Las Fuerzas Armadas de Honduras celebraron hoy, en la intimidad de sus batallones y sin la algarabía de otros años, el último aniversario de su autonomía del poder civil, que sufrió recortes sustanciales a manos del parlamento el mes pasado.
Este año, las tradicionales fiestas de gala promovidas por los militares, a las que se acostumbraba a invitar al cuerpo diplomático, autoridades del gobierno y aliados, desaparecieron de la agenda castrense, cuyos portavoces se limitaron a decir que no habrá pompas ni festejos.
"Las celebraciones se harán en la intimidad de los batallones, donde se rendirán honores a la bandera, un minuto de silencio por los soldados caídos en cumplimiento de su deber y la revisión de tropas por parte de los comandantes", dijo el portavoz de las Fuerzas Armadas Mario Villanueva.
Estas nuevas formas de festejar el día dedicado a las Fuerzas Armadas de Honduras, que la constitución hondureña considera además feriado nacional, responde a los cambios a que está siendo sometida la institución armada, como parte de "sus nuevas funciones en tiempos de paz".
El portavoz militar dijo que no debe extrañar que las celebraciones del aniversario castrense se hagan ahora de otra forma, "porque entendemos que debe prevalecer el espíritu de austeridad en el país".
Sin embargo, analistas hondureños consideran que la intención de los militares de pasar desapercibidos el día de su autonomía sólo refleja la pérdida de influencia política ante los procesos de desmilitarización de la sociedad civil iniciados hace cuatro años.
La socióloga Julieta Castellanos dijo a IPS que es "muy significativo que los militares no celebraran su fecha con la pompa de otros años", pues "están molestos porque les quitaron su autonomía, su influencia y, por lo tanto, no ven nada que celebrar".
Catellanos indicó que las Fuerzas Armadas viven hoy una de sus peores crisis, con fuertes rencillas por haber cedido poder a los civiles, permitir auditorías de los entes de contralor y por las convocatorias a muchos oficiales a la Fiscalía del Estado para declarar supuestos desvíos de fondos presupuestales.
"Eso no les ha gustado mucho. Como una institución que presenta fuertes divisiones internas, creo que no tenían el mejor ánimo para mostrar una unidad inexistente, cuya credibilidad es fuertemente cuestionada por los distintos sectores sociales", agregó.
Si bien los militares dejaron, en apariencia, de tener poder político, luego de que les quitaran numerosas prebendas y les eliminaran su autonomía, incursionan en forma sigilosa en los negocios. Este viernes, por ejemplo, se aprestan a inaugurar la sede central de su principal banco.
Asimismo, a través del Instituto de Previsión Militar (IPM) que funciona con aportes del Estado, los militares entablaron negociaciones para adquirir otra radioemisora en el país, a la que piensan darle carácter noticioso para defenderse de sus "detractores", indicaron fuentes militares a IPS.
Las Fuerzas Armadas de Honduras cuentan actualmente con 18 empresas, como un banco, un cementerio, una funeraria, una aseguradora, una radioemisora, un equipo de fútbol, tarjetas de crédito y una agencia de publicidad.
Tienen, incluso, inversiones en la industria camaronera y agrícola, además de controlar una de las dos industrias cementeras que existen en el país.
Los militares "se están convirtiendo en un poder económico de competencia desleal porque hacen negocios con fondos del gobierno a través de los aportes del IPM, negocios que se debe revisar a fondo", según el escritor y diputado Matías Funes.
Su incursión en los negocios no es bien vista por los empresarios. Por ahora se les ha negado participación en el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), la principal organización del sector, recordó Funes, parlamentario del izquierdista Partido de Unificación Democrática (UD).
El legislador propuso la semana pasada a la Cámara Legislativa una revisión del gasto presupuestario de las Fuerzas Armadas y pidió las auditorías efectuadas por organismos de contralor, cuyos resultados se desconocen.
Para Villanueva, las críticas a estos negocios obedecen a "acciones de tipo ideológico, de gente con mente corta, porque nosotros lo que estamos haciendo es protegiendo el bienestar de los oficiales una vez que pasen a situación de retiro".
"Tenemos derecho a dar un ambiente de seguridad y confianza a nuestros afiliados, porque ellos también aportan al IPM, y es lógico que querramos crecer en nuestras empresas para asegurarnos un futuro decoroso", dijo el portavoz Villanueva. (FIN/IPS/tm/mj/ip/98