La representación de los socialdemócratas y de la oposición de izquierda en el Congreso de Brasil resultó fortalecida tras las elecciones parlamentarias del domingo 4, pero esto no afectó la correlación de fuerzas políticas en el país.
Los partidos izquierdistas que se unieron en la coalición Cambia Brasil y apoyaron la candidatura presidencial de Luiz Inacio Lula da Silva, aumentaron de 96 a 110 sus diputados.
Ahora tratan de darle carácter permanente la alianza en un Frente Amplio que uniría a laboristas, socialistas y comunistas, tanto para la oposición parlamentaria al gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso como para futuras luchas electorales.
La amplia coalición oficialista, que reúne a los mayores partidos brasileños, vio reducida de 304 a 295 su representación en la Cámara de Diputados, de 513 miembros.
No obstante, el gobierno contaría ahora con una mayoría más cómoda en esa Cámara, por el mayor respaldo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), dividido sobre el gobierno, ya que la corriente opositora de esa fuerza, la mayor del país hasta 1995, salió muy debilitada de los comicios.
Además de contar con 82 diputados, frente a 107 en 1994, el PMDB presenta ahora una mayor adhesión al gobierno. Sus líderes opositores, como Orestes Quercia y Roberto Requiao, sufrieron graves derrotas en sus intentos de volver a gobernar sus estados, Sao Paulo y Paraná, respectivamente.
Los observadores parlamentarios estiman que no lograron la reelección unos 70 diputados que siempre votaron contra las propuestas gubernamentales, aunque pertenecían a partidos que apoyan al gobierno de Cardoso.
Estos forman parte de los 238 diputados que no vuelven a la Cámara en la nueva legislatura que comienza el 2 de febrero. Su sustitución, sin embargo, genera nuevas incertidumbres ante el desconocimiento de como actuarán los nuevos parlamentarios.
El Partido de la Socialdemocracia Brasilea (PSDB), del presidente Cardoso, aumentó de 95 a 99 sus representantes en la Cámara de Diputados, consolidándose como la segunda fuerza, superada sólo por su aliado Partido del Frente Liberal (PFL), que obtuvo 105 escaños, cinco menos que su representación actual.
En el Senado, donde sólo se renovó un tercio de sus 81 miembros, el PMDB amplió su número de senadores 23 a 27. En tanto, la coalición oficialista en su conjunto vio reducir de 46 a 41 su representación, con pérdidas de los liberales y el conservador Partido Progresista Brasileño (PPB).
La oposicin de izquierda aumentó de 11 para 12 sus senadores, con el Partido de los Trabajadores fortaleciendo su liderazgo en la alianza, al ganar siete escaos, contra los cinco actuales.
Las cifras indican pérdidas para los partidos más derechistas de la coalición gobernante, los liberales y el PPB, apuntando un fortalecimiento de los socialdemócratas y de la oposición izquierdista.
Pero lo que puede dificultar un nuevo gobierno de Cardoso es principalmente el crecimiento de las denominadas "bancadas informales" en la Cámara de Diputados, que actúan en función de intereses sectoriales.
Por ejemplo, se duplicaron a 15 los diputados vinculados al Movimiento de los Sin Tierra (MST), grupo organizado que invade predios rurales y sedes gubernamentales para forzar una reforma agraria más amplia y rápida.
Con objetivos de defensa de la gran propiedad rural hay ahora 48 diputados de la "bancada ruralista", 50 por ciento más que en la legislatura que concluye. "Seremos más agresivos", anunció Hugo Biehl, lider del grupo. Los nuevos diputados de las iglesias evangélicas serán 21 e igual número los sindicalistas.
Los diputados de las "bancadas informales" suelen unirse en defensa de intereses sectoriales, aunque pertenezcan a distintos partidos.
Por este motivo, Cardoso y los líderes del oficialismo tratan de impulsar una reforma política que imponga una disciplina partidaria y penas, como pérdida del mandato, para los parlamentarios que no sigan la orientación de sus partidos. Pero los grupos informales dificultan la aprobación de tales reglas.
Además de esos problemas, el analista Janio de Freitas, del diario Folha de Sao Paulo, destacó la relativa legimitidad del nuevo mandato de Cardoso.
El presidente fue reelegido con sólo 35,9 millones de votos, 33,87 por ciento del total de electores brasileños, siendo superado por la abstención y los votos nulos y en blanco, que sumaron 36,17 por ciento.
Esto es un "certificado de su vulnerabilidad" y del desgaste sufrido por su gobierno, afirmó Freitas. (FIN/IPS/mo/ag/ip/98