La columna vertebral de la economía de Honduras amaneció hoy hecha pedazos, y demorará muchos años en recuperarse de los daños provocados en solo cinco días por el huracán Mitch, el más violento de este siglo en el mar Caribe.
Desde el 26 de octubre, Mitch se situó frente a la costa atlántica provocando vientos huracanados de más de 200 kilómetros por hora que destruyeron a su paso poblaciones enteras en el departamento insular de las Islas de la Bahía, principal polo turístico de Honduras, y luego en la costa atlántica.
El fenómeno, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos y del Servicio Meteorológico de Honduras, rompió todos los patrones en el Caribe. Primero surgió como un huracán de escala cinco y luego bajó progresivamente a las escala tres y uno, pero siempre se movió lentamente frente al territorio hondureño.
Primero provocó severos daños en viviendas, hoteles, puentes, carreteras y otras obras con fuertes vientos en la costa atlántica.
Pero al bajar de intensidad y convertirse en tormenta y luego en depresión generó torrenciales aguaceros que se mantuvieron a lo largo del miércoles, jueves y viernes provocando inundaciones en todo el territorio hondureño.
Las lluvias continuaron a lo largo de este sábado y persistirán hasta el domingo, de acuerdo con los expertos del Servicio Meteorológico.
Poco a poco, al restablecer comunicación por radio y teléfono con los departamentos de Islas de la Bahía, Colón, Atlántida y Cortés, la Comisión Permanente de Contingencias Nacionales fue advirtiendo la magnitud de la tragedia de Honduras.
Severos daños a millares de vivienda, destrucción de los principales centros turísticos, más de una decena de puentes claves arrasados por los caudalosos ríos y derrumbes en puntos estratégicos de carreteras de la costa atlántica configuraron la gran tragedia.
Además, las inundaciones atacaron los fértiles valles del norte, donde hay plantaciones de banano, piñas, toronjas, palma africana y otros. En otros puntos del territorio hondureño los cultivos de café y productos básicos fueron totalmente inundados.
La infraestructura de la red de distribución de energía eléctrica, agua potable, alcantarillado y tendidos telefónicos fueron parcialmente destruidos en varios puntos.
Las represas de generación de energía hidroeléctrica tuvieron que hacer varias descargas para evitar su destrucción total, pero programadas para evitar daños mayores en las poblaciones.
Los 14.602 kilómetros de red vial pavimentadas fueron dañados en muchos de sus tramos, según el ministro de Transporte, Tomás Lozano.
En 1997, Honduras, según el Banco Central, tuvo 4.524 millones de dólares de producto interno bruto nominal, del cual cerca de 900 millones de dólares corresponden a la agricultura, silvicultura, caza y pesca.
En 1997, Honduras exportó 326,3 millones de dólares de café, 212 millones de banano, 179 millones de camarones y langosta, 65 millones de plata, plomo y zinc y en menor grado otros productos como aceite de palma, carne refrigerada, melones, piñas, toronjas, tabaco, textiles.
El total de exportaciones es de 1.447 millones de dólares, en particular a Estados Unidos, Japón y Europa.
Los daños de Mitch se concentran, precisamente, en los principales rubros económicos. Las exportaciones, al dañarse los puertos, aeropuertos, carreteras y puentes, quedaron paralizadas desde el 26 de octubre.
Millares de cajas de banano y sacos de café listos para su envío al mercado internacional quedaron varados en los muelles y depósitos.
Honduras había logrado, por otra parte, un sustancial incremento de sus ingresos por turismo procedente de Norteamérica y Europa, pero los daños a la infraestructura hotelera y otras obras hará que este rubro caiga.
Honduras se mantenía relativamente al día con unos 350 millones de dólares anuales de pago de su deuda externa de más de 4.400 millones de dólares. Obviamente, tras el paso de Mitch Honduras se verá imposibilitado de honrar los pagos de la deuda externa.
"Practicamente el país ha quedado destruído en lo económico y necesitaremos muchos años para levantarnos y recuperar los niveles normales", reconoció con preocupación el presidente Carlos Flores.
Pero lo urgente para Honduras, por ahora, es despegar las tareas de rescate y auxilio a más de tres millones de damnificados, restablecer los servicios básicos, controlar las epidemias, enfermedades y las normales acciones de pillaje y saqueo que sobreviven tras este tipo de fenómenos. (FIN/IPS/jrd/mj/en if/98