MEDIO ORIENTE: Palestinos se postulan a concejo de Jerusalén

Más de una decena de árabes se postularon a las elecciones municipales de Jerusalén, por primera vez desde que Israel capturó en 1967 la zona oriental de la ciudad, entonces perteneciente a Jordania.

Las calles de Beit Safafa, vecindario del sur de Jerusalén compuesto por viejas casas de piedra arenisca, son estrechas, están llenas de pozos y la escuela primaria se encuentra deslucida y descuidada.

Urbanizaciones judías se levantan en gran parte del territorio que otrora perteneció a esta aldea árabe. Pilas de basura se pudren en las esquinas y los autobuses rojos que llaman la atención en las demás calles de Jerusalén rara vez se trasladan a esta parte de la ciudad.

"Es como si no existieran los servicios municipales en el sector árabe. Ello es porque el concejo está integrado por personas que sólo se preocupan por la vida de los judíos y se olvidan de los árabes en la ciudad", dijo Musa Alayan, palestino con ciudadanía israelí residente de Beit Safafa.

Alayan quiere cambiar la situación haciendo algo que sólo cinco años atrás hubiera sido impensable: integrar el concejo municipal de Jerusalén.

El jueves 8, él y más de una decena de candidatos, incluso uno que se propone para alcalde, se convirtieron en los primeros árabes en postularse a las elecciones municipales del 10 de noviembre desde que en 1967 Israel capturó Jerusalén oriental.

Al trabajar desde dentro, asegura Alayan, esperan poner fin al tipo de planeamiento municipal que creó aceras inmaculadas y luces públicas que terminan abruptamente en la última casa judía.

"Decidí presentarme por la pésima forma en que viven los árabes. Quiero asegurarme de que el dinero de nuestros impuestos se gaste en el lado árabe de la ciudad", explicó.

Pero esa decisión fue criticada por la mayor parte de los 180.000 palestinos de la ciudad y desencadenó nuevamente el debate sobre si los árabes de Jerusalén, que representan casi 30 por ciento de la población de la ciudad, tienen más que perder al votar que al quedarse en sus casas.

Desde 1967, la mayoría de los palestinos boicotearon las elecciones municipales persuadidos de que su participación legitimaría la anexión israelí de la mitad oriental de la ciudad, a la que los árabes consideran ocupada y reclaman como capital del estado que esperan fundar en Cisjordania y Gaza.

Pero al permanecer fuera del proceso político, los electores palestinos prácticamente garantizaron el abandono de sus vecindarios de parte de los concejeros cuya atención y escasos recursos se concentran naturalmente en sus propios distritos electorales.

Alayan afirma que la firma de los acuerdos de paz de Oslo, en 1993, terminó con esta situación. Ya que Israel accedió a incluir el futuro de Jerusalén en la mesa de negociaciones, ahora los palestinos, cansados de subordinar su calidad de vida a objetivos políticos mayores, tienen la libertad de votar.

"La situación cambió", dijo Alayan. "Antes, si votábamos, enviábamos un mensaje político equivocado. Ahora podemos discernir entre el amplio panorama político y la falta de servicios y los problemas diarios que tienen los árabes".

La mayoría de los palestinos no comparten su opinión. Alaya, como ciudadano israelí, tiene derecho a postularse en las elecciones y los palestinos que viven en la zona de Beit Safafa que es territorio de Israel desde 1948 deben votar por él, aseguran.

Pero aquellos palestinos que residen en territorio capturado en 1967 y luego anexado unilateralmente a Jerusalén no deben ayudarlo a ganar, sostienen. Panfletos aparecidos en Jerusalén lo califican de traidor y exhortan a los palestinos a abstenerse de votar.

"Perderemos nuestra identidad cuando participemos en las elecciones", afirmó Mohammed Jadallah, médico palestino habitante en la zona de Beit Safafa ocupada en 1967 e integrante de un pequeño partido que se opone a los acuerdos de paz firmados con Israel.

"Nuestra lucha es la de apartarnos de Israel, no la de participar en las elecciones israelíes. Si lo hacemos, ya no seremos palestinos", aseguró.

Otros palestinos temen que la participación en las elecciones debilite su reclamo sobre Jerusalén oriental, meses antes de que ambos bandos decidan el destino de la ciudad, como parte del acuerdo de paz definitivo.

"Si participamos en las elecciones, significa que aceptamos que Jerusalén sea la capital de Israel", dijo Hatem Abdel Qadar, residente de Jerusalén oriental elegido en 1996 para el consejo legislativo palestino, o parlamento, por los acuerdos de paz.

En caso de ganar, Alayan asegura que evitará los temas más trascendentes y se dedicará a las penurias cotidianas de los palestinos.

Pero algunos de los problemas que piensa combatir pueden implicar al futuro de la ciudad al afectar a los árabes que viven en la ciudad, como las políticas israelíes que niegan los permisos de construcción a los palestinos o anulan sus documentos de identidad si abandonan la ciudad.

"Quiero asegurarme de que los árabes consigan sus permisos de construcción y tengan documentos de identidad, incluso si se trasladan a los suburbios de Cisjordania fuera de Jerusalén", afirmó.

Los analistas políticos estiman que la lista independiente de Alayan podría obtener dos bancas en el concejo de 30 integrantes, según la cantidad de palestinos que voten. Un sondeo de opinión realizado por un periódico árabe reveló que 54 por ciento de los palestinos no piensan votar.

Jadallah y otros aseguran que Alayan no tendrá el poder para conseguir los cambios deseados por los palestinos.

"Israel quiere decir 'miren, tenemos a un palestino trabajando con nosotros'. Pero no hay lugar para que los palestinos trabajen dentro del sistema. Sólo será utilizado como un instrumento, un elemento decorativo", opinó Jadallah. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/aq/ip/98

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