Como en los viejos tiempos, el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México arrasó el domingo en las elecciones para designar gobernador, diputados y alcaldes del norteño estado de Tamaulipas .
El PRI deja atrás escándalos y acusaciones de fraude electoral y corrupción, y demuestra que avanza con firmeza hacia los comicios presidenciales del 2000, señalaron este lunes portavoces de ese partido, que gobierna México desde 1929.
Los candidatos del PRI en Tamaulipas, estado de tres millones de habitantes, obtuvieron más de 53 por ciento de los votos, de acuerdo con resultados oficiales preliminares.
Se trata de una votación semejante a la que el partido lograba antes de 1989, cuando jamás perdía elecciones locales o nacionales. En el año señalado, el conservador Partido Acción Nacional (PAN) logró derrotar al oficialismo en elecciones estaduales.
El PRI triunfó este año en comicios en cinco de los 32 estados del país y perdió en uno. Cada instancia fue considerada por los observadores un préambulo a la carrera presidencial del 2000.
Para el caso de Tamaulipas, los militantes del PRI escogieron a sus candidatos en comicios internos democráticos, una práctica con escasos precedentes en el partido.
El candidato presidencial para el 2000 será designado democráticamente como sucedió en Tamaulipas y ya no por el tradicional "dedazo" (designación directa de parte del presidente saliente), promenten los dirigentes del partido gobernantes.
El PRI, que se autodenomina partido de centro, es la fuerza política más importante de México. Controla el gobierno central y 24 estados.
"Que no canten victoria anticipada los del PRI en la carrera presidencial", advirtió Manuel López, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), primera fuerza de oposición en el Cámara de Diputado.
La discusión interna sobre candidaturas presidenciales se desarrolla desde hacia varias semanas en el PRD, el PAN y el PRI y varios militantes de esos partidos ya se han identificado como aspirantes.
El PRD y el PAN aseguran que, dentro de dos años, cuando termine la gestión del presidente Ernesto Zedillo, la oposición llegará por primera vez a la presidencia de México en más de 70 años. Pero el camino no es fácil.
El PRI, que hace poco enfrentaba un marcado desgaste por la crisis económica de 1994-1995, los casos de corrupción de la familia del ex presidente Carlos Salinas (1988-1994) y la acumulación de escándalos políticos, hoy parece recuperar fuerzas.
La derrota que sufrió en julio de 1997, cuando perdió el control absoluto que mantuvo por décadas en la Cámara de Diputados, quedó atrás, y así lo demuestran elecciones recientes, sostiene la dirección del partido.
De la mano de Zedillo, que es aceptado por 51 por ciento de los ciudadenos, según indican las encuestas, el PRI parece haberse sacudido de las sombras del escándalo y superado su desgaste, opinan los observadores.
El partido, que otrora alabó a Salinas y lo elevó al rango de "líder mundial", hoy reniega de ese pasado, que diariamente se recrea en las calles de la capital, donde niños pobres se disfrazan del ex presidente y hacen piruetas a cambio de una monedas de transeúntes y automovilistas.
Salinas, cuyo hermano Raúl está preso desde 1995 por el asesinato de un político y por corrupción y enriquecimiento ilícito, vive fuera de México desde hace 40 meses y nadie en el PRI ha salido en su defensa.
La época de Salinas, quien designó a Zedillo candidato presidencial, luego del asesinato del primer aspirante del PRI, Luis Donaldo Colosio, dejó escándalos por manejos ilícitos, financiamiento irregular del partido y una conducción de la economía con medidas que, según hoy se denuncia, buscaban beneficiar a ciertos empresarios.
El PRI se renueva y se enfila al nuevo milenio con otro triunfo en elecciones presidenciales, señaló Mariano Palacios, presidente del partido. (FIN/IPS/dc/ff/ip/98