Si no es cierto que "el que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón", alguna misericordia o trofeo debe darse a los 100 minutos de risa y buen cine del largometraje que Venezuela produjo y estrenará el 21 de este mes: "Cien años de perdón".
Valiéndose de los códigos estéticos propios del cine policial negro y con una narración en tono de comedia, el cineasta argentino radicado en Caracas Alejandro Saderman armó una sátira, muy cercana al público, sobre la crisis financiera que sacudió a Venezuela en 1994 y 1995.
Cuatro amigos que ya pisan los 40, pertenecientes a la clase media empobrecida pero en absoluto profesionales del hampa, deciden dar un "golpe", incursionando en un banco disfrazados de interventores oficiales para transferir dinero a una cuenta suya en una isla del Caribe.
Mientras Horacio, Valmore, Rogelio y Vicente preparan la incursión, Saderman los va identificando con el espectador urbano común y corriente, al tiempo que la risa se apodera del público merced al ágil guión y al talento del elenco, en el que destaca Orlando Urdaneta (Horacio).
El banco elegido ya fue quebrado y prácticamente saqueado por su propietario, un estereotipado banquero corrupto, y los cuatro amigos podrán descubrir una madeja de estafas y complicidades, pero su propia operación fracasa y en vez de dinero llegan la policía, la televisión y la dimensión pública del caso.
El guión entonces da un paso al frente y admite con escenas e imágenes la inspiración de "Tarde de Perros" -al extremo de que la televisión revela una veleidad homosexual en uno de los protagonistas- pero sin que las situaciones a veces inverosímiles abandonen ni por un instante su tono venezolano.
"Tener una pistola sin balas es como tener una novia sin tetas", dice de pronto Horacio para justificar el armamento que lleva ante sus indecisos amigos.
Y cuando amenace con revelar sus hallazgos dirá: "Tenemos la lista de quienes estafaron, de los políticos que los ayudaron (…) y además tenemos hambre después de 15 horas aquí".
Saderman evoca acontecimientos que marcaron la cotidianidad de los venezolanos esta década: una jueza arrojó desde un vigésimo piso millares de billetes intentando huir, y el cineasta recrea la escena para cubrir las espaldas de sus improvisados delincuentes.
Tampoco existieron en la vida venezolana, hasta que para vergüenza de los gobernantes se hicieron frecuentes, las manifestaciones de ahorristas o las de ancianos enfermos reclamando el pago de sus pensiones. Saderman apenas necesitó colocar allí algunas de sus más graciosas figuras de reparto.
Los venezolanos recibieron el impactado de auténticas "tardes de perros", en las que la televisión interfirió el curso de la batalla policías-secuestradores con su afán de primicia, y en "100 años de perdón" no pudo faltar la incursión del telenoticiario "Ojo Avizor".
"Hace unos 20 años, en la época del boom del cine policial en Venezuela, el público se reconocía mucho en sus películas. Eso se fue perdiendo, pero nosotros hemos tratado de retomarlo", dijo Saderman a IPS.
La búsqueda de identidad con el público está dada por el tema, pues millones de usuarios de los bancos padecieron con la crisis, por el relato como historia de cine policial negro, la opción por la comedia y por la adaptación del guión al reparto estelar.
"A cada actor se le contactó mucho antes de iniciar la filmación. No se hizo 'casting' para los personajes importantes. Los guionistas sabían quienes eran y eso les ayudó a desarrollar los personajes", dijo Saderman.
"La película sirve para liberarnos, con tanta risa, del rencor que acumulamos al padecer la crisis financiera", comentó el actor Mariano Alvarez (Vicente), quien integra con Urdaneta, Daniel Lugo y Aroldo Betancourt el cuarteto de "mosqueteros" de la alicaída clase media venezolana.
La crisis financiera de 1994-1995 hundió 17 bancos que poseyeron 60 por ciento de los activos del sector en Venezuela, y su financiamiento costó al Estado unos 8.000 millones de dólares, 16 puntos del producto interno bruto.
La población pagó además un alto precio al soportar en los años subsiguientes las mayores tasas de inflación de América Latina.
Los auxilios financieros del Estado alimentaron en la mayoría de los casos operaciones centrífugas de dinero y se entablaron juicios por estafa a la Nación contra un centenar de directivos y gerentes de bancos. Por eso, uno de los personajes invoca como justificación para el golpe que "el que roba a un ladrón"…
Saderman trabajó durante años el género documental y su primera película de ficción, "Golpes a mi puerta" (1993) fue postulada por Venezuela para optar a un Oscar como mejor película extranjera, además de cosechar aplausos en los festivales de Berlín y Montreal.
"100 años de perdón" es una coproducción de empresas venezolanas, Lichtblick (Alemania) y TBT Latin América (Estados Unidos) que ya tuvo un primer éxito en el festival de Toronto el mes pasado, cuando el público agregó sillas portátiles a la sala para poder verla, según el crítico local Sergio Dahbar.
Ahora, la que Saderman llama "comedia agridulce", con música del salsero puertorriqueño Andy Montañez, se mostrará al público que, si no busca la fortuna con un golpe de mano, como los personajes, al menos enfrenta el rencor con el entusiasmo de la risa. (FIN/IPS/jz/ag/cr/98