El gobierno de Costa Rica elaboró un plan de modernización agropecuaria para revertir el retroceso vivido por el sector en los dos últimos años, que se plantea como meta la competitividad y el desarrollo rural.
Se trata de un proyecto elaborado en el marco del proceso de concertación iniciado por el gobierno de Miguel Angel Rodríguez, que busca la participación de la sociedad civil y de todos los partidos políticos en la definición de objetivos de largo plazo.
El ministro de Agricultura, Esteban Brenes, dijo que se pretende lograr la competitividad por la vía de la reconversión productiva, el fortalecimiento de los recursos humanos y la modernización institucional.
A través de la reconversión, afirmó, se buscará transformar integralmente al sector mediante una estrategia que acerque a los agricultores y sus productos a los mercados.
A la vez, será indispensable el mejoramiento de los servicios de apoyo a la producción y la comercialización, la adopción de tecnologías limpias y de bajo costo, la modernización de los sistemas de créditos, la eliminación de distorsiones en la economía y la apertura comercial gradual.
El sector agropecuario representa el 18 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Costa Rica, pero el 73 por ciento del valor total de las exportaciones, y genera el 21 por ciento de los empleos del país.
Pese a la importancia que tiene para la economía del país, la agricultura cayó cuatro y seis por ciento en los últimos dos años.
La competitividad es imprescindible para el desarrollo del medio rural y Costa Rica "debe hacer la diferencia, para evitar que los pequeños y medianos productores desaparezcan", apuntó Brenes, quien manifestó su deseo de que "se integren a la economía global y competitiva".
El sector agropecuario cumplirá un doble papel en el desarrollo del medio rural, agregó el ministro. Por un lado, reforzará su papel protagónico como motor económico en las zonas rurales y, por otro, conducirá el proceso de desarrollo mismo.
Según el cuarto informe anual sobre El Estado de la Nación, realizado con participación de universidades y organizaciones no gubernamentales y apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las zonas rurales de Costa Rica tienen el doble de hogares en situación de extrema pobreza que las urbanas.
"Existen grandes contrastes incluso en áreas en las que la situación general del país se considera buena. Hay cantones cuya mortalidad infantil es más del doble del promedio nacional", que es de 11,8 por cada mil nacidos vivos, señala el informe, que fue divulgado este mes.
En cuanto a la educación de los adolescentes, las disparidades regionales son enormes: mientras el 21,1 por ciento de las personas de 15 años están al margen del sistema educativo en las zonas urbanas, en las rurales son 51,3 por ciento, agrega.
El 45 por ciento de la fuerza de trabajo está fuera del régimen de pensiones, lo que afecta en especial al sector campesino.
Brenes dijo que se avanzará hacia el desarrollo rural y la eliminación de disparidades a través de la consolidación y fortaleciendo los asentamientos, el desarrollo de un agresivo programa de titulación de tierras y la creación de un banco de tierras.
Aunque en general el plan fue bien recibido en medios políticos, se expresaron algunos temores.
El proyecto "está cargado de buenas intenciones y es sencillo y coherente', dijo Oscar Campos, ex viceministro de Agricultura y productor de arroz en la zona occidental del país, pero su debilidad radica en que no se menciona el capital semilla para lograr el mejoramiento tecnológico y la capacitación.
"En Estados Unidos, el Mercosur y en la Unión Europea se incorporan recursos para apoyar la agricultura, pero en el caso de Costa Rica vemos muy seca la fuente de recursos, y para la reconversión se requiere inversión", aseguró.
Campos recordó que, según el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), Costa Rica requiere cerca de 470 millones de dólares para modernizar su agricultura.
El diputado Guido Vargas, del minoritario Partido Acción Laborista Agrícola y ex dirigente agrario, indicó que esa fuerza se identifica con un plan de reconversión productiva.
Sin embargo, expresó preocupación porque la competitividad a la que aspira el gobierno conlleve a una apertura comercial mayor a la que se ha acordado en la Organización Mundial de Comercio, ya que considera que "la apertura debe ser gradual y no mayor a lo que se va acordando en los organismos internacionales". (FIN/IPS/mso/ag/if/98
