los entendimientos de la economía globalizada, destacó el académico y consultor internacional Wolf Petzall.
Puso como ejemplo de la situación actual el caso de Alemania, donde un barril de petróleo (159 litros) cuesta al consumidor 120 dólares, de los que el productor sólo percibe entre 10 y 13 dólares, mientras el gobierno alemán recibe más de 70 dólares.
Mediante tasas e impuestos, el consumo petrolero aporta al presupuesto alemán entre 15 y 16 por ciento, comentó Petzall.
En Estados Unidos, el precio final del barril es de unos 42 dólares, de los que la mayor parte queda también en el país consumidor.
Petzall consideró que esa situación no es "consistente con un enfoque global para el comercio de un recurso no renovable para el que lo produce".
Rodríguez comentó que en la exclusión del petróleo de las reglas del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) y su sustituta la OMC influyó, además de su carácter estratégico, el hecho de que los grandes exportadores tradicionales no integrasen esos foros hasta bien entrada la década pasada.
Ahora los países petroleros integran la OMC o negocian su integración, como Arabia Saudita, mientras el organismo atiende puntos determinantes para el negocio del crudo, como el vínculo entre comercio y ambiente, las inversiones, las compras de gobiernos o las restricciones a la producción y los subsidios.
La inclusión del crudo en la OMC permitiría mejorar el acceso a los mercados en materia de aranceles y medidas no arancelarias, eliminar o limitar los impuestos al consumo, evitar medidas contrarias a los intereses de los productores y usar los mecanismos multilaterales de solución de controversias.
En el caso de las negociaciones recién abiertas para liberar el comercio en América, se trataría de obtener preferencias de acceso en el mercado, que junto con Asia se considera el más dinámico para la energía del próximo cuarto de siglo.
Los escenarios más actuales, que ya contabilizan el impacto de la crisis asiática, indican que en el año 2020 el consumo en América llegará a 40 millones de barriles diarios, frente a 25 millones de 1995, y el mayor dinamismo se dará en América Latina, que casi triplicará su demanda.
El continente, según Rodríguez, es muy complementario en energía y lo seguirá siendo aunque se perfilan algunos cambios en el ámbito de los exportadores petroleros, donde Venezuela mantendrá la supremacía pero México reducirá mucho su papel, mientras aumentará el peso de Argentina y Colombia.
Los casos de Argentina, Venezuela y Chile ilustran como la apertura apoya el acceso del petróleo, dijo Rodríguez a IPS.
Venezuela aceptó en 1993 excluir el petróleo del acuerdo de libre comercio con Chile, por la insistencia de sus negociadores de que la compra del crudo y derivados se mantendría igualmente y los aranceles en ese rubro eran una necesidad fiscal interna.
En el acuerdo de liberalización del Mercado Común del Sur y Chile de 1996, Argentina presionó para que el petróleo fuera incluido. El resultado es que el flujo de petróleo venezolano a Chile sólo se mantuvo, mientras que las exportaciones argentinas a ese país "se petrolizaron", detalló el experto.
La negociación del petróleo dentro del ALCA brindaría acceso preferencial y seguro a los mercados del continente, donde en la actualidad Canadá sólo importa 10 por ciento de sus necesidades de productores del hemisferio, mientas el mayor abastecedor de Estados Unidos es Arabia Saudita, seguido por Venezuela y México.
Rodríguez aseguró que si se lucha por ello no habría impedimentos para sumar el capítulo de energía o petróleo dentro del proyecto del ALCA en medio de las negociaciones.
El coordinador de la OEA de la fase preparatoria de las negociaciones del ALCA recordó que cada país o grupo logró imponer la inclusión de sectores de su especial interés, como hizo el cono sur en agricultura, Washington con las compras gubernamentales o el Caribe con las pequeñas economías.
Para los países que como Venezuela o Trinidad y Tobago tendrán en el petróleo su gran fuente de divisas por largos años o en los que este rubro asumirá un peso creciente en sus ventas externas, es crucial obtener preferencias de acceso, a cambio de las que otorguen en sus mercados para otros rubros, adujo Rodríguez. (FIN/IPS/eg/ml/en if/98