PARAGUAY: Indígenas reclaman tierra, salud y educación

Un campamento de 2.000 indígenas permanecerá hasta este jueves frente al parlamento de Paraguay, tras la primer marcha que realizaron sobre la capital en rememoración de la llegada de Colón a América en 1492.

Los representantes de las comunidades enxet (guaraní) y toba, cuatro de las 17 existentes en el país, recibirán dentro de un mes una respuesta del presidente Raúl Cubas a sus pedidos de salud, educación y de 127.000 hectáreas cuya restitución exigen al gobierno.

Se trata del resto de las 199.000 hectáreas que comunidades enxet como lengua, angaité y sanapaná demandan para 1.000 familias de sus etnias y de la Toba Qom, a las cuales reivindicaron con su "Marcha por la Dignidad Indígena", bajo el lema "Devuélvannos la Tierra".

Los representante indígenas se entrevistaron con Cubas en su calidad de "presidente del gobierno de los hombres blancos, pero en calidad de iguales cual jefe de otra tribu", explicó Estella Rufinelli, conductora del informativo central de canal 9, al explicar la mentalidad de las contrapartes.

"Hace 500 años que los gobiernos nos engañan" y "se hacen los desentendidos", dijo en guaraní el dirigente indígena Carlos Marecos, de la coordinadora del Bajo Chaco, ante una multitud de micrófonos en el Palacio de Gobierno.

Sus etnias viven en el Chaco, un ecosistema árido y polvoriento que comparten el occidente paraguayo, el oriente boliviano y el norte argentino, donde habitan junto a colonos menonitas arribados en 1927, patrullas militares y ladrones de autos en busca de cocaína.

"Pedimos sólo lo que nos corresponde" agregó Marecos, coordinador de la movilización.

Debido al calor de 30 grados, fueron las camionetas de policías y militares las que trasladaron a las madres y pequeños, que llevaban caminando desde la madrugada.

Muchos sufrieron descalzos el primer choque sobre pavimento hirviendo y otros de zapatillas, con la radio en la mano, iban escuchando lo que decían los medios de comunicación de ellos mismos, eternos ausentes de los informativos y efímeros ocupantes de la agenda política.

La población se manifestó solidaria durante la caminata y camiones de la estatal Corporación de Obras Sanitarias les suministraron agua durante el trayecto.

Cubas contestó con ambigüedad, asegurando a los representantes indígenas reunidos con él en el despacho del Consejo de Ministros que "lo que se puede se va a hacer y lo demás deberá esperar un poco más".

El dirigente campesino Antolín Kenedi reclamó castigo para quienes robaron tierras del Instituto Nacional del Indigena y, sentado en las bancas del Senado junto a otros de sus compañeros, increpó a los parlamentarios por no garantizarles asistencia médica.

Pilar Roig, de la organizacion no gubernamental Tierra Viva, denunció que a lo largo de 350 kilómetros del Chaco no hay un puesto de salud. "La situacion de aislamiento y marginacion es terrible" sobre todo en comunidades ubicadas a 80 kilómetros de la ruta.

El único puesto de salud de Pozo Colorado tiene una enfermera, "sin medicamentos ni transporte", acusó. La propia ministra de Salud Pública, Carmen Frutos, reconoció que existen problemas de adecuación del servicio público a la idiosincracia de las etnias.

Frutos destacó la existencia de centros de salud en Villa Hayes, Mariscal Estigarribia y 25 Leguas, a lo largo de la no bien pavimentada ruta Transchaco, que une este país con Bolivia, pero admitió que hay poca ocupación de hospitales por diferencias culturales.

Entre las principales demandas de la marcha figuró la declaración del estado de emergencia en las comunidades enxet Yake Axa y Sahoyamaxa, así como una consulta democrática para nombrar a su representante en el Instituto Nacional del Indígena.

Alberto Areco, de la Federacion Nacional Campesina, no descartó que en breve se produzcan movilizaciones conjuntas de obreros, campesinos e indígenas.

"A la hora de la votación, los blancos nos vienen a ver para pedir votos, pero luego todo termina en el opa-rei", término guaraní que denomina las promesas o investigaciones que no se cumplen, enfatizó Kenedi.

El senador opositor Juan Carlos Ramírez recibió a los indígenas y fue el único que ensayó una autocrítica de la labor legislativa, al reconocer que el Congreso "tuvo una actitud pusilánime ante los reclamos".

Los representantes de los manifestantes se mostraron preocupados por la deforestación a la que son sometidos los departamentos septentrionales de Paraguay a manos de contrabandistas brasileros, hacendados y campesinos paraguayos.

"Estamos cansados de vagar al lado de la ruta", dijo Marecos. "Que nos devuelvan algo de lo que nos han quitado", reclamó.

Los nativos estiman que con el mantenimiento de partidas presupuestales suficientes, se evitará la pérdida de tierras ancestrales.

En un comunicado conjunto aclararon que, con el recorte previsto por el Ministerio de Hacienda de ocho millones de dólares a las partidas del Instituto Nacional del Indígena, "la compra de tierra quedará prácticamente extinguida". (FIN/IPS/cm/mj/pr hd/98

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