Ambientalistas y trabajadores agrícolas de Estados Unidos lanzaron una ofensiva para que el gobierno cumpla su promesa de prohibir el pesticida bromuro de metilo, resistiendo la presión de grandes empresas en sentido contrario.
Regulaciones nacionales y tratados internacionales establecen que este pesticida tóxico deberá dejar de producirse a comienzos de la próxima década, debido a sus efectos perjudiciales para la salud y de su acción destructora sobre la capa de ozono en la atmósfera.
Pero las grandes empresas agrícolas tratan de alargar 15 años ese plazo con el argumento de que la prohibición del bromuro de metilo ocasionará pérdida de competititividad y las consiguientes dificultades para el acceso a los mercados.
"Los informes apocalípticos de estas empresas suelen ser exagerados", aseguraron las organizaciones Amigos de la Tierra, la Fundación Ambiental de Asistencia Legal, la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida y Autoayuda Granjera en una declaración conjunta.
"La necesidad de proteger a los trabajadores agrícolas, a las comunidades, a los consumidores y a la atmósfera de la Tierra impone un plan para eliminar el bromuro de metilo lo más rápido posible", destacó el documento.
Estados Unidos, principal usuario de este pesticida, consume 40 por ciento de la producción mundial. Este gas inodoro se utiliza en regiones como Florida o California para controlar plagas que habitan en el suelo de cultivos como los de tomates, fresas o pimentones.
Gran parte de los trabajadores que entran en contacto con este pesticida son inmigrantes procedentes de México, América Central y Haití.
La coalición de ambientalistas y trabajadores agrícolas demandó al gobierno que mantenga su propósito de eliminar la producción del bromuro de metilo para el 2001, tal como lo establece la Ley de Aire Puro de Estados Unidos.
El documento indicó que el pesticida no deja residuos ni afecta la calidad de los productos pero, de todos modos, alertó que se trata de "uno de los productos más tóxicos utilizados en la agricultura estadounidense".
Advierte que puede causar cáncer y nacimientos defectuosos, al mismo tiempo que cita una clasificación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos según la cual se trata de una toxina crítica que puede irritar ojos y piel, provocar mareos, dolores de cabeza, problemas de riñones, pulmones y corazón, e incluso al muerte.
"Los trabajadores agrícolas se arriesgan a entrar en contacto con el bromuro de metilo, ya sea por errores en el manejo de la sustancia o cuando el pesticida se aplica", agregó el documento de la coalición.
Por otra parte, estudios realizados por organizaciones de trabajadores agrícolas en Florida revelaron que las normas de protección son ignoradas con frecuencia, y que por este motivo numerosos operarios sufrieron sobreexposición al bromuro de metilo.
Los campos fumigados con el pesticida se encuentran cerca de casas y escuelas, según los informes.
El bromuro de metilo también tiene efectos perjudiciales sobre la capa de ozono. De acuerdo con estudios científicos, su acción podría ser 50 veces más fuerte que el de los clorofluorocarbonos (CFC), cuyo uso fue prohibido en la fabricación de refrigeradores, aparatos de aire acondicionado y aerosoles.
Los 160 países firmantes del Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional destinado a proteger la capa de ozono, acordaron prohibir el uso del bromuro de metilo. Los países industrializados tienen plazo hasta el 2005, y las naciones en desarrollo hasta el 2015.
Estados Unidos fijó como meta el 2001, y las empresas agrícolas ya comenzaron a ejercer presión sobre el Congreso. El legislador del Partido Republicano Dan Miller, de Florida, presentó un proyecto de ley para que el plazo sea postergado hasta el 2015.
"Una prohibición del bromuro de metilo podría aniquilar la industria de tomates de Florida", afirmó un portavoz de la Federación Agrícola de ese estado.
A mediados de los años 80, los fabricantes de CFC utilizaban un argumento similar. Aseguraban que era imposible y demasiado costoso encontrar alternativas al uso de esas sustancias.
Pero el documento preparado por la coalición de ambientalistas y trabajadores agrícolas advierte que "una década después la historia es muy diferente", pues "no sólo se encontraron alternativas viables para reemplazar a los CFC, sino que en algunos casos éstas son más rentables".
En el caso del bromuro de metilo, la alternativa más adecuada sería el manejo integrado de las plagas, que aplica una combinación de técnicas adecuadas a las realidades agrícolas de cada región.
Este tipo de estrategia implica utilizar controladores biológicos, alternar cultivos, controlar la alimentación de las plantas y un uso mínimo de pesticidas tóxicos.
El estudio sugiere que el uso de métodos de "solarización", consistentes en la colocación de sábanas de plástico para permitir que el sol caliente el suelo y aniquile las plagas, ya fueron probados con éxito en Florida.
Otra alternativa para el bromuro de metilo es el Dazitol, un producto aprobado por la Agencia de Protección Ambiental que no contiene elementos tóxicos y ha conseguido muy buenos resultados en el control de plagas sin aumentar el costo. (FIN/IPS/tra- en/dk/mk/lc-mj/en-dv/98