Un hilo de petróleo unirá entre el viernes y el domingo la isla mexicana de Cancún y la ciudad italiana de Venecia, respectivos escenarios de una reunión de ministros de los tres miembros del Pacto de Ryad y directivos de grandes transnacionales del sector.
Los ministros de Arabia Saudita, México y Venezuela no esconden que en su encuentro este viernes en Cancún analizarán la evolución del mercado y el cumplimiento del comprometido retiro de 3,1 millones de barriles por día (bpd) de oferta, a fin de reanimar los hundidos precios del crudo.
Las principales compañías petroleras privadas del mundo se han preocupado, por el contrario, en subrayar que el asunto de los precios no está en la agenda de su reunión del sábado y domingo en Venecia, temerosos de caer en las afiladas garras de las autoridades antimonopolio de sus países de origen.
Pero nadie cree que las tribulaciones que el desplome de los precios introdujo en el desarrollo de las disminuidas herederas de las famosas "siete hermanas" estarán ausentes de un encuentro que no tiene antecedentes y en que participarán los máximos ejecutivos de una veintena de compañías.
El diario británico Financial Times advirtió en un editorial "la angustia" de los consumidores por la "cumbre de Venecia" y llamó a las autoridades a estar muy atentas ante las decisiones explícitas u ocultas que puedan salir del cónclave.
El mismo editorial reconoció que los productores públicos y privados de petróleo enfrentan una situación dramática, porque su producto vale este año en términos reales lo mismo que en la mayor parte del período entre la II Guerra Mundial y 1973.
A partir de 1973, el primer "shock" petrolero provocado por el embargo de los países árabes, las medidas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para impulsar el valor de la materia prima y una demanda exacerbada, multiplicó por seis la cotización del crudo en tan sólo seis años.
Pero desde 1983, la tendencia se revirtió, y los precios del petróleo cayeron tres años después hasta una sima sólo igualada ahora, que puso el barril en menos de 10 dólares, para oscilar desde entonces entre 15 y 24 dólares.
Al comenzar octubre, el promedio en que se mueven los crudos marcadores para 1998 está entre 12,75 y 14,97 dólares el barril, más de seis dólares por debajo del valor promedio de 1997 y cerca de ocho menos que en 1996, con pérdidas para los productores en torno de 120.000 millones de dólares este año.
Los ministros Ali Al Naimi, de Arabia Saudita, Luis Téllez, de México, y Erwin Arrieta, de Venezuela, realizarán este viernes el cónclave que suspendieron el 28 de agosto, cuando los precios habían recaído y los dos latinoamericanos rechazaban otro recorte productivo propuesto por Naimi.
Ahora, la atmósfera coyuntural está distendida por la paulatina y estacional reanimación de los precios ante el ingreso en el otoño de los grandes consumidores, y elementos puntuales, como el cierre de refinerías en el Golfo de México al paso arrasador del huracán Georges.
Arrieta y Téllez reafirmaron que el encuentro no tiene la intención de reducir ni un barril más, porque el acuerdo actual dura hasta junio de 1999 y que el gran objetivo de la reunión es, justamente, mirar más allá de esa fecha.
Una reunión mantenida hacia marzo en Ryad por los tres ministros dio pie a un compromiso voluntario de retiro de oferta entre miembros de la OPEP y exportadores independientes encabezados por México.
En junio impulsaron otro recorte, para completar un retiro de 3,1 millones de bpd, 2,6 millones aportados por la OPEP.
Pero la saturación de un mercado al que se bombearon entre 1,5 y 2,5 millones de bpd de sobreoferta durante meses, la extensión de la crisis asiática y el ingreso mundial en una etapa de estancamiento económico se combinaron para mantener débil la demanda e impedir que los recortes tuvieran el efecto deseado.
Arrieta dijo antes de partir a México que los tres miembros del informal "superclub petrolero" buscan reflexionar sobre cómo lograr un objetivo estratégico: que el mercado retome "su sanidad y su dinámica".
La manera, anticipó, es promover la apertura de nuevas fronteras de consumidores en el Sur en desarrollo, de manera que haya espacio para más oferta y se logre un precio de equilibrio satisfactorio para consumidores y productores.
Los ojos de operadores del mercado y consumidores estarán, de todos modos, más puestos sobre Venecia que sobre Cancún, por lo inédito de un encuentro de las grandes corporaciones privadas para analizar "asuntos y oportunidades en la industria del petróleo y del gas".
Así lo puntualizó la compañía organizadora de la cita, la estadounidense Petroleum Finance, en un comunicado distribuido en Internet. Su portavoz, Françoise Rowan, subrayó a IPS desde Washington que "los precios no serán mencionados en la agenda".
Los cuatro puntos formales de esa agenda incluyen la restructuración de la industria y el comercio petrolero y gasífero, los cambios tecnológicos y la geopolítica en el sector, así como su papel en la moderna sociedad.
Financial Times apuntó que las grandes petroleras privadas tienen motivos para intentar entendimientos a fin de mejorar precios y ganancias, siempre que se mantenga intocada la competencia, y recordó que la cooperación informal es parte de su práctica habitual.
La influyente publicación consideró que un resultado benigno y legítimo de Venecia sería el de nuevas fusiones, tras la espectacular compra de la estadounidense Amoco por British Petroleum en agosto, a fin de cubrir la urgente necesidad de reducir costos y apoyar la innovación tecnológica.
En un artículo titulado "las siete hermanas flacas", la revista venezolana Primicia abundó esta semana sobre los problemas con que las petroleras llegan a la lacustre Venecia.
Un ejemplo es el de la angloholandesa Shell, que anunció en septiembre recorte de gastos y cierre de oficinas en diferentes países, ante una caída de 40 por ciento de sus ingresos netos y la perspectiva de que los precios sigan en bajo nivel al menos tres años.
Las estadounidenses Mobil, Texaco y Chevron optaron en algunos casos por aumentar la producción, aunque en otros debieron disminuirla, por el desplome de los precios de los crudos que explotan de entre 32 y 38 por ciento, respecto a 1997.
La mayor herramienta de esas compañías para enfrentar la situación es el incremento de los llamados negocios relacionados, como la venta directa de gasolina.
British Petroleum, por su parte, es una de las pocas firmas en haber logrado dividendos durante el primer semestre, gracias al aumento en ocho por ciento de su producción y la optimización del mercadeo y la refinación, pero terminó ese lapso con una caída de 26 por ciento en sus resultados financieros.
Los precios estuvieron en los últimos meses a niveles que no eran rentables, dados los altos costos de producción de las zonas mundiales que explotan algunas de esas compañías.
Petroleum Intelligence Weekly dijo en su última edición que para los defensores del libre mercado hay un problema dramático: la recuperación de los precios y de la demanda será lenta.
Es un elemento que une a los huéspedes de Cancún y de Venecia, porque tengan una corta o larga perspectiva de participar en la oferta petrlera mundial, todos están sufriendo con los precios actuales. La diferencia es que en el caso de unos afecta sólo los bolsillos de sus accionistas y empleados, y en el de los otros, el bolsillo de sus pueblos. (FIN/IPS/eg/ff/if/98