COSTA RICA: Traducen la Biblia a lengua indígena

Para los bribris, una población indígena de Costa Rica, el rojo representa la alegría, un color que en la Biblia simboliza el pecado.

Retos de interpretación como éste se le presentan con frecuencia a la Sociedad Bíblica de Costa Rica, que ha emprendido la tarea de traducir al bribri el Nuevo Testamento.

"Las ideas y conceptos que podemos intepretar no siempre tienen el mismo significado para ellos, así que lo que se traduce es el sentido de una frase y no palabra por palabra", comenta Mayra Ugalde, directora de Promoción de la Sociedad Bíblica.

El pueblo bribri es uno de los ocho grupos indígenas de este país centroamericano y junto al cabécar, son los únicos que han logrado mantener su lengua al tiempo que habla el español.

El bribri es una de las lenguas con mayor número de hablantes en el país centroamericano, por lo que la Sociedad Bíblica decidió escogerlo para este proyecto.

Los bribris, con una población entre 4.000 y 5.000 habitantes, viven en una reserva especial en el sur del país, en la zona montañosa y virgen de la Cordillera de Talamanca, en el Caribe.

Se dedican a la agricultura, la caza y la pesca, y tienen un modo de vida de subsistencia básica, aunque el narcottráfico parece haber tomado el control en gran parte de la reserva.

La religión nativa se conserva con su creencia en Sibü (Dios), como creador de todo lo que los rodea y que dio la vida al mundo en un monte sagrado llamado Surayevi. Los bribri han introducido el estudio de la Biblia desde hace algunos años y se han acercado a la Religión Católica, mayoritaria en Costa Rica.

Según la leyenda, fue precisamente una indígena la que encontró en 1635 la imagen de la Virgen de los Angeles, en la ciudad de Cartago, en ese entonces la capital del país. La imagen, venerada por la población católica, "visitó" este año por primera vez a los bribris, en Talamanca.

Así, en agosto pasado, los bribris ofrecieron a la Virgen serenatas, cantos en lengua nativa, danzas y rezos. También compartieron sus comidas típicas, como arroz con cochiboqui (cabeza de cerdo), pero se prohibió la chicha (bebida fermentada), debido al alto grado de alcoholismo.

La misa en honor de la Virgen se efectúo en español, bribri y cabécar.

Al bribri ya se han traducido algunos libros del Nuevo Testamento, como Juan, Romanos, Marcos y Hechos, y se han confeccionado pequeños libros infantiles con pasajes bíblicos.

"Hasta ahora se han hecho seis de los 27 libros del Nuevo Testamento", relata Ugalde. En las traducciones han participado miembros de la Sociedad Bíblica y tres indígenas ancianos, que consideran que no vivirán para terminar el texto completo.

Lo más difícil, insiste Ugalde, es la interpretación, pues un error en la traducción puede cambiar todo el sentido de la frase. Por ejemplo, una de las palabras más importantes es el Espíritu Santo, pero para los bribris, el espíritu representa la idea de fantasma y en su lengua no existe el concepto de Espíritu Santo.

"Hay que hacer una combinación de palabras que explique ese significado. Esa palabra se traduce Sibü Wimbulo, que significa espíritu con personalidad y cualidades propias", dice Ugalde.

Los libros ya publicados se han usado en los clanes para enseñar a leer y escribir el español. Cada una de las publicaciones ha sido evaluada en la comunidad bribri con niños, jóvenes y adultos, para asegurar que el mensaje llega en forma correcta.

Para Ugalde, la intención de la Sociedad Bíblica es únicamente predicar la palabra de Dios: "Con esto estamos aportando una contribución cultural a los indígenas".

Pero más que un aporte cultural, los indígenas costarricenses coinciden en que su lucha de fines de siglo es por el derecho a la tierra que, según ellos, les corresponde.

Este 12 de octubre culiminará una marcha de indígenas hacia la capital, en donde unas 300 personas exigirán sus derechos frente a la Asamblea Legislativa (parlamento) y luego irán a la Casa Presidencial.

La Asamblea Legislativa archivó hace varias semanas el proyecto de ley que defendía la autonomía y el desarrollo de los pueblos aborígenes, a la vez que decidió conformar una comisión legislativa para estudiar la problemática indígena.

"Desde el primer encuentro en procura de nuestra nacionalidad en 1990 sabíamos que el derecho a la tierra sería la siguiente lucha, para conservar y desarrollar la herencia que hemos recibido a través de miles de años", dice Pablo Sibar, de la Asociación Cultural Ngobegue, organizadora de la actividad. (FIN/IPS/am/ag/pr/98

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