Tailandia y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) no brindan protección adecuada a más de 100.000 refugiados que huyeron de Birmania desde 1984, denunció un informe de Human Rights Watch (HRW).
La organización defensora de los derechos humanos con sede en Nueva York destacó que la actual crisis financiera en Asia está agravando la situación, mientras Bangkok intenta agresivamente repatriar a más de un millón de trabajadores inmigrantes ilegales, 75 por ciento de los cuales son birmanos.
HRW acusó el miércoles pasado a las autoridades tailandesas de repatriar a birmanos a su país de origen sin distinguir entre refugiados y migrantes económicos.
La ley tailandesa prevé débiles protecciones a los refugiados, y los birmanos que ingresaron a Tailandia en busca de asilo político son repatriados a Birmania sin la oportunidad de presentar su caso, según el informe de 50 páginas divulgado este miércoles en esta capital.
ACNUR, cuya presencia en Tailandia data de 1977, es "menos impositivo de lo que debería ser" al desafiar las acciones y políticas de Bangkok, en parte debido a su experiencia al tratar con las difíciles políticas en relación a los refugiados de Camboya, Vietnam y Laos, según el informe.
En su ansiedad por mantener las operaciones en Tailandia, ACNUR difirió mucho de las autoridades tailandesas sobre el destino de los birmanos, con el resultado de que estos obtienen escasa atención y protección, según el informe "Indeseados y desprotegidos: Refugiados birmanos en Tailandia".
Además, en sus recientes negociaciones con Tailandia, ACNUR no obtuvo garantías de acceso total e irrestricto a los refugiados birmanos y de que se le permitiría supervisar las repatriaciones.
Tampoco logró que Bangkok situara los campamentos de refugiados a una sana distancia de la frontera, según el informe.
Human Rights Wath está "profundamente preocupado ante la falta de transparencia que rodea las recientes discusiones", las que excluyeron a organizaciones no gubernamentales activas en la frontera.
Hasta que ACNUR no obtenga acceso total a todos los refugiados birmanos en Tailandia, estos correrán peligro de ser repatriados, en violación de las leyes internacionales, indicó el informe.
Birmania y Tailandia comparten una porosa frontera, en la que viven grupos étnicos minoritarios que durante largo tiempo resistieron al gobierno militar en Rangún.
Cientos de miles de birmanos ingresaron a Tailandia en los últimos 14 años, la mayoría en busca de empleo en un país que, hasta el año pasado, fue una de las economías "tigre" de Asia.
Pero decenas de miles de birmanos, en general estudiantes y profesionales identificados con la lucha por la democracia en Brimania, y miembros de grupos étnicos minoritarios, incluyendo mons, karenes, karenis y shans, llegaron a Tailandia en busca de asilo político.
Tailandia, al igual que muchos otros países de Asia, no firmó la Convención de Refugiados, y no tiene leyes internas que los contemplen, mientras sus procedimientos de estatuto de refugiado son casi inexistentes, agregó HRW. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lp/pr hd/98