El presidente del gobierno español, José María Aznar, anunció hoy que cumplirá la demanda de la organización ilegal ETA de trasladar sus presos cerca del País Vasco, para avanzar hacia una paz irreversible en esa región.
Después de varios meses de negociaciones con los partidos nacionalistas vascos moderados y con sus bases políticas, ETA ETA (Euskadi ta Askatasuna, o Patria Vasca y Libertad) declaró de modo unilateral un alto en sus actividades violentas, por tiempo indefinido y sin condiciones, a partir del 18 de septiembre.
La organización separatista no puso condiciones, pero todos los partidos nacionalistas, tanto los moderados como la coalición Eusko Herratariak, próxima a ETA, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la alianza Izquierda Unida (basada en el Partido Comunista), pidieron a Aznar un gesto para apoyar el proceso de paz.
Una reivindicación de ETA y Eusko Herratariak (que reemplazó a Herri Batasuna) es el traslado de los más de 600 presos etarras a cárceles del País Vasco o próximas a esa región.
El ex presidente vasco Carlos Garaikoetxea, líder de Eusko Alkartasuna, una escisión del moderado y mayoritario Partido Nacionalista Vasco), señaló que mantenerlos alejados es contrario a la ley y, además, un castigo adicional a las familias de los encarcelados.
Desde que asumió el gobierno en mayo de 1996, Aznar repitió una y otra vez que mantendría la dispersión y alejamiento de los presos etarras, por considerar que de estar agrupados seguirían actuando organizadamente, incluso dentro de la cárcel.
Aznar estaba en Perú cuando ETA anunció la tregua, y las primeras informaciones que recibió de su gabinete lo llevaron a calificar la acción etarra de "trampa" y no creer en ella.
En uno o dos días modificó su posición, anticipó su regreso a Madrid y comenzó una ronda de consultas con los líderes de todos los partidos políticos, españoles y vascos, con excepción de Herri Batasuna y Eusko Herratariak, por considerarlos antidemocráticos y cómplices de ETA.
El jueves terminó sus consultas y este viernes leyó un comunicado, en el que comenzó reconociendo que hay una situación "que ha abierto oportunidades inéditas y una esperanza generalizada de paz".
"El gobierno incorporará una nueva orientación en la política penitenciaria, consensuada, flexible y dinámica, que acompañe los avances que se vayan produciendo en el aseguramiento de la paz", si se confirma el cese de la violencia, con la aceptación de las vías políticas y los procedimientos democráticos, dijo.
Esa "nueva orientación", según todos los líderes que se entrevistaron con Aznar, incluirá el traslado de los presos a cárceles próximas a sus hogares y la libertad condicional para aquellos que ya podrían disponer de ella según la reglamentación vigente, pero que siguen en prisión.
En todo caso, Aznar mantiene su desconfianza hacia ETA y advirtió que "la carga de la prueba (sobre la sinceridad del cese de la violencia) corresponde a la banda terrorista" y no a los demócratas.
El nacionalismo vasco recibirá el próximo lunes la visita de Gerry Adams, líder del independentismo en Irlanda del Norte, que hablará en actos de Eusko Herratariak en apoyo de ese grupo y en vistas de las elecciones del 25 de este mes.
En los comicios será renovado el parlamento autónomo del País Vasco, el que a su vez designará el nuevo presidente regional.
Aznar también incluyó en su declaración, leída con solemnidad en el Palacio de la Moncloa, sede del gobierno, una clara defensa de la Constitución española y del Estatuto de Autonomía del País Vasco, a los que calificó de "logro irrenunciable".
La demanda de los nacionalistas moderados para que se reforme la Constitución fue reafirmada el jueves de noche por el parlamento autónomo de Cataluña, que aprobó una moción en apoyo del derecho a la autodeterminación.
La aprobación se logró con los votos de los nacionalistas de todos los matices, la oposición del centroderechista Partido Popular, de Aznar, y la abstención del PSOE. (FIN/IPS/td/ff/ip/98
