Muchos sectores políticos de Perú consideran las elecciones municipales de este domingo como un referéndum sobre una eventual postulación del presidente Alberto Fujimori a la reelección, en el año 2000.
Para los ciudadanos y el gobierno, está muy claro que en los comicios se decidirá algo más que la simple elección de alcaldes y regidores.
Por otra parte, reina un clima de desconfianza respecto de la transparencia de los comicios, que ni las comparsas multicolores ni las nutridas caravanas que recorrieron el jueves diversos distritos de Lima y otras ciudades de Perú en el cierre de la campaña electoral lograron disipar.
Aunque la posibilidad de un fraude electrónico fue desmentida por especialistas, las fallas detectadas en el sistema de cómputo que se usará en el proceso electoral suscitaron suspicacias en la opinión pública, demasiado sensibilizada por denuncias que ensombrecen la transparencia del proceso.
En efecto, hasta Santiago Murray, jefe de los observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha tenido que admitir públicamente que existe una falta de credibilidad en el sistema electoral por parte de la ciudadanía y de las propias agrupaciones políticas que participan en el proceso.
Esa desconfianza fue comprobada también por las encuestas de opinión realizadas en los últimos días en diversos estratos socioeconómicos de Lima y provincias.
La prohibición legal de divulgar los resultados de las encuestas de opinión en los últimos días provocó que los rumores sobre la intención de voto sean contradictorios y los candidatos se enfrenten en una verdadera "guerra de nervios" para convencer a los electores de que son los virtuales ganadores.
A juicio de las empresas encuestadoras, el gobierno considerará un éxito si los candidatos que apoya en forma oficiosa, agrupados en Vamos Vecino, logran obtener un tercio de las preferencias electorales, especialmente en los estratos socioeconómicos más bajos.
Hasta el último día en que se podían publicar las encuestas, el alcalde de Lima Alberto Andrade, candidato a la reelección y para muchos cabeza visible de la oposición, encabezaba las encuestas con más de 60 por ciento de las preferencias, en tanto que su contendor, Juan Carlos Hurtado Miller, ex ministro de Economía de Fujimori, no llegaba a 30 por ciento.
En el interior del país, las tendencias no eran tan definidas, aunque se registraba una cierta preferencia por los candidatos de Vamos Vecino en las zonas más pobres.
Uno de los temas que más suspicacia despierta en la opinión pública respecto a las elecciones tiene que ver con el sistema electrónico a utilizarse.
Durante un simulacro de votación y recuento de votos realizado el domingo pasado, se detectaron algunas fallas que a juicio de los expertos podrían facilitar la manipulación del proceso electoral.
Ello motivó que el presidente del Jurado Electoral de Lima, Sergio Salas, sugiriera la postergación de los comicios si las fallas no eran superadas.
Sin embargo, el jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales, José Portillo-Campbell, restó importancia a las fallas aduciendo que se trataba de una "caída" normal en el sistema de cómputo y rechazando cualquier postergación de los comicios.
Otro asunto delicado se refiere a la falta de depuración de los padrones electorales, donde figurarían muchos militares en actividad e incluso agentes encubiertos del Servicio de Inteligencia, prohibidos por ley de votar, quienes podrían tergiversar la real tendencia del electorado.
El jefe del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) aseguró que no existe un solo militar entre los casi 13 millones y medio de electores, pero el jefe de Observadores de la OEA aclaró que es "demasiado tarde para la depuración del padrón electoral de los miembros de las fuerzas armadas".
Según el funcionario internacional, corresponderá a los personeros de los partidos políticos fiscalizar cualquier irregularidad e instó a las Fuerzas Armadas para que sean sensibles a la preocupación de la ciudadanía, de manera que prevalezca la transparencia.
Mientras, el jefe de la RENIEC admitió que existe "un buen número" de personas muertas desde las últimas elecciones que no han sido reportadas como tales, pues sólo 24 de 1,800 concejos distritales cumplieron con la obligación de enviar el listado respectivo.
Un tercer asunto por resolverse es el presunto apoyo económico que el actual ministro de la Presidencia, Tomás González Reátegui, habría prestado a candidatos de Vamos Vecino, la agrupación oficiosa del gobierno.
Una Comisión de Fiscalización del Congreso investiga si el ministro usó recursos estatales para favorecer a esos candidatos en el interior del país. La investigación abarcará también las supuestas irregularidades cometidas por González Reátegui cuando ejercía el cargo de presidente de la región Loreto.
La Comisión, presidida por un parlamentario oficialista, entregará copia de su informe al Jefe de la Misión de Observadores de la OEA. Si se prueba la responsabilidad penal del ministro, podría ser acusado constitucionalmente.
Las sospechas y desconfianzas han dejado para un segundo plano lo que debió ser la prioridad del proceso electoral, es decir, la confrontación de planes de gobierno de los candidatos. Ha sido una campaña altamente politizada pero carente de debate sobre los programas, señalan los observadores.
Un esperado debate entre los dos candidatos a la alcaldía de Lima, el actual alcalde Alberto Andrade y Carlos Hurtado Miller, líder de Vamos Vecino, no llegó a producirse porque el primero se negó.
Ambos se enfrentaron a una campaña de mutuas recriminaciones verbales y recién en la mañana del viernes, cuando ya se había cerrado la campaña, se encontraron en la Plaza Mayor de Lima, frente al Palacio Municipal, y acordaron que el perdedor se dará un chapuzón en la pileta que adorna el lugar. (FIN/IPS/zp/ml/ip/98
