BRASIL: Tregua financiera prolongada parece alejar el abismo

Brasil perdió 21.500 millones de dólares de sus reservas en septiembre y la fuga de capitales prosigue, pero las bolsas vivieron cierta tranquilidad esta semana, incluso con la tímida vuelta de inversionistas extranjeros.

La Bolsa de Sao Paulo cerró este viernes con una baja de 4,35 por ciento, pero se lo atribuyó a la "toma de ganancias", ante la expectativa por la segunda vuelta de las elecciones estaduales de este domingo y por el anuncio de las medidas fiscales, esperado para este martes o miércoles.

La semana fue positiva para la bolsa paulista, que acumuló un alza de 8,42 por ciento. En algunos días las sumas negociadas volvieron al nivel normal, con pequeñas inversiones extranjeras.

Pero en el primer aniversario del desplome de la Bolsa de Hong Kong el 23 de octubre de 1997, considerado el inicio formal de la crisis financiera mundial que se gestaba desde julio de ese año, el Banco Central brasileño divulgó las cifras del desastre del mes pasado.

Las reservas cambiarias del país bajaron a 45.811 millones de dólares al final de septiembre, 21.500 millones menos que el 31 de agosto y más que los 20.000 millones estimados por expertos del mercado.

La salida de capitales se mantiene, oscilando entre 200 y 500 millones de dólares al día, pese a los intereses pagados por el Banco Central, de cerca de 40 por ciento desde el 11 de septiembre.

Pero esa evasión es compensada este mes por el ingreso de inversiones directas, producto de la privatización de las telecomunicaciones y de empresas del sector eléctrico, además de la adquisición de bancos brasileños por el holandés ABN Amro y el español Bilbao Vizcaya.

Esas inversiones ya suman 3.512 millones de dólares en lo que va del mes, acumulando 21.481 millones de dólares desde el inicio del año, informó Altamir Lopes, jefe del Departamento Económico del Banco Central.

Tales ingresos "se mantienen, pese a la crisis internacional" y superarán las previsiones de 22.000 millones de dólares en este año, sostuvo Lopes.

En contrapartida, las remesas de utilidades por las empresas instaladas en el país también alcanzan niveles sin precedentes. Ya suman 5.942 millones de dólares en lo que va del año, admitió el dirigente del Banco Central.

Esas cifras, que para las autoridades indican que "lo peor ya pasó", sirven también para recordar que la relativa tranquilidad actual representa solo una tregua que se prolonga, a la espera de soluciones efectivas para la vulnerabilidad brasileña.

Por un lado el gobierno prometió para la próxima semana divulgar las medidas que compondrán el ajuste fiscal, que sumará, según se prevé, 21.000 millones de dólares o 2,6 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 1999 y elevarse 0,2 puntos porcentuales del PIB en los dos años siguientes.

El presidente Fernando Henrique Cardoso y los ministros del área económica negocian recortes presupuestarios y aumentos de impuestos con los sectores resistentes, tanto en los ministerios como en el congreso legislativo, cuya aprobación será necesaria para la mayoría de las medidas.

El anuncio se aplazó para la semana próxima con la intención de no restar posibilidades electorales a los aliados del gobierno que compiten por las 13 gobernaciones estaduales en disputa este domingo.

Mientras, prosiguen también las negociaciones del gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para una asistencia financiera de 30.000 millones de dólares, suma similar a la fuga de capitales sufrida por el país desde agosto.

El vicepresidente del FMI, Stanley Fischer, estuvo este viernes en Brasil, donde se reunió con el ministro de Hacienda, Pedro Malán. El anuncio oficial de los créditos solo ocurrirá después de definido el ajuste fiscal brasileño y los trámites usuales del Fondo.

La mitad de los recursos serán aportados por el FMI, mientras el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo ofrecen 4.500 millones de dólares cada uno y el gobierno de Estados Unidos otros 6.000 millones de dólares.

Cuando concluyan todas esas operaciones, se conocerá si el mercado confía en la capacidad brasileña de hacer el brutal esfuerzo por equilibrar sus cuentas públicas.

En caso afirmativo, América Latina podrá respirar y considerar pasado la pesadilla de 12 meses en que sus grandes bolsas, como las de Sao Paulo, Buenos Aires y Santiago, acumularon caídas de más de 40 por ciento, seguidas de cerca por México, con 27 por ciento. (FIN/IPS/mo/mj/if/98

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