La suspensión de trabajadores previstas por la industria automotriz en Argentina, debido a la crisis financiera y la caída de exportaciones a Brasil, representarán a fin de año 2.253.000 horas no trabajadas y una disminución de alrededor de 25 por ciento de los salarios del sector.
A esto hay que sumar el millón de horas de suspensión que la empresa Fiat, que produce el 25 por ciento del total del sector, viene aplicando desde diciembre pasado, cuando se contrajo el mercado brasileño, destino del 50 por ciento de su producción.
La situación es preocupante en las provincias de Córdoba y Buenos Aires, donde están radicadas las terminales, ya que la disminución de los ingresos tendrá efectos negativos sobre las economías familiares y el consumo.
Fiat emplea a unas 3.000 personas, que perciben salarios promedio de 700 dólares y han sido afectadas por un cronograma de suspensiones desde diciembre de 1997.
Los acuerdos entre las empresas y el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en agosto partieron de la base de que "en el último cuatrimestre las empresas suspenderán 2.253.000 horas de trabajo y sólo producirán el equivalente a un trimestre".
Así lo informó a IPS el secretario general adjunto de SMATA, Manuel Pardo, quien destacó que, "en los acuerdos individuales que las empresas alcanzaron con los trabajadores, se comprometieron a pagar el 75 por ciento de los sueldos".
Chrysler, General Motors, Renault, Ford y Volkswagen también llevan adelante programas de suspensiones que afectan a unos 9.000 trabajadores, en su mayoría de las provincias de Córdoba y Buenos Aires, donde están radicadas las plantas de producción.
Volkswagen, que emplea a 3.000 personas, "realizó un ajuste de su plan de trabajo, lo que le permitió reducir a menos de una jornada las suspensiones semanales", señaló el gerente de Relaciones Institucionales de la empresa, Jorge Olivieri.
Esa compañía también destina el 50 por ciento de su producción a Brasil, por lo que la retracción del mercado de ese país ha tenido un fuerte impacto en las previsiones de la empresa, según Olivieri.
Ford, que exporta a Brasil el 60 por ciento de lo que produce, suspendió su actividad de dos turnos de trabajo a uno y decidió adelantar las vacaciones para la primera quincena de diciembre, con el objetivo de retomar las operaciones a comienzos de 1999.
Las suspensiones en la industria automotriz se dan en un contexto signado por una desocupación de 13,2 por ciento, lo que se traduce en 1.691.000 de desocupados, y en momentos en que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) anunció que entre mayo y agosto 16.000 personas perdieron sus empleos.
En Buenos Aires, la desocupación es del 14 por ciento y en Córdoba del 16 por ciento.
Aunque los empresarios demuestran preocupación por el panorama del sector, también expresan confianza. Olivieri, por ejemplo, estima que el escenario puede cambiar en unos seis meses y, como la mayoría de sus colegas, tiene expectativas en la recuperación del mercado brasileño.
Pero para los trabajadores la situación es diferente, ya que en el último cuatrimestre de este año muchos percibirán un salario menos, como consecuencia de la reducción del 25 por ciento mensual de sus ingresos.
De acuerdo con el anuario estadístico de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), en 1997 se produjeron en Argentina 446.045 vehículos, en casi 40 millones de horas de trabajo, de los cuales 228.000 fueron al mercado interno, en tanto se exportaron 210.000.
En septiembre, la producción nacional cayó 4,4 por ciento en relación con agosto, pero el total de los primeros nueve meses registró un aumento del 14,6 por ciento comparado con el igual período de 1997.
Las exportaciones de enero a septiembre crecieron 31,9 por ciento, respecto de las registradas en igual período del año pasado.
La mayor caída la presenta el mercado interno, que en septiembre se redujo 11 por ciento respecto de agosto y 12,9 por ciento en relación con septiembre de 1997, según consigna el informe mensual de ADEFA.
La crisis del sector automotor repercutirá sobre la industria de autopartes, que ya espera una disminución de la demanda.
El titular de la Asociación Argentina de Fábricas de Componentes, Horacio Larré Oroño, expresó su preocupación más que por la situación de Brasil, "que no sólo reducirá sus compras sino que intentará reforzar sus exportaciones hacia aquí".
El 66 por ciento de la producción nacional de autopartes se vende a Brasil y, si no se reactiva la producción nacional de automóviles, el sector enfrentará grandes dificultades. (FIN/IPS/va/ag/if/98