El primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu se lanzó hoy en busca de apoyo al acuerdo que firmó la semana última con el líder palestino Yasser Arafat, mientras la violencia continuaba en Cisjordania.
Palestinos no identificados mataron en la localidad de Hebrón a un colono judío de 29 años, y en Ramallah, siguieron por segundo día los disturbios por la muerte el domingo de un árabe de 16 años, baleado por la policía de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Así mismo, Arafat declaró ilegales este lunes a las organizaciones radicales Hamas (Partido de la Resistencia Islámica) y a Jihad Islámica y, en respuesta, recibió la advertencia de que podría estallar una guerra civil.
Por su parte, Netanyahu, que enfrenta la ruptura de la coalición derechista de gobierno y la posibilidad de comicios anticipados, señaló a sus partidarios que su permanencia en el poder es preferible al riesgo de una victoria electoral de la oposición de centroizquierda.
"Si hablamos de elecciones, debemos considerar la eventualidad de un gobierno de izquierda, con el consiguiente abandono de los asentamientos" israelíes en territorios reclamados por los palestinos, dijo Netanyahu.
"Nadie ha puesto tanto interés como yo en los asentamientos. No debemos renunciar a ninguno, y es preciso garantizar una red de caminos seguros" para conectar esos enclaves con Israel propiamente dicho, agregó.
Pero mo pudo convencer al Partido Religioso Nacional, que este lunes se alió de modo circunstancial con el centroizquierdista Partido Laborista en el Comité de Legislación de la Knesset (Cámara de Diputados) para promover la realización de elecciones en un plazo de 100 días.
El proyecto de ley debe todavía lograr la aprobación de 61 integrantes del pleno de la Knesset en tres sesiones. El plazo de 100 días concede tiempo a Netanyahu para implementar el llamado memorando de Wye, firmado con Arafat en Maryland, Estados Unidos.
Algunos diputados expresaron reservas ante la propuesta de elecciones, ya que, a su juicio, esa decisión podría afectar el calendario de tres meses establecido en el acuerdo de Wye.
Pero los representantes del Partido Religioso Nacional y del laborismo parecen tener prisa por cambiar el gobierno.
"De momento hay posibilidades razonables de conseguir 61 votos" para derribar el gobierno y forzar nuevas elecciones. Es claro que la coalición gobernante ya no existe", dijo el diputado Haim Ramon, representante del Partido Laborista en el Comité de Legislación.
Netanyahu respondió invitando a diputados del Partido Religioso Nacional a su oficina para intentar disuadirlos de secundar la intención del Partido Laborista de derribar el gobierno una vez que la Knesset confirme el acuerdo de Wye.
El acuerdo de Netanhyahu con Arafat, que fue patrocinado por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, será votado por el parlamento israelí dentro de dos o tres días. Los 120 miembros de la Knesset podrían intervenir en el turno de discursos.
Fuera del despacho del primer ministro, un grupo de colonos judíos se manifestaron con pancartas en que se leía "Confiamos en usted y nos vendió", para condenar el acuerdo de Wye.
Mientras, la violencia continuó en Cisjordania. Danny Vargas, de 29 años, guardia de seguridad de una planta de energía eléctrica de la zona de Hebrón controlada por Israel, fue muerto a balazos por palestinos cuando regresaba a su vivienda en el cercano asentamiento de Kiryat Arba.
Los asesinos arrojaron el cadáver fuera del automóvil en que se desplazaba Vargas y huyeron al área palestina de Hebrón, según la versión de algunos colonos.
"La tinta del acuerdo (de Wye) todavía está fresca y ya ha sido derramada más sangre judía. Netanyahu prometió paz y seguridad, pero no hay lo uno ni lo otro. Netanyahu debe renunciar", comentó el alcalde de Kiryat Arba, Tzvi Katzover.
Colonos de Hebrón y Kiryat Arba, un asentamiento habitado por 6.000 personas, respondieron este lunes a la muerte de Vargas con una manifestación en que la instaron a Netanyahu a no ceder más territorio a la ANP.
"Este es un desgraciado ejemplo de lo que enfrentarán decenas de miles de personas si Netanyahu implementa el acuerdo que firmó hace pocos días", advirtió a la vista del asesinato el portavoz de los colonos de Hebrón, David Wilder.
Poco después de que Vargas fuera baleado, un llamado telefónico aseguró a la policía que había sido hallado el cadáver de un joven palestino en las afueras del asentamiento judío de Itamar, al sur de la ciudad cisjordana de Nablus. Al parecer, se trató de una venganza.
Arafat deberá encarar su propia batalla con los palestinos radicales, escépticos ante el acuerdo firmado, cuando pretenda aplicar lo pactado con Netanyahu. Este lunes causó el malestar de la oposición al declarar ilegales a Hamas (Partido de la Resistencia Islámica) y a la organización Jihad Islámica.
El jeque Ahmed Yassin, líder espiritual de Hamas, respondió declarando "sin valor" el pacto de Wye y con el pronóstico de que Israel no cumplirá la promesa de Netanyahu de devolver territorios a los palestinos.
El acuerdo firmado por Arafat y Netanyahu obliga a Isarel a entregar a la ANP áreas adicionales equivalentes a 13 por ciento de la superficie de Cisjordania.
En Ramallah siguieron las protestas callejeras ante la muerte de Wisam Tarifi, de 16 años y miembro de una prominente familia palestina, baleado por las fuerzas de seguridad de la ANP.
Tarifi fue muerto durante violentos enfrentamientos estallados cuando la policía palestina intentó, en cumplimiento del acuerdo de Wye, confiscar armas almacenadas ilegalmente en las oficinas de Al Fatah, el partido del propio Arafat.
El policía que mató a Tarifi fue arrestado este lunes, pero la familia de éste, rompiendo la tradición musulmama, se negó a enterrar a la víctima hasta que sean condenados quienes lo mataron.
"La situación es muy mala. Hay mucha tensión en Ramallah", señaló Marwan Barghouthi, integrante del consejo legislativo palestino y jefe de Al Fatah en Cisjordania.
Por último, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, una pequeña organización izquierdista opuesta al proceso de paz con Israel, advirtió en su bastión de Belén que la tentativa de Arafat de controlar a la oposición radical podría provocar una guerra civil.
La mayoría de los israelíes y los palestinos aprueban el acuerdo de Wye, según encuestas. Setenta y cuatro por ciento de la población israelí respalda el convemio, aseguró un instituto de opinión pública, suyo sondeo fue publicado el domingo.
Pero se teme una ofensiva de fuerzas extremistas. El ejército de Israel fortaleció el domingo las medidas de seguridad en torno de Netanyahu, al recibirse amenazas de ultraderechistas israelíes opuestos a la cesión de nuevas áreas de Cisjordania a la ANP. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ff/ip/98