La neutralidad, el humanismo y la rectitud atribuidos a la Cruz Roja en México están en duda ante un escándalo de desvío de fondos, su toma de partido contra el uso del condón y revelaciones que cuestionan su independencia del gobierno.
Ocho consejeros de la Cruz Roja que denunciaron un caso de corrupción renunciaron en septiembre. Luego su presidente se enfrentó con autoridades de la salud por el problema del sida. Ahora se conoció la aplicación de una auditoría por el aparente desvío de un donativo de Estados Unidos.
El clima de desconfianza hacia la Cruz Roja mexicana llegó al punto que los donantes detuvieron todos los envíos de dinero, lo que puso en riesgo el cumplimiento de servicios y el funcionamiento de los centro de atención médica de esa institución.
Fuentes de la Junta de Asistencia Privada, órgano que aglutina a todos los grupos de beneficencia, informaron este jueves que tienen dificultades para concluir con su auditoría a la Cruz Roja, la primera que se le realiza, pues los directivos se niegan a entregar documentación clave.
Del resultado de esas investigaciones depende el futuro del presidente del organismo, José Barroso, quien, según denuncias de los consejeros renunciantes, habría desviado unos 300.000 dólares.
Barroso es el centro de la polémica, no sólo por el supuesto desvío de fondos, sino por sus posturas cercanas a grupos conservadores y antecedentes que parecen no asegurar que se trate de una persona independiente.
En 1968, año en que Barroso también era presidente de la Cruz Roja, esa institución aceptó despedir a médicos que el gobierno calificaba de agitadores.
La noche del 2 de octubre de ese año, cuando el ejército disparó contra una manifestación, episodio que pasó a la historia como la masacre de Tlatelolco, colaboró en la entrega de estudiantes heridos a las autoridades.
Las revelaciones, basadas en documentos y testimonios recuperados por investigadores, fueron un nuevo golpe al presidente de la Cruz Roja, quien asegura que hay una campaña en su contra.
"No acepto que se me vea como un sinvergüenza, como un gángster, cuando lo único que he hecho es una crear una Cruz Roja del Primer Mundo", expresó.
Los consejeros renunciantes aseguran que, debido a Barroso, la Cruz Roja de México vive hoy la crisis más importante de su historia.
Barroso no ha tenido empacho en descalificar las campañas que promueven el uso del condón y en pedir que se eliminen de las prioridades médicas del país la atención a los enfermos de sida, pues "son una minoría".
Mientras más se promueva el uso del condón "así como la promiscuidad", más contagios de sida habrá, pues el dispositivo falla en el 40 por ciento de las ocasiones, aseguró.
Su postura, similar a la del grupo antiabortista Pro Vida, despertó críticas de organizaciones humanitarias y del Consejo Nacional de Prevención y Control del Sida, que invitó a Barroso a un debate público para demostrar que el condón es seguro y que los enfermos de VIH merecen toda la atención necesaria.
Desde febrero, los miembros de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología envían periódicamente fax y correos electrónicos a la diversas sedes de la Cruz Roja en el mundo para pedir la renuncia de Barroso, a quien acusan de no tener "sentido humanitario".
La Cruz Roja, hoy presente en más de 170 países, fue fundada en 1863 en Suiza bajo los principios de humanitarismo, imparcialidad, neutralidad e independencia de los actores de un conflicto.
"Si yo no sirvo para esta institución, me hacen el favor de liberarme, porque a mí la Cruz Roja lo único que me deja son costos, pérdida de tiempo y ahora una campaña de desprestigio", declaró Barroso a comienzos de mes, cuando fue citado al Senado para explicar su actuación.
Barroso ha ocupado la presidencia de la Cruz Roja mexicana en cuatro ocasiones desde 1964, lo que, según él, genera envidia y resistencia en algunos consejeros de la institución. (FIN/IPS/dc/mj/dv he ip/98
