/ELECCIONES EN BRASIL/ Tasas de EEUU generan expectativa excesiva

La baja de intereses decidida en Estados Unidos esta semana generó expectativas mayores que sus efecto real para superar la crisis en Brasil, centro de las amenazas sobre América Latina y en plena campaña electoral.

La suerte de la economía brasileña, y, por encadenamiento, de la latinoamericana, sigue pendiente de las elecciones de este domingo y de negociaciones en Washington, durante la reunión del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial la semana próxima.

La reelección del presidente Fernando Henrique Cardoso en esta primera vuelta eliminaría un obstáculo. Ese triunfo, que exige mayoría absoluta de los votos válidos, es previsto por todas las encuestas, pero su frustración agravaría terriblemente la crisis.

La esperada reducción de los intereses decidida por la Reserva Federal de Estados Unidos el martes venía apuntalando hasta el anuncio de su presidente, Alan Greenspan, alzas en las bolsas desde la semana pasada.

El anuncio de una disminución solo de 5,5 a 5,25 por ciento puso fin al optimismo, revelando que el mercado sigue padeciendo excesos, tanto de expectativas como de desconfianza.

Las bolsas cayeron luego de la divulgación de la medida, repitiendo un comportamiento usual: suben con la expectativa y bajan con la concreción del hecho.

La esperanza de una medida más amplia era otra irracionalidad del mercado accionario, que conoce muy bien la cautela y el conservadurismo de la Reverva Federal.

La Bolsa de Sao Paulo, sin embargo, logró una ligera recuperación al final del día, cerrando con alza de 0,6 por ciento.

Pero el principal problema brasileño sigue siendo la persistencia del flujo cambiario negativo. La fuga de capitales se mantiene en un promedio de 500 millones de dólares diarios y se elevó a más de 700 millones el lunes.

Operadores de cambio estiman que la decisión de la Reserva Federal no tendrá impacto sobre Brasil, cuyo problema es de "falta de confianza y no de tasas de intereses", elevadas por el Banco Central de Brasil de 19 a 49,75 por ciento desde el 11 de septiembre, sin interrumpir la pérdida de reservas.

Ante tal cuadro, se acentúa el reconocimiento de que las medidas decisivas para Brasil, considerado en forma creciente la pieza clave que puede interrumpir o acelerar la caída del dominó mundial, son su propio ajuste fiscal y una ayuda financiera internacional.

Si resulta reelecto, Cardoso y su equipo económico tendrán aún que presentar un programa de ajuste fiscal creíble y suficientemente severo como para rescatar la confianza del mercado financiero mundial.

Será necesario un superávit primario de al menos 17.000 millones de dólares anuales, más del doble de la meta anunciada hace tres semanas, según el economista Raúl Velloso, especializado en cuentas públicas.

El Estado brasileño tiene que ofrecer garantías, con credibilidad, de que sus ingresos superarán a los gastos en una suma equivalente a 2,3 por ciento del producto interno bruto (PIB), para sacar a la economía de la trampa en que se encuentra, según el experto.

Esto es condición tanto para obtener los préstamos externos necesarios para la solvencia del país como para salir del círculo vicioso de altas tasas de interés, que conducen a la recesión económica y a mayor déficit fiscal.

El gobierno dio señales de admitir la necesidad de mayor esfuerzo fiscal. La meta anunciada para 1999, de un superávit primario equivalente a uno por ciento del PIB, es "el mínimo", dijo el secretario de Política Económica, Amaury Bier.

La ayuda financiera internacional, que Velloso también considera indispensable para alejar la crisis, parece cada día más viable. Un movimiento creciente de gobernantes, organismos multilaterales y líderes privados presiona por una solución para el caso brasileño.

Todos perderán mucho en caso de insolvencia brasileña. Por eso 50 grandes grupos industriales de Estados Unidos publicaron el lunes en el diario The Wall Street Journal un pedido al Congreso y gobierno en favor de acciones para "asegurar a Brasil la liquidez adecuada" ante los efectos de la crisis asiática.

Los bancos estadounidenses tienen invertido en Brasil una suma estimada en 27.000 millones de dólares. Un colapso brasileño arrastraría a toda América Latina, la región donde más crecen las exportaciones de Estados Unidos.

Por esa vía, el contagio llegaría a la mayor potencia mundial, ya sorprendida por la quiebra del fondo de inversiones Long Term Capital Management, antes considerado uno de los más seguros. (FIN/IPS/mo/ag-mj/if ip/98

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