El líder de los neocomunistas de Italia, Fausto Bertinotti, manifestó hoy que su partido está dispuesto a hundir el primer gobierno de centroizquierda de la historia de Italia.
Bertinotti reiteró este viernes la oposición del Partido de la Refundación Comunista (PRC) a la ley de presupuesto de 1999 presentada al parlamento por el gobierno que encabeza el economista católico independiente Romano Prodi.
El dirigente declaró que este presupuesto no estableció como prioridades los problemas sociales del país, el principal de los cuales es la desocupación que afecta a 12 por ciento de la población económicamente activa.
El actual gobierno está encabezado por el Partido Democrático de Izquierda (ex comunista), los Verdes, ex socialistas, ex democristianos y movimientos políticos de centro. Prodi contaba hasta ahora con el apoyo en el parlamento del PRC, que, de todos modos, no integraba el gobierno.
Sin los votos del PRC, el gobierno formado hace poco más de dos años perdería la mayoría en la Cámara de Diputados, condición indispensable para su vigencia en un sistema parlamentario como el que rige en Italia.
La dirección del PRC tomará su decisión al respecto en la reunión que celebrará este sábado y domingo, pero se da por descontado que Bertinotti hará valer la mayoría de la que goza en su partido.
Un grupo encabezado por el presidente del PRC, Armando Cossuta, se opone a provocar la crisis, pero aseguró que acatará la decisión que tome la mayoría que dirige Bertinotti. De todos modos, no se descarta una escisión.
Bertinotti se apresta a ubicar a su partido en la oposición, a la espera que se constituya un nuevo gobierno "verdaderamente de izquierda", según declaró en un almuerzo que compartió el jueves con 20 corresponsales extranjeros.
"En Suecia, después de un período de oposición, la izquierda duplicó su votación", afirmó Bertinotti.
El líder comunista no desea, sin embargo, que la crisis de gobierno precipite la convocatoria a elecciones parlamentarias anticipadas.
Bertinotti señaló que no cree que eso sea posible, debido a que el 21 de noviembre comienza el "semestre blanco", como se denomina al último de los siete años de mandato del presidente, a partir del cual no se puede convocar a elecciones.
Las elecciones parlamentarias deberían celebrarse en el 2001, pero en Italia se adelantan con frecuencia a causa de crisis políticas.
La duración promedio de los gobiernos italianos es de alrededor de un año, aunque muchas veces se cambian sin recurrir a las urnas.
El gobierno de Prodi, el número 55 desde el fin de la segunda guerra mundial, es, hasta ahora, el de mayor duración detrás del encabezado por el ex líder socialista Bettino Craxi, que transcurrió entre 1983 y 1987.
El desenlace de la crisis política que se considera inminente es una incógnita.
Una de las posibilidades que más se baraja es la constitución de un gobierno técnico, a la espera que el Poder Legislativo elija un nuevo presidente y se puedan convocar a elecciones parlamentarias.
Lo único cierto es que, con la pérdida de la mayoría en las dos cámaras, el jefe de gobierno deberá presentar su dimisión al presidente, tras lo cual se abrirá un período de incertidumbre política que podría tener graves consecuencias económicas.
El ministro del Tesoro, Carlo Azeglio Ciampi, sostuvo que el rechazo de la ley de presupuesto llevaría al país al precipicio y que la mayor parte del costo corresponderá a los más débiles.
Sin embargo, Prodi, que asumió el gobierno constituido tras las elecciones parlamentarias del 21 de abril de 1996, podría obtener un nuevo voto de confianza del parlamento con el apoyo de los disidentes del PRC y de la Unión Democrática para la República.
El jefe de gobierno reconoció que "existe un peligro real de crisis", pero aseguró que no cambiará la ley de presupuesto que "crea puestos de trabajo y establece medidas a favor de los sectores más débiles".
Si "los comunistas la rechazan, el gobierno caerá y ellos deberán asumirse todas las responsabilidades", sentenció.
El líder de la coalición opositora de centroderecha, Silvio Berlusconi, formuló un llamamiento a nuevas elecciones parlamentarias.
Berlusconi, magnate de la televisión privada que dirigió el gobierno durante siete meses en 1994, se declaró seguro que se producirá la crisis y que ésta, a su juicio, se debe resolver con nuevas elecciones. (FIN/IPS/jp/mj/ip/98