La negociación que la Comunidad Andina (CA) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) desarrollan hace más de dos años tropieza con la sombra de la crisis financiera internacional.
La negociación de un acuerdo de libre comercio está empantanada en el llamado "patrimonio histórico", como se denomina a los acuerdos bilaterales de alcance parcial firmados por los nueve países que componen ambos bloques, que incluye unos 1.000 productos.
Esos acuerdos bilaterales fueron firmados en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y debían caducar el 30 de septiembre.
Ahora, ante la imposibilidad surgida en Lima el 25 de septiemnbre de llegar a un acuerdo, la vigencia de los ya suscriptos deberá prorrogarse hasta un momento que se definirá entre los días 21 y 13 en Montevideo, en una nueva reunión de ambos bloques.
La CA (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), habían acordado en abril en Buenos Aires que el 30 de septiembre sería la fecha límite para un acuerdo sobre el patrimonio histórico.
De haberse alcanzado ese acuerdo se hubiera pasado a otra etapa de la negociación para conformar en el 2000 una zona de libre comercio que reuniría a casi 304 millones de habitantes y concentraría un producto interno bruto de alrededor de 1.300 billones de dólares.
A esta negociación por etapas se llegó luego de múltiples confrontaciones que tuvieron como centro una lista de preferencias de casi 4.000 rubros, en este momento concentradas en las 1.000 del patrimonio histórico.
Antes, se intentó negociar en materia de servicios, propiedad intelectual, inversiones y compras gubernamentales, entre otros aspectos.
Más tarde la negociación se concentró en los bienes, pero las dificultades, insalvables en los aspectos normativos, llevaron en abril a concentrar la negociación en el patrimonio histórico.
Para los andinos, esta etapa es el único camino viable, porque se discute formulando argumentos sobre elementos concretos "producto por producto', dijo Gerardo Arellano, asesor del Ministerio de Economía de Venezuela.
"No es sencillo, porque cada parte tiene sensibilidades de máximos y mínimos niveles de propuestas y contrapropuestas', señaló Arellano. Según la CA, la rigidez con que el Mercosur encara las negociaciones dificulta los acuerdos.
El Mercosur reclama que en una negociación bloque a bloque todos los países tengan el mismo nivel y tratamiento, a diferencia de los actuales acuerdos bilaterales que conceden ventajas a las naciones con menor desarrollo.
"Los andinos tomaron la preferencia más alta y pretenden que el Mercosur se las otorgue", dijo a IPS el diplomático uruguayo Carlos Amorín.
La CA insiste en conceder un número importante de preferencias arancelarias solo en forma bilateral, mientras el Mercosur reclama que la mayoría de éstas sean multilaterales y que beneficien a todo el bloque.
Para el Mercosur el problema radica en que las preferencias que los andinos están dispuestos a dar en forma multilateral supondrían, en muchos casos, retrocesos respecto a las bilaterales existenes.
En algún caso, harían peligrar los mercados de algunas exportaciones del Mercosur, informó un negociador uruguayo.
Para algunos observadores, a la situación interna se agregó en las últimas semanas el factor externo de la crisis financiera internacional que puede acentuar la presión sobre el freno.
"Ante la crisis, la primera reacción es no avanzar o hacerlo lentamente hasta ver el panorama más claro", dijo a IPS Sergio Abreu, ex canciller uruguayo y negociador del Mercosur.
La situación financiera internacional "despertó el recelo de todos los actores, interconectados y globalizados" pues "ahora las prioridades son otras", comentó el experto.
Abreu agregó que "por un lado la lupa de los gobiernos está colocada hacia adentro para ver como se administra un bloque golpeado por la crisis y con especial atención sobre Brasil".
Por otro lado, detacó, la agenda del Mercosur parece más orientada a profundizar su relación con la UE, su principal socio, antes que seguir desgastándose en el región.
Sin embargo, aclaró, no se debe descuidar esta negociación, porque el Mercosur junto con el CA deberá aumentar su frente común ante Estados Unidos de cara a las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Amorín, en cambio, dijo no estar "tan seguro" de que la visión de Abreu sea todalmente correcta, porque en esta primera etapa de negociación "pesa más el tema comercial que el financiero".
El diplomático arguyó que ese panorama sería más comprensible si la discusión estuviera centrada ya en una zona de libre comercio. (FIN/IPS/rr/mj/if/98