El Banco Mundial aplaudió la "revolución verde" que impulsó a la agricultura de Asia y América Latina en los años 60, a la que considera una demostración de que el acceso al conocimiento impulsa el desarrollo de los países pobres.
"Hay pocos ejemplos similares al de la 'revolución verde' sobre la forma en que el conocimiento, o su ausencia, pueden incidir sobre el desarrollo", dice el informe de 1998 sobre Desarrollo Económico Mundial dado a conocer este domingo.
Pero algunos expertos cuya opinión no figura en el informe del Banco Mundial cuestionan los resultados de la "revolución verde" porque, pese al innegable aumento de la producción agrícola, se produjo también un desarrollo a gran escala de variedades de semillas que lograrán mejores resultados.
Como "revolución verde" se conoce la aplicación a partir de la década del 60 de diversas técnicas de cultivo, en especial apelando a fertilizantes, pesticidas, maquinarias y semillas mejoradas, para aumentar el rendimiento de las cosechas.
El comentario del Banco Mundial se enmarca en la estrategia de la institución rumbo a convertirse en un "banco de conocimientos" en el 2000.
"Cada uno de los enviados del Banco para cumplir misiones en el mundo acumula un tipo de conocimiento, y la meta es difundirlo dentro y fuera de la organización", dijo Lyn Squire, una de las autoras del informe.
Sin embargo, Squire reconoció que hay "asuntos delicados" para los cuales será necesario realizar una "confirmación de calidad".
Algunos expertos en agricultura consideran que uno de esos "asuntos delicados" es la "revolución verde", pues manifiestan dudas en torno a la disposición del Banco Mundial a difundir los diversos puntos de vista que existen sobre los resultados de esta estrategia.
El Informe del Banco Mundial no informa sobre lo que algunos expertos consideran errores de la "revolución verde", la mayoría planteados por organizaciones ambientalistas.
"La 'revolución verde' no fue una estrategia basada en el conocimiento, sino en la tecnología, y por lo tanto impulsaba a los agricultores a utilizar más pesticidas, en perjuicio del ambiente", dijo Barbara Dynham, representante de la organización Pesticides Trust.
"Nos hubiera gustado que el Banco Mundial se preocupara más de esta cuestión", dijo Dynham.
Sin embargo, el informe se refiere en términos favorables al sistema conocido como manejo integrado de plagas, que considera el uso de mecanismos biológicos de control de insectos, un mejor uso del suelo y una rotación adecuada de los cultivos.
Otro asunto relacionado con la "revolución verde" que no fue abordado por el Banco Mundial fue que esta estrategia aumentó la brecha entre agricultores ricos y pobres en países como México, India y Pakistán.
El economista Rehman Sobhan, autor del libro "Reforma agraria y transformación social", comentó que la "revolución verde" provocó el surgimiento de un campesinado capitalista controlador de tierras y mano de obra, en un esquema de tipo feudal.
"Esta clase consolidó su control de la tierra con intervenciones en sectores como el agua, el crédito y los mercados", dijo este académico.
México, considerado el pionero de la "revolución verde" entre 1950 y 1970, logró un crecimiento espectacular de su economía. Pero las desigualdades también se ensancharon.
Un informe del propio Banco Mundial, realizado en 1978, estableció que, entre 1950 y 1960, 80 por ciento del crecimiento de la producción fue controlado por los agricultores ricos que representaban a solo 3,5 por ciento del sector. Los agricultores más pobres apenas aportaron cuatro por ciento.
En el caso de América Latina, según Sobhan, la "revolución verde" benefició en esencia a los más ricos, que contaban con los recursos necesarios para acceder a la tecnología.
El Banco Mundial asegura que esta disparidad se produjo por la escasez de crédito y la falta de información. Cuando los agricultores pobres se enteraron de los beneficios de esta "revolución" y tuvieron acceso a los bancos, también consiguieron prosperar, argumentó el organismo. (FIN/IPS/tra- en/dds/mk/lc-mj/dv/98