La riqueza linguística de Colombia, donde las comunidades indígenas hablan 60 lenguas aborígenes y dos criollas diferentes al castellano, y la importancia del agua en la cosmogonía de esas culturas, se destacó con ocasión del Día Panmericano del Agua.
El hecho se resaltó a propósito de la reciente publicación de tres relatos sobre mitos, leyendas y usos del agua en las comunidades aborígenes colombianas, escritos en castellano y traducidos a wayunaiki, emberá y paéz, las lenguas indígenas con mayor número de hablantes.
Los relatos para niños de Pilar Lozano "Los hijos de la lluvia", "La hormiga que quiso acaparar el agua" y "La laguna que volvió a nacer", fueron editados por el proyecto Mi Amiga el Agua, del Ministerio de Desarrollo Económico, con auspicio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Los libros, ilustrados por niños de las comunidades ranchería Camino Verde, en la península de la Guajira, sobre el Caribe, El Playón, en el río Capá, en el Chocó sobre el Pacífico, y del resguardo Quizgó, en las montañas andinas del sureño departamento del Cauca, presentan el relato en castellano y lengua indígena.
Ejemplares de la primera edición de 5.000 ejemplares por título fueron distribuidos a las secretarías de Educación y Unidades de Agua de los 32 departamentos del país, por el Ministerio de Desarrollo Económico, que este viernes dio inicio a las celebraciones del Mes del Agua.
Con foros, talleres para maestros y jornadas ecológicas sobre la problemática de los recursos hídricos y campañas para estimular el ahorro y la prestación eficiente del servicio de agua potable, el Ministerio prolongará durante octubre la celebración del Día del Agua.
El Día del Agua, que se celebra el primer sábado del mes, fue instituido hace una década por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El proyecto Mi Amiga el Agua, que forma parte del programa institucional La Cultura del Agua, propone "volver la mirada hacia la historia de un millón de colombianos (de 81 etnias indígenas) que a través de los tiempos ha dado ejemplo de respeto por la naturaleza".
Concebido como un recorrido "para descubrir con ojos de niño" la tradición ancestral en torno al agua, el proyecto tuvo como primer resultado los relatos de Lozano, traducidos por expertos del Centro Colombiano de Estudios de Lenguas Aborígenes (CCELA) de la privada Universidad de Los Andes de Bogotá.
La autora dijo que el contacto con los miembros de las tres comunidades y, en particular con los niños, le permitió "constatar las marcadas diferencias que determina el agua en la vida cotidiana".
Lozano resaltó la importancia de que los niños de las grandes ciudades sepan las dificultades que pasan desde muy pequeños los niños wayúuu, de La Guajira, para obtener un poco de agua dulce.
Ellos, dijo, deben hacer largos recorridos, bajo el sol ardiente de su territorio desértico, para conseguir un poco de agua dulce en el jaguey y cargarlo en cántaros que transportan en burros hasta su ranchería.
Para los niños wayúu, recordó la escritora, el día que llueve es una gran fiesta: corren a hacer muñecos de barro en los que reproducen su ambiente de chivos, cáctus florecidos y molinos de viento.
Otra es la relidad diaria de los niños de la comunidad emberá de El Playón, un pequeño cacerío distante a cuatro horas por lancha desde Quibdó, la capital del Chocó.
A diferencia de los niños wayúu, los emberá tienen agua en abundancia. Su región es una de las de mayor pluviosidad en todo el mundo.
También es muy distinto el entorno de los paeces, en el Cauca, donde los niños juegan con duendes, disfrutan el prodigio del arco iris y siembran ojitos de agua para que el verde de los Andes no se acabe.
El director del CCELA, Tulio Rojas Curieaux, dijo a IPS que la labor de traducción, a cargo de nueve etnolingüistas, signifió un paso adelante en el desarrollo oral y escrito de las tres lenguas y materializó el mandato constitucional "de reconocimiento y protección de la diversidad étnica y cultural de la nación".
"Hasta hace 10 años, Colombia se percibía a sí misma como un país esencialmente monolingüe y las minorías -con sus especificidades históricas y culturales- eran poco visibles", afirmó Rojas Curieaux.
"La existencia de lenguas aborígenes era asumida por muy pocos sectores de la academia nacional", lo que hoy ha cambiado "y tanto los problemas territoriales y políticos como las espcificidades culturales y linguísticas de las minorías tienen un espacio importante en la representación social", añadió.
Además de Mi Amiga el Agua, el programa La Cultura del Agua impulsa en todo el país el proyecto Clubes Defensores del Agua, dirigido a docentes y niños de básica primaria, que propone la organización por la defensa de este recuso vital.
Alrededor de 12.500 niños y niñas de unos 200 planteles en 20 departamentos se han organizado durante los últimos tres años en los Clubes Defensores del Agua. Ellos, junto con los niños que participaron en la recopilación e ilustración de los relatos, son los primeros destinatarios de la colección de obras bilingües.
Otros proyectos del programa, como Organicemos Nuestra Empresa de Acueducto y Alcantarillado, y Participación Comunitaria en Proyectos de Agua y Saneamiento, también son impulsados en municipios menores (menos de 60.000 habitantes) y zonas rurales.
Colombia es un país con una gran riqueza hídrica -el cuarto a nivel mundial- pero de gran vulnerabilidad por la tala indiscrimada de bosques, de 600.000 hectáreas deforestadas anualmente, en promedio.
Con énfasis educativo, La Cultura del Agua propone la articulación de las leyes ambientales y de servicios públicos, propiciando nuevos espacios de participación comunitaria para la prestación eficiente de los servicios domiciliarios, en un contexto de sostenibilidad ambiental.
El nuevo Régimen de Servicios Públicos se expidió en 1994, cuando la orientación de la política para el sector de agua potable y saneamiento básico se asignó al Ministerio de Desarrollo Económico.
Desde entonces, el Ministerio impulsa las celebraciones del Día Panamericano del Agua y la del Día Mundial del Agua, instituido por la Organización de las Naciones Unidas para conmemorarse el 22 de marzo. (FIN/IPS/mig/ag/en-cr/98