El nuncio apostólico en México, Justo Mullor, enfrenta la primera crisis en sus 18 meses de gestión, ante la negativa del obispo de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, a renuciar a su diócesis luego de 27 años de servicio pastoral.
Lona Reyes, identificado con la corriente de la Teología de la Liberación, dijo que detrás del representante del Vaticano pueden encontrarse presiones de políticos locales que no simpatizan con su labor pastoral a favor de los pobres y de denuncia de la política económica neoliberal.
"Estoy con los más pobres y me acusan de dividir a la Iglesia… Yo nunca he estado con el neoliberalismo y tengo preferencia por los pobres, los excluidos del sistema", dijo el religioso.
Lona Reyes recordó que Mullor lo convocó el 21 de septiembre a la nunciatura apostólica en la capital de México y le pidió su renuncia verbalmente, a lo cual se negó.
Según el derecho canónico, el obispo debe renunciar o ser separado de su cargo al cumplir 75 años, lo que, en este caso, sucederá en el 2000.
El sacerdote recordó que en 1986 debió acudir a Roma para aclarar una acusación del entonces nuncio apostólico Jerónimo Prigione, quien aseguraba que Lona Reyes no enviaba los informes al Vaticano desde 1971.
Durante sus 19 años de gestión en México, que concluyeron en 1997, Prigione logró que el Vaticano cambiara a 86 de los cerca de 100 obispos del país.
"Tengo 27 años soportando humillaciones de parte de esa gente… Sorpresivamente piden mi renuncia, pero no accedí. No voy a renunciar. Sería como traicionar a mi pueblo, a los curas y religiosos, a las mujeres, hombres, jóvenes y niños", expresó.
Sin embargo, admitió que él sólo renunciaría si se lo pide el papa Juan Pablo II y están presentes dos testigos, tal y como lo establecen las leyes de la Iglesia Católica.
Analistas políticos consideran que el pedido de renuncia planteado por Mullor responde a la "opción preferencial" de Lona Reyes por los pobres de su diócesis, ubicada en una de las regiones más pobres de México y cuya población es, en su mayoría, indígena.
En Tehuantepec, Oaxaca, unos 1.300 kilómetros al sudeste de la capital, habitan las etnias huave, zapoteca, chontal chinanteca, mazateca, mixe, y zoque.
El obispo atribuyó el pedido de reunicia a su oposición a las políticas neoliberales del gobierno y la imposición de proyectos que atentan contra la soberanía o las culturas indígenas.
Lona Reyes afirmó que durante sus 27 años de carrera eclesiástica sufrió presiones y hasta atentados contra su vida por su cercanía con las comunidades indígenas y pobres.
El obispo inició un ayuno acompañado por decenas de fieles en distintas iglesias de Tehuantepec.
Mientras, el arzobispo emérito de Oaxaca, Bartolomé Carrasco, llamó a todo los miembros del Episcopado Mexicano a formar un "frente de colegialidad" con el obispo Lona Reyes para enfrentar las presiones tendientes a que renuncie.
Carrasco aseguró que esas presiones representan un intento por regresar a los tiempos de una Iglesia puramente jerárquica y sin participación.
El arzobispo Sergio Obeso Rivera, ex presidente de la Conferencia Episcopal de México, lamentó la situación en que se encuentra Lona Reyes, pero llamó a la calma y la reflexión para no dividir aun más a la Iglesia de este país.
Mullor, por su parte, guarda silencio ante la tormenta que generó entre religiosos y feligreses.
El Estado mexicano es laico desde 1821, cuando el entonces presidente Benito Juárez implementó leyes que anularon los privilegios y confiscaron los bienes de la Iglesia Católica.
En 1997, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari reanudó las relaciones diplomáticas con el Vaticano. (FIN/IPS/fj/mj/cr ip/98