El proceso de pacificación del País Vasco salió fortalecido de las elecciones generales celebradas el domingo en esa región del norte de España.
Dos opciones políticas divergentes, pero con peso decisivo a la hora de negociar la paz, lograron un fuerte avance electoral. Se trata del centroderechista Partido Popular (PP), que gobierna España, y la coalición Euskal Herritarrok (EH), izquierda nacionalista próxima a la organización ilegal ETA.
El moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna en aquella región, volvió a ser el más votado, aunque perdió uno de los 22 escaños que tenía en el Parlamento Autónomo. La cantidad de diputados de los partidos nacionalistas (41) y españolistas (34) es idéntica a la de la anterior legislatura.
Pero el comportamiento de los electores distó de ser idéntico. Por un lado, aumentó más de diez puntos porcentuales, a 70,7 por ciento (1,3 millones), la asistencia a las urnas en estas elecciones, las primeras que se celebran con las armas en silencio, sin secuestros, atentados ni amenazas.
Por otro, dentro de esas las grandes tendencias nacionalista y españolista se produjeron importantes variaciones.
En el campo nacionalista, la más importante fue el crecimiento de EH, que logró 223.264 votos, 57.000 más que en las anteriores elecciones autonómicas, celebradas en 1994.
EH es la coalición que reemplazó a Herri Batasuna, afín a ETA, e incluye a los componentes de ésta con el agregado de algunos candidatos que en su día criticaron la violencia etarra.
Entre los partidos que defienden la unidad de España y la pertenencia a ella del País Vasco, el PP logró 250.580 votos, 103.000 más que en 1994, lo cual lo convirtió en la segunda fuerza política del región, detrás del PNV.
Todos los partidos reconocen que el próximo gobierno vasco, que deberá ser designado por el Parlamento Autónomo, será presidido por Juan José Ibarretxe, el candidato del PNV.
La incógnita que se deberá resolver es si lo hará en coalición solamente con su escisión Eusko Alkartasuna o si se incorporará otra fuerza.
En años anteriores esa tercera fuerza fue el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que aunque ganó votos perdió escaños. Lo que está excluido, por propios y ajenos, es la entrada de EH en el gobierno.
El PNV obtuvo 27,9 por ciento de los votos, el PP, 20,1, EH, 17,9, el PSOE, 17,5, Eusko Alkartasuna (EA, escición del PNV), 8,7, Izquierda Unida, 5,6, y Unidad Alavesa, 1,2 por ciento.
La mayor participación, así como el aumento de votos y de diputados del PP y EH, se deben a su actitud frente a la violencia.
El PP recogió los frutos de su firme posición contra ETA (siglas de Patria Vasca y Libertad en lengua euskera), sin violar la legalidad, y de su resistencia ante la serie de atentados mortales contra sus dirigentes locales.
El PP ganó en la ciudad de San Sebastián y en la provincia de Alava, una de las tres que componen el País Vasco. En Bilbao, la otra gran ciudad, ganó el PNV, seguido del PP. En Vitoria, la capital regional, también ganó el PP.
Euskal Herritarok (Ciudadanos Vascos, en lengua euskera) recuperó votos de ciudadanos que se fueron alejando de la opción independentista en las últimas elecciones, disconformes con su apuesta de ETA por la violencia incontrolada.
El anuncio por esa organización el 16 de septiembre de una tregua unilateral, sin plazo ni condiciones, ratificado en declaraciones a la cadena británica BBC dos días antes de las elecciones se tradujo en un aumento de los votos para EH.
Por todo ello, el nacionalista moderado y presidente autónomo saliente, José Antonio Ardanza, aseguró tras conocer los resultados electorales que la pacificación "es imparable", ya que "nadie pondrá en riesgo el proceso de paz".
Los resultados apuntan a convalidar ese proceso.
Los independentistas de izquierda comprobaron que tras la tregua de ETA crecieron sus votos. Las encuestas, que señalaban antes de la tregua un nuevo descenso en las intenciones de voto para EH, reflejaron en menos de un mes un aumento sustancial, confirmado en las urnas.
El PP pasó a ser la segunda fuerza, tras el PNV, con el mayor aumento de votos de todos los partidos. Esto fortalece la autoridad del presidente del gobierno español, José María Aznar, a la hora de discutir las condiciones para el abandono definitivo de las armas por ETA.
Esas condiciones, de manera directa o indirecta, se discutirán en ambientes políticos, como la Mesa de Ajuria Enea (integrada por todos los partidos con representación parlamentaria del País Vasco con excepción de EH) y la de Madrid (todos los partidos parlamentarios de España, también sin EH).
La primera modificación, demandada por los partidos nacionalistas moderados, será la incorporación de EH, para que sea un diálogo sin exclusiones.
El PP, que se oponía a dialogar con los violentos y sus defensores, podría aceptar esa incorporación ahora, dado que EH ha ratificado su voluntad de participar en las instituciones parlamentarias y que ETA mantiene sus armas en silencio. (FIN/IPS/td/mj/ip/98