En un museo de Ciudad de México se exhiben unos 2.000 zapatos de diferentes épocas y continentes, desde una vieja suela del siglo VI antes de Cristo hasta la réplica de las botas del primer astronauta que pisó la luna.
Símbolo de estatus, instrumento de superstición y objeto de codicia de los coleccionistas, el zapato ha caminado a la par que la humanidad por lo menos los ultimos 14.000 años, según se desprende de ciertas pinturas rupestres que lo ilustran en ese entonces, cuando su única función era proteger los pies.
En el Museo del Zapato de la capital mexicana se presenta una gran variedad de estilos de calzado, entre ellos el famoso "captlin" o zapato azteca, antecesor del guarache mexicano y considerado el de mayor antigüedad, pues fue encontrado en la tumba de un niño azteca que data del siglo XII.
Los historiadores del museo cuentan que hace 2.000 años el zapato era de uso exclusivo de reyes y sacerdotes, y hasta el siglo XVII no había izquierdo o derecho, pues todos eran iguales y había sólo tres medidas: el chico, el mediano y el grande.
Se cree que los primeros zapatos fueron las sandalias. Los egipcios, por ejemplo, las confeccionaban a partir de las huellas de las pisadas de los hombres en la arena mojada, hacían la suela y usaban tiras de piel sin curtir. Este tipo de calzado resurgió con fuerza en los años 20.
En el museo sobresalen, además, las plataformas que se usaron en los años 70, muchas de las cuales volvieron a estar de moda, así como un área especial para diseño de modelos raros.
Entre éstos destacan los de fantasía, inspirados en el ajedrez, las cartas y hasta en un rompecabezas, otros elaborados con pieles animales, como la de cocodrilo, y unas 20.000 miniaturas, elaboradas a partir de diversos materiales.
Del zapato existen muchas historias y teorías. Por ejemplo, se conoce que durante más de mil años las niñas de la aristocracia fueron sometidas a la deformación de los pies para hacerlos más pequeños, pues la jerarquía se medía por el tamaño del pie.
El presidente del museo, Rafael Meriño, cuenta que por medio de los zapatos se conoce a la persona y que a través de los tiempos éstos han tenido diferentes significados.
Según las tradiciones occidentales, se sabia de antemano que un hombre enfermo estaba por morir si aparecía un zapato al costado de su cama, mientras que en China era símbolo de armonía en la pareja cuando se ofrecía como regalo de boda, añade.
Por el contrario, los árabes los usaban para dar a entender a sus esposas que querían divorciarse, y en ese caso los colocaban en la puerta de su casa. Los alemanes, por su parte, los utilizaban como remedio para curar el insomnio, al ubicar un par de zapatos con la suela hacia arriba debajo de la cama.
Pero los antiguos romanos pensaban que era de mala suerte empezar el día calzándose primero el zapato izquierdo, por lo que se cree que de ahí proviene la frase: "Hoy te levantaste con el pie izquierdo".
Otro dicho al cual se apela con frecuencia es "Zapatero a tu zapato", y se debe a que la fabricación de cualquier calzado es un proceso que lleva más de 100 operaciones diferentes y requiere de mucha especialidad, expresó la diseñadora Carla Castellanos.
Los zapatos han sido fuentes de inspiracion para músicos, literatos, pintores y cineastas.
Y han motivado a coleccionistas como Guadalupe Coeto, quien en 27 años ha reunido más de 900 ejemplares en miniatura, a partir de materiales como chicle, chocolate, jabón, piel, madera, cristal u oro, en formas tan variadas como llaveros, ceniceros, macetas, navajas, peines y alfileteros.
El fabricante Ricardo Piña aseguró que en el mundo del cine hay actores que han tenido que ver mucho con los zapatos y hasta escenas donde éstos juegan roles protagonicos.
En los grandes musicales, el zapato tomó ritmo y se convirtió en estrella al lado de grandes bailarines como Gene Kelly, mientras en el cine animado el momento cumbre lo alcanzo "La Cenicienta".
En "La Quimera del Oro", Charles Chaplin se come uno de sus botines por falta de alimentos en un crudo invierno, mientras en la primera secuencia de la película "Pacto siniestro", Alfred Hitchcock marca la diferencia de personalidades de sus protagonistas a través de los zapatos.
De todo esto se puede conocer en el Museo del Zapato en México. (FIN/IPS/rr/ag/cr/98