JAPON: Ratificación de pacto antiminas demuestra independencia

La ratificación por Japón de un tratado de prohibición de minas antipersonales distancia a este país de Estados Unidos y muestra independencia en sus decisiones políticas, según analistas.

La Dieta (parlamento) votó unánimemente a favor de la ratificación el martes, después de nueve meses de debate marcados por el hecho de que Estados Unidos, principal aliado de Japón en materia de seguridad, se opone al tratado antiminas.

Japón se sumó así a las cerca de 40 naciones que ya ratificaron la Convención de las Naciones Unidas sobre la Prohibición del Uso, Acumulación, Producción y Transferencia de Minas Antipersonales y sobre su Destrucción, que entrará en vigencia el 1 de marzo de 1999.

Estados Unidos arguyó que necesita tener minas terrestres a mano en lugares estratégicos como la península coreana y sus bases en ultramar, incluidas las de Japón.

"Este es un gran paso en la lucha por liberar al mundo de las minas terrestres, que han herido y causado la muerte a tantas personas", dijo Yuri Osa, presidenta de la Asociación de Ayuda a los Refugiados (AAR), una agencia no gubernamental al frente de la campaña antiminas.

Osa notó que la convención se ratificó pese a los reclamos de poderosos dirigentes políticos y funcionarios del gobierno de fortalecer el sistema defensivo del país a la luz de la prueba de un misil por parte de Corea del Norte que voló sobre territorio japonés.

Ishikawa Seisaku Jyo, la única compañía japonesa que fabrica minas, también presionó para que el parlamento no respaldara el tratado.

"Esta decisión del gobierno es de gran importancia en el marco de la tensa atmósfera reinante y de la inclinación del país a fortalecer su capacidad defensiva", explicó.

El primer ministro, Keizo Obuchi, firmó la convención en diciembre pasado en Ottawa. En ese momento, Obuchi era canciller de Japón.

La ratificación de la Dieta se demoró hasta esta semana porque el gobierno debatía qué actitud tomar frente a las minas terrestres en las bases estadounidenses en Japón.

"Esto hizo dudar a Japón, que depende de Estados Unidos para su seguridad. El tema es muy delicado, pues el país debe asegurarse de no molestar a Washington", explicó Osamu Yamamoto, funcionario de AAR.

Una consideración especial mereció el problema del traslado de las minas terrestres entre las bases estadounidenses en territorio japonés una vez ratificado el tratado.

Esa tarea es normalmente realizada por empresas privadas japonesas o por las Fuerzas de Autodefensa, pero la Dieta no hizo precisiones al respecto.

"El gobierno entiende la posición estadounidense de asegurar el derecho a usar minas terrestres anti personales en caso de surgir emergencias en la península coreana", expresó Obuchi.

Trascendió que las fuerzas de Estados Unidos guardan las minas en arsenales en tres prefecturas en Japón.

Según Keiko Iizuka, del Yomuiri Shimbun, el diario de mayor circulación de Japón, Washington sostiene que sus bases no están en territorio japonés y por lo tanto este país no puede hacer nada respecto a las minas, a pesar de ratificar el tratado.

"El parlamento no explicó como se manejarían esas minas, un tema que de ahora en adelante será crucial. Nos preocupa que las Fuerzas de Autodefensa no fueron mencionadas como parte de la prohibición", indicó Yamamoto, de AAR.

El gobierno tampoco indicó qué hará con sus propias minas antipersonales.

La Dieta fijó severas medidas para los japoneses que participen en la producción, venta o transporte de minas terrestres: condenas a prisión por siete años y/o una multa de unos 25.000 dólares.

Mientras, la Asociación de Ayuda a Refugiados informó que Japón cuenta con cerca de un millón de minas anti personales.

Expertos en defensa consideraron necesaria tal acumulación, ya que las minas son importantes para detener a cualquier enemigo que intente ingresar en territorio japonés, pero ese argumento parece haber perdido respaldo entre el público, que apoya la prohibición de las minas.

Hasta los políticos opositores más conservadores cedieron al masivo apoyo en Japón a la Campaña Internacional para Prohinir las Minas Terrestres, liderada por la ganadora del premio Nobel Jody Williams.

Sólo este año, la campaña japonesa para prohibir las minas, que trabajó en conjunto con Williams, recogió más de dos millones de firmas.

"Esto ilustra claramente el éxito de la concientización del público", destacó el presidente de esa campaña, Toshihiro Shimizu.

Activistas japoneses anunciaron que seguirán trabajando para quitar las minas de las bases estadounidenses.

En noviembre se realizará una conferencia sobre las bases de Estados Unidos en Japón y países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

"Dado que el tema es tan difícil, tenemos que avanzar lentamente", explicó Osa, y señaló que hay quienes creen que Japón debe fortalecer sus defensas a la luz de la inestabilidad que puede causa Corea del Norte.

"La amenaza de Corea del Norte se toma muy seriamente en Japón", indicó.

Algunas organizaciones no gubernamentales quieren que Japón presione a China, uno de los principales proveedores de minas, para que ingrese en el tratado de prohibición de las mismas.

También pidieron a Tokio que aumente la ayuda técnica y humanitaria a las víctimas de las minas terrestres. El gobierno prometió en diciembre último 75 millones de dólares de ayuda a esas personas en un período de cinco años.

Japón cuenta con algunos de los mejores barcos barreminas del mundo, también usados para desactivar minas. (FIN/IPS/tra-en/sk/di-ml/ip/98

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