BRASIL: Las telecomunicaciones sortean la recesión

El sector de las telecomunicaciones de Brasil parece despreciar los malos augurios de los economistas y se dispone a invertir unos 15.000 millones de dólares en los próximos dos años, aun en medio de la recesión que ya se abate sobre este país.

Contando con el monto de la reciente privatización del sistema Telebrás, las inversiones hasta el 2003 se estiman en 90.000 millones de dólares para atender una gran demanda reprimida.

El sector privado se propone elevar la base telefónica a más de 41 millones de líneas fijas y 23 millones de celulares.

De acuerdo con el contrato de concesión firmado con el gobierno brasileño, la nuevas concesionarias se comprometen a multiplicar por 3,2 la cantidad de teléfonos fijos y por 6,5 la de celulares.

Este ávido mercado reprimido constituye hoy uno de los negocios más promisorios del mundo y convierte al sector de telecomunicaciones en la única área de la economía brasileña en vísperas de expansión en medio de la crisis, la recesión inminente y el desempleo en aumento.

Montaje de nuevas centrales telefónicas, modernización de las ya existentes, fabricación de unos 20 millones de celulares, sistemas de venta al público y de mantenimiento a cargo de empresas de todos los tamaños son suficiente para desencadenar una expansión sin precedentes en el sector.

Se trata de la llegada a Brasil de novedades que pocos años atrás habrían parecido de ciencia ficción, como el crecimiento exponencial de la Internet, los gigantescos bancos de datos a disposición del público y las redes privadas de multimedios por las que circularán en la misma línea voz, imagen y datos.

"Considerando la gigantesca demanda reprimida, podemos asegurar que el sector de telecomunicaciones va a pasar incólume por la crisis actual", afirmó el presidente de la filial brasileña de Lucent Technologies, Virgilio Freire.

Contrariando todas las previsiones, las empresas norteamericanas permanecieron al margen de la privatización de las empresas regionales de telefonía fija, cediendo el terreno a la Telecom de Portugal y Telefónica de España.

Ambas compañías se están repartiendo el mercado latinoamericano, como en una moderna versión del Tratado de Tordesillas, el acuerdo por el cual el reino de Castilla y León y el de Portugal se repartieron sus colonias de ultramar en 1494.

Las dos empresas ibéricas anunciaron su intención de formar una red latinoamericana de telecomunicaciones, aprovechando para ello las compañías que ya operan en Argentina, Chile y Perú.

Para ellas, el mercado latinoamericano, además de un rico filón, es también un puente para ingresar al codiciado mercado estadounidense, por el cual pugnan con las demás gigantes europeas de las telecomunicaciones.

Para el gobierno brasileño, el sistema de telecomunicaciones privatizado y en proceso de modernización es una fuente inagotable de inversiones en la producción.

Las empresas del sector deberán suministrar millones de aparatos telefónicos, equipos periféricos y miles de kilómetros de cables de fibra óptica y microondas, además de construir complejos de comunicaciones y redes de distribución que generarán cientos de miles de puestos de trabajo.

Los principales "cazadores de talentos" de Brasil se quejan de la falta de profesionales para satisfacer la nueva demanda.

"Si juntamos todas las facultades de Ingeniería de Brasil, no llegaremos ni cerca de satisfacer la demanda de 3.000 nuevos ingenieros por año para las telecomunicaciones", afirmó uno de estos "cazadores".

Según un estudio de la consultoría DPS, en los próximos tres años surgirán en este sector unos 300.000 puestos de trabajo, pero como las empresas exigen un cierto nivel de preparación, en muchos casos se recurrirá a la importación de trabajadores especializados. (FIN/IPS/rs/mj/if cr/98

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