CHILE: Ajuste anticrisis aumentará la contaminación en Santiago

Los planes de descontaminación de la capital de Chile no contarán con recursos suficientes el próximo año, por efecto de los drásticos ajustes que el gobierno adoptó para enfrentar la crisis internacional.

Rodrigo Egaña, director ejecutivo de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), dijo el jueves último que para 1999 es posible esperar un incremento de los problemas ambientales en Santiago o, al menos, "un no aumento de la mejora".

Santiago, con cinco millones de habitantes, está considerada una de las ciudades más contaminadas de América Latina, con índices de mala calidad del aire sólo superados en la región por Ciudad de México y Sao Paulo.

El impacto de la crisis asiática, devenida hoy en crisis internacional, llevó al gobierno del presidente Eduardo Frei a ajustar el gasto público para el año próximo, que tendrá un crecimiento real de sólo 1,5 por ciento.

Los "recortes" en materia ambiental no afectan sólo al presupuesto de la Conama, sino también a programas de los ministerios de Vivienda y de Transporte vinculados a los planes de descontaminación de la capital chilena.

Los recursos asignados a Conama disminuirán entre 10 y 12 por ciento, lo cual afectará la continuidad de estudios del organismo en áreas como la medición y mitigación de gases del efecto invernadero y otros contaminantes.

El Ministerio de Vivienda y Urbanismo no contará con fondos suficientes para sus programas de pavimentación de calles en áreas periféricas de Santiago, que generan grandes volúmenes de polvo en suspensión.

Un programa de lavado y aspirado de calles, cuyo fin consiste también en disminuir el material particulado que enrarece el aire santiaguino, podrá cumplir sólo un tercio de sus objetivos a raíz del drástico recorte de fondos.

La crisis empeorará así las condiciones de vida de los habitntes de la capital, especialmente en las barriadas periféricas más pobres, que sufrirán así mismo en mayor medida el impacto del desempleo.

Y es que los fenómenos se van concatenando, porque al suspenderse o cancelarse proyectos de pavimentación de calles se cierran también posibilidades de empleo para la mano de obra no calificada, que generalmente trabaja en obras públicas.

El transporte público, considerado una de las fuentes más contaminantes de Santiago por las emisiones de plomo y monóxido de carbono, verá igualmente postergados los planes de modernización y mejoramiento.

El proyecto de incorporación de autobuses a gas natural, para sustituir las contaminantes unidades que queman combustible diesel, no contará con los fondos planificados para subvencionar a los empresarios que renueven sus equipos.

Este plan piloto de este programa se comenzó a aplicar en junio con excelentes resultados y sus metas inmediatas eran tener en circulación 25 unidades en marzo de 1990, para aumentar hasta fin de año a un centenar de vehículos.

En Santiago circulan 9.000 autobuses, que se renuevan a un ritmo de 800 por año, de acuerdo a las normas ambientales que obligan a retirar unidades que completan 10 años de circulación.

El programa no tiene como prioridad la incorporación de autobuses nuevos a gas natural, cuyo costo es de unos 140.000 dólares, sino financiar la reconversión de los sistemas de combustible de las unidades ya en uso.

El gobierno está buscando una alternativa a la eliminación en el gasto público de los fondos para subsidiar la reconversión de los autobuses, que podría consistir en el otorgamiento de préstamos estatales "blandos" a los empresarios del transporte.

Según Gianni López, director técnico de la Conama, si el plan de autobuses a gas natural se pusiera en marcha ahora y se aplicara iminterrumpidamente hasta el año 2011, se evitaría la muerte de 10.696 personas.

La cifra corresponde al número estimado de defunciones en el período por efectos del material tóxico particulado que se deposita en los pulmones de los habitantes de la capital chilena.

Según López, el ahorro en los presupuestos de Salud con una disminución de las tasas de enfermedades respiratorias, sería del orden del millón de dólares al año.

Ciudades de Brasil, Suecia, Australia cuentan con sistemas de transporte público a base de gas natural como combustible.

Los autobuses a gas permiten disminuir totalmente las emisiones de azufre, en 95 por ciento las de material particulado y en 60 por ciento las de ozono, dijo en Santiago el economista sueco Mats Ekelund, especialista en esta materia. (FIN/IPS/ggr/ag/en-if/98

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