El ministro de Relaciones Exteriores de Indonesia, Ali Alatas, aseguró que su país ya se encuentra en proceso de recuperación de la crisis económica.
"Hemos tenido la peor crisis económica de nuestra historia, pero pudimos iniciar la recuperación porque nuestra estructura financiera era muy sólida", dijo el canciller indonesio a IPS.
Alatas recordó que antes de 1997 su país tenía una de las economías más fuertes del sudeste asiático. "Cometimos algunos errores en el pasado, pero ahora estamos en la dirección correcta… aunque es cierto que tenemos un largo camino por recorrer".
La economía de Indonesia experimentará este año una baja de 1,5 por ciento, lejos del crecimiento de 8,2 por ciento de 1995, de 8,0 por ciento en 1996 y de 4,7 por ciento en 1997. Sin embargo, el Consejo Económico y Social de la ONU para Asia-Pacífico espera que en 1999 vuelva a crecer 3,5 por ciento, y 4,0 en el 2000.
El canciller aseguró que su país pasa por un momento de "estabilización y rehabilitación". "Nos estamos concentrando en los bancos, recapitalizando algunos de ellos, cerrando otros, sin permitir que sigan recargando su cartera de préstamos", destacó.
El Banco Central de Indonesia ganó más autonomía y poderes, mientras que se crearon agencias especiales de Reestructuración Bancaria y Reestructuración de la Deuda.
El gobierno de Indonesia trata de solucionar el problema de su deuda privada de 80.000 millones de dólares, mientras refuerza la red de seguridad social con el fin de entregar alimentos subsidiados, atención en salud y educación a millones de pobres.
"La tasa de deserción escolar aumentaba porque los padres no podían costear la educación de sus hijos, así que tomamos la decisión de subsidiarla", comentó Alatas. Agregó que, al mismo tiempo, el gobierno trata de combatir el desempleo con programas de obras públicas que absorben mano de obra.
Por otra parte, aseguró que se logró estabilizar la divisa que el viernes pasado bajó del nivel de 10.000 rupias por dólar. En junio llegó al límite más alto de 17.000 rupias por una unidad estadounidense que, antes del estallido de la crisis a mediados de 1997, se cotizaba a 2.400 rupias.
En julio del año pasado, el Banco Mundial advirtió que 50 millones de los 200 millones de indonesios podrían convertirse en pobres, una situación agravada por una fuerte sequía, y confirmada por los informes sobre situaciones de hambruna en algunas regiones.
Las predicciones de este organismo contrastaban con el sólido crecimiento económico que Indonesia tenía hasta ese momento. El país avanzó de un ingreso per cápita de 70 dólares en 1969 a uno de 1.115 dólares en 1996.
Una vez desatada la crisis, la economía indonesia debió ser rescatada con un paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares negociado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), con respaldo del Banco Mundial, el Banco para el Desarrollo de Asia, Estados Unidos, Japón, Singapur, Malasia y Australia, entre otros.
El programa de reformas exigido por el Fondo a cambio de la ayuda incluye el cese del monopolio estatal del trigo, el azúcar y el ajo, y la reducción de aranceles de productos químicos y siderúrgicos destinados a proteger actividades productivas encabezadas por hijos del ex presidente Suharto.
El nuevo gobierno de Indonesia, encabezado por B.J. Habibie, trata de recuperar unos 30.000 millones de dólares incorporados a la fortuna de la familia de Suharto mediante el uso de tácticas que protegían sus negocios monopólicos.
"Nuestras reformas implican el final de la corrupción y el nepotismo; ahora habrá más transparencia", aseguró Alatas.
Pero el canciller afirmó que la crisis no puede ser atribuida por completo a factores locales. Alatas dijo que si bien Indonesia acepta haber cometido errores en su conducción económica, "advertimos a la comunidad internacional que esto no era suficiente para provocar nuestra debacle".
"Nuestros fundamentos económicos fueron correctos, y por lo tanto hubo un factor externo que resultó perjudicial. Pero no nos tomaron en serio, nos acusaron de buscar excusas", dijo.
Y ese factor externo fue el aspecto negativo de la globalización, en especial en el aspecto financiero. "Vimos lo que puede ocurrir cuando inmensas cantidades de capitales cortoplacistas comienzan a entrar y salir de nuestras economías a gran velocidad".
Alatas destacó que además hubo especulaciones con las divisas, los fondos de pensión y los seguros.
"Hubo transacciones masivas y llegó un momento en el cual las divisas ya no eran utilizadas como modo de pago, sino como un producto del mercado. Y eso provocó una devaluación en Tailandia, Malasia e Indonesia", explicó. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/lc-ml/if/98