Las elecciones de este domingo en Brasil fortalecen la tesis de que un candidato es un producto, como los jabones o los automóviles, cuyo triunfo depende de una buena publicidad.
La campaña actual representó de hecho un gran avance de los recursos publicitarios, en sustitución a los factores políticos. Un subproducto es la total despolitización de las elecciones.
El ejemplo más sobresaliente es la disputa por la gobernación provincial de Goiás, en el centro del país, que se consideraba decidida de antemano con un fácil triunfo del ex ministro de Justicia y de Agricultura, Iris Rezende, jefe político local imbatible desde 1982.
Al inicio de la campaña en julio, Rezende, que ya gobernó Goiás en dos períodos (1983-1986 y 1991-1994), contaba con dos tercios de las intenciones de voto. No había adversarios para amenazar su mayoría abrumadora y se descartaba la necesidad de segunda vuelta el 25 de octubre.
La situación cambió radicalmente, no por obra de los demás candidatos, sino de un comediante conocido de la televisión, Pedro Bismarck.
Contratado por el joven diputado Marconi Perillo, de 35 años de edad y candidato socialdemócrata, el comediante se incorporó a la campaña televisiva y actos callejeros, ridiculizando a Rezende.
Para eso se valió de un personaje que lo hizo famoso en la Televisión, "Nerso de Capitinga", un tipo simplón, del interior rural, que por su ingenuidad dice verdades inconvenientes.
Bismarck se dedicó a atacar el prolongado dominio de la política local a manos de Rezende y su "familiocracia", por intentar elegir su mujer como senadora y mantener el poder provincial a través de amigos.
Las últimas encuestas indican que la votación de Rezende bajó a 45 por ciento, lo cual no le asegura la mayoría absoluta necesaria para triunfar en la primera vuelta, mientras Perillo, subió de seis por ciento en la preferencia popular en agosto a 39 por ciento esta semana.
Los gastos electorales crecieron proporcionalmente al uso de las técnicas de publicidad. Además de Bismarck, publicitarios especializados en "mercadeo político", los "marketeiros", se hicieron protagonistas de la campaña.
Nizn Guanaes, que trabaja por la reeleción del presidente Fernando Henrique Cardoso, y José Eduardo Mendonça, que orienta la campaña de doce distintos candidatos, son los más conocidos dueños de ese nuevo mercado millonario.
Las sumas en juego no son confesables, pero se estima que algunos candidatos a gobernadores de los principales estados brasileños, como Sao Paulo, Minas Gerais y Rio de Janeiro, llegaron a gastar cerca de 20 millones de dólares.
Solo en el trabajo de creación de programas para televisión y radio y de otros recursos publicitarios, como carteles y panfletos, el gasto aproximado de esos candidatos fue de cinco millones de dólares, según un experto que actuó en una campaña estadual.
La revista Veja estimó en unos 850 millones de dólares el dinero que "movieron" estas elecciones en todo Brasil, 30 por ciento en el estado de Sao Paulo. Unos 50 "marketeiros" están embolsando gran parte de esa suma.
El servicio es profesional, "sin considerar factores políticos, ideológicos o éticos", dijo el publicitario.
Mendonça, por ejemplo, trabaja para Paulo Maluf, el candidato favorito al gobierno de Sao Paulo, de extrema derecha, y para Miguel Arraes, un líder ya mitológico de la izquierda que intenta ser reelecto gobernandor de Pernambuco, un estado del nordeste.
Con la creciente preponderancia de factores publicitarios sobre la política, se agrava el debilitamiento y la indefinición política e ideológica de los partidos en Brasil.
En Sao Paulo, por ejemplo, un fuerte candidato a senador es Oscar Schmidt, el mayor jugador de básquetebol que tuvo el país, atraído por el conservador Partido Progresista Brasileño.
Su popularidad como deportista y una buena asesoría publicitaria lo convirtieron en un adversario que puede impedir la reelección de Eduardo Suplicy, del izquierdista Partido de los Trabajadores y considerado uno de los mejores senadores por sus iniciativas contra la corrupción y a favor de los más pobres.
Para ganar audiencia y la atención de los electores, vistos como simples consumidores, vale todo. Un canditado a diputado en Rio de Janeiro, Wanderley Galdeano, del Partido Socialdemócrata Cristiano, promete "el fin de la menstruación" para conquistar votos femeninos.
La posibilidad de eliminar ese período es asegurado por un método difundido por un investigador brasileño en salud reproductiva, Elsimar Coutinho. (FIN/IPS/mo/mj/ip/98