IBEROAMERICA: Cumbre para regular la globalización

La VIII Cumbre Iberoamericana, que reunirá en esta ciudad a 23 jefes de Estado y de gobierno de América Latina, España y Portugal, el 17 y 18 de octubre, centrará sus debates en torno a cómo regular la globalización.

Si algo hacía falta para confirmar la necesidad y la utilidad de esta conferencia anual, que celebra su octava edición en esta ciudad portuguesa, lo constituye la oportunidad con la que resolvió ocuparse de la globalización.

La decisión fue adoptada un año antes, en Isla Margarita, Venezuela, y la intención es encontrar soluciones a un problema que desborda a países, regiones, mercados, gobiernos y organismos internacionales.

El primer ministro de Portugal, Antonio Guterres, proclamó sin titubeos que "hay que regular ese proceso mundial". La globalización "plantea la necesidad de transformación de los estados nacionales, de sus funciones y reglas de actuación", añadió.

Sucumbir y considerar esta transformación "como una rendición y buscar el aislamiento no es la mejor manera de afrontar el siglo XXI, pues significaría asumir el miedo, el temor, como gobierno", según el primer ministro portugues.

Guterres insistió en que el próximo siglo será "el de las instituciones públicas internacionales, que, subordinadas a valores de ética democrática y de solidaridad humana, permitirán suministrar a los Estados los instrumentos para afrontar y sacar beneficios de la nueva era, la era de la globalización".

La situación actual es preocupante, pero no sólo en el aspecto financiero que es el que más se destaca, en especial a partir de la extensión de la crisis financiera originada en Asia, dijo.

La mundialización se manifiesta con aspectos positivos y negativos más allá de la economía y las finanzas, abarcando temas como la migración masiva, el narcotráfico, las guerras locales y regionales, el armamentismo, el sida y otros.

Al respecto, el presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, sostuvo que el humanismo debe aceptar los cambios tecnológicos y sociales y darles un nuevo impulso en el sentido positivo.

Para ello, advirtió, "habrá que imaginar un nuevo contrato social y pensar ya en la necesidad de reubicar los fines del Estado y los cometidos de la educación".

La reivindicación del papel del Estado es una constante en el pensamiento de mandatarios, políticos y expertos iberoamericanos, que volcaron su pensamiento en el libro "Globa-regulación. El desafío del siglo XXI", editado con motivo de esta conferencia, y que será distribuido a todos los asistentes a la Cumbre.

Según los mandatarios, quedaron atrás los años en los que parecía que la concepción "neoliberal" llevada hasta las últimas consecuencias había logrado eliminar ese papel y que sólo las fuerzas del mercado gobernarían la sociedad.

Podrá haber diferencias acerca de qué es lo que debe hacer y qué omitir del Estado, pero es indiscutible que éste tiene una función social que cumplir.

El presidente de Chile, Eduardo Frei, recordó que en los 70 imperaba la noción del Estado maximalista, en los 80 la del minimalista y que al finalizar esta década hay que hablar del "Estado capaz".

Para Frei, "una función esencial del Estado es la de velar activamente, a través de estrategias y programas explícitos y sostenidos en el tiempo, por la calidad del sistema en su conjunto y, a través de prácticas de discriminación positiva, por la equidad".

Los presidentes Carlos Menem, de Argentina, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, otorgaron una especial atención a la cooperación que desarrollan, y deben incrementar, la Unión Europea y América Latina, para lograr una mejor inserción en la era global.

El primero recordó que "la cooperación y la integración entre países y pueblos hermanos es una necesidad que ha estado siempre presente en nuestra historia, pero ha tenido que llegar la mundialización para que esa necesidad se convierta en un objetivo hacia el cual debemos volcar todas nuestras energías".

Cardoso entiende que es una paradoja que la globalización no haya eliminado sino dado "nueva fuerza y nuevo significado a la dimensión regional de las relaciones entre los países".

Por ello, y en referencia a la Cumbre Iberoamericana y la cooperación entre Europa y América Latina, destacó que Brasil "está decidido a seguir trabajando para ayudar a hacer de esa amistad transatlántica un ejemplo de cómo dos regiones distintas, cada una con sus peculiaridades, pueden caminar juntas"

De esa forma, "poniendo énfasis en sus intereses comunes", "se podrán alcanzar mejores condiciones para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo", declaró.

El presidente del país anfitrión, Jorge Sampaio, subrayó que "la globalización y la integración regional condicionan crecientemente la evolución de nuestras sociedades, afectando los sistemas políticos, económicos, sociales y culturales".

La lógica de la eficiencia económica "no podrá responder nunca por entero a los legítimos anhelos de nuestras sociedades, a un desarrollo más armonioso, a una más perfecta equidad y justicia social", dijo Sampaio.

"Corresponde a los Estados la responsabilidad de demostrar, con medidas y acciones concretas, que son las reglas de la democracia las que se sobreponen al mercado y no lo contrario", concluyó. (FIN/IPS/td/af/mj/ip/98

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